Mientras Turquía sigue reforzando sus bases militares en el Kurdistán Iraquí mediante la construcción de sólidas infraestructuras, el transporte de armamento pesado y más personal militar, el país también afirma estar inmerso en un proceso de paz con las personas políticas kurdas.
Turquía continúa sus operaciones expansionistas en Rojava tratando de aniquilar a las Fuerzas Democráticas Sirias sin dejar que los diferentes partidos en Siria negocien en sus propios términos.
La última vez que hubo una negociación de paz entre Turquía y el Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK, por sus siglas en inglés), terminó con una masacre descarada de más de dos mil personas civiles kurdas de Suur, Cizre, Nusaybin y otros lugares, en la que vecindarios enteros fueron arrasados en bombardeos aéreos turcos planificados con antelación.
Mientras que las comunidades indígenas de la zona están sedientas de paz y de reconciliación, los “esfuerzos de paz” de Turquía no inducen una sensación de seguridad y esperanza. Turquía debe poner fin a sus políticas expansionistas, reconocer los derechos del pueblo kurdo en Turquía y dejar que las comunidades de Mesopotamia y de los Montes Zagros participen libremente en la creación de un sistema político en el cual puedan prosperar con toda su multitud de diversidad.
Oremos por la liberación de las personas disidentes encarceladas.
Oremos por una paz real en el Medio Oriente y por la seguridad y la soberanía de las comunidades indígenas de Mesopotamia y de los Montes Zagros.
