por Emily J. Dueck
Este verano tuve el privilegio durante diez dias de participar en la delegación ECAP de Solidaridad con Pueblos Indígenas. Nuestro grupo de siete participantes ganó una nueva comprensión en cuanto a las relaciones entre indígenas y no-indígenas, escuchando las historias y conociendo las luchas de gente indígena en Winnipeg, Kenora, Shoal Lake 40 y Grassy Narrows. Me encontraba continuamente en conflicto interno entre sentimientos de incomodidad y asombro reverencial, viendo tanta belleza, sabiduría y fortaleza en las culturas y tradiciones indígenas, pero al mismo tiempo sintiéndome incómoda como persona de ascendencia europea que sigue beneficiando de las estructuras del colonialismo.
Antes de esta delegación, había leido y refleccionado mucho sobre las relaciones entre indígenas y no-indígenas y sobre los pasos adelante desde la era colonial hacia la descolonización. Pero oyendo las experiencias e historias directamente, y viendo los sitios, me dió una nueva perspective sobre las injusticias impuestas a gente indígena y todavía en curso, y sobre su poder de recuperación y resistencia contínuas frente a tantos obstáculos. Me afectaron profundamente las historias de sobrevivientes de las escuelas residenciales y las expresiones de desengaño contínuo con las promesas rotas de los gobiernos.
Después de pasar un par de dias enterándonos de las realidades de la gente de primeras naciones en Winnipeg, visitamos Shoal Lake 40, una reserva sobre una isla artificial a unas dos horas al oeste de Winnipeg, que no tiene ningún acceso a la tierra firme durante las temporadas en las que se forma o se derrite el hielo cada año. Las 250 habitantes de esta comunidad, situada en el lago que sirve de fuente del agua potable para la ciudad de Winnipeg, no tienen seguridad ni de agua ni de alimentación. Tienen que comprar sus provisiones en la tierra firme, y cada semana desde 1997, para poder tener agua limpia, los miembros de la comunidad han transportado camiones llenas de agua potable en botellas de 20 litros.
Shoal Lake 40 parecía otro mundo distinto: las estructuras estaban en mal estado y no habían sistemas adecuadas ni de eliminación de basura ni de depuración de aguas residuales. ¿Podría ser realidad que comunidades a unas pocas horas de Winnipeg vivan en condiciones tan empobrecidos? La buena noticia en Shoal Lake 40 es que están en el proceso de construir «Freedom Road» (Camino de la Libertad) que les dará acceso a la tierra firme y llevará a nuevas oportunidades económicas y a la construcción de un sistema de depuración.
Uno de los puntos culminantes de la delegación fue el privilegio de participar en un encuentro de mujeres indígenas cerca de Grassy Narrows. Pasamos un fin de semana visitando con las mujeres en un wigwam grande, presenciando su música, sus tradiciones y sus ceremonias. Una de las realidades lamentables era que para muchas de estas mujeres, esto fue su primera experiencia de esas tradiciones. Después de un siglo de asimilación forzada a las normas europeas, ancianos que todavía recuerdan sus idiomas y tradiciones han estado enseñandolos a las generaciones más jóvenes. Nuevamente me encontré con las emociones en conflicto. Estaba impresionada por las relaciónes profundas que tienen estas mujeres entre ellas y con la tierra, y por la forma en la que celebran, pero me sentí algo incómoda cuando algunas de ellas comentaron sobre el hecho de que estábamos tantas mujeres blancas, lo que consideraban una imposición.
A lo largo de la experiencia de esta delegación ECAP, refleccioné sobre las compejidades profundas de las relaciones indígena/no-indígena, y también sobre la cuestión de como los canadienses no-indígenas pueden beneficiar de la sabiduría de los pueblos indígenas. También contemplaba los próximos pasos que hay que dar para seguir caminando por el sendero de la descolonización, eventualmente devolviendo a las comunidades indígenas su salud, su autonomía y su prosperidad. Encontré sabiduría en un artículo de Katie Boudreau Morris, Decolonizing Solidarity: Cultivating Relationships of Discomfort (Descolonizar la Solidaridad: Cultivando Relaciones de Incomodidad.) Ella escribe:
Qualquiera que sea la forma que tome la descolonización,trabajar en solidaridad con las luchas indígenas implica tomar responsabilidad por nuestra relación con la tierra, incluyendo las emociones incómodas y los desafios de identidad personales y nacionales que vienen con eso.
Quizás al tomar posesión de nuestra incomodidad en cuanto a las relaciones entre indígenas y no-indígenas, estaremos impulsados a ir más allá de nuestros temores hasta deshacer los agravios y trabajar hacia el respeto y acogida recíprocos. Poseer nuestra incomodidad señala al menos una voluntad de ir adelante. Para que sigan mejorando las relaciones entre indígenas y no-indígenas, son cruciales las experiencias de escucharnos con profundidad como lo hicimos en esta delegación ECAP. Así se podrá avanzar en el proceso de buscar justicia para las comunidades indígenas.