El 6 de agosto de 1994, un único proyectil de artillería disparado desde Irán alcanzó el patio de la casa de Kak Hasan Ali en Qaladze, Kurdistán Iraquí. Cayó entre sus amistades y sus familiares, quienes aprovechaban una pausa en los bombardeos iraníes y la guerra civil kurda para sacar agua del pozo de Hasan. Murieron 21 personas, entre ellas mujeres embarazadas y niñes, y al menos otras nueve resultaron gravemente heridas.
La casa de Kak Hasan ha sido reparada desde entonces, pero el recuerdo del suceso ha resurgido en forma de una gran grieta que recorre la pared exterior desde el lugar donde impactó el proyectil. «Hicieron falta diez tanques de agua para limpiar la sangre de aquí», dijo Kak Hasan durante la primera visita de ECAP-KI en junio del 2023. Al igual que la casa, las vidas pueden reconstruirse, pero el daño subyacente no puede eliminarse fácilmente. Kak Hussein Ali, hermano gemelo de Kak Hasan, que vive al lado, dijo a ECAP: «Llevamos 29 años esperando a que alguien escuche nuestra historia. Al principio, la gente nos visitaba, pero hablaban y no escuchaban. Aunque no consigamos indemnización, el que ustedes escuchen nuestras historias ha reducido a la mitad nuestro dolor».
A principios de este año, el equipo de ECAP-KI inició un proyecto para recopilar datos sobre las comunidades del norte de Irak afectadas por los bombardeos transfronterizos turcos e iraníes desde 1990. Desde entonces, el equipo ha recopilado casi 2,000 casos de violencia contra civiles. Cada caso es una persona individual, un ser humano—la hija o el hijo, la amistad, la pareja o, el hermano o hermana de alguien.
Al recopilar datos sobre las personas afectadas, ECAP-KI ha descubierto incidentes significativos, como el de Qaladze, olvidado durante mucho tiempo por la comunidad en general. El impacto de estos bombardeos está siempre presente entre les sobrevivientes, las familias y los grupos comunitarios más unidos. Es importante que estas personas sean conocidas y escuchadas.
Oremos para que ninguna otra familia tenga que soportar esta tragedia ni esperar 29 años para que se reconozca y se haga justicia. Oremos por las víctimas, les sobrevivientes y les familiares de la masacre del 6 de agosto en Qaladze. Oremos para que las voces de las personas que no han sido escuchadas, han sido silenciadas y oprimidas se conviertan en rugidos que se oigan alrededor del mundo.