El asesinato de Muhammad Kamran Ashiq, ciudadano paquistaní que había vivido en Grecia durante la mayor parte de su vida, a manos de la policía — en la comisaría de Agios Panteleimonas (en Atenas) el 21 de septiembre — puso de manifiesto una vez más la realidad más flagrante y brutal de la violencia sistémica y el racismo en Grecia.
Su muerte, causada por palizas policiales, no fue un incidente aislado, sino parte de una pauta más amplia de abusos e impunidad. Todos los días, personas migrantes y personas de color son aterrorizadas y perseguidas por la policía en las calles, al tiempo que se enfrentan a una violencia similar en el interior de las comisarías griegas, donde son apartadas de la vista, golpeadas, torturadas y, en ocasiones, asesinadas por policías que ejercen su excesiva autoridad sin control.
Esta brutalidad refleja el arraigado racismo incrustado en el aparato estatal. Desde las violentas y mortíferas represiones en las fronteras, donde se secuestra a las personas migrantes y se les obliga ilegalmente a regresar en condiciones peligrosas, hasta la explotación de les trabajadores migrantes; el sistema racista de Grecia se extiende por todas las instituciones. La violencia policial no es la única forma de opresión — burocracias indiferentes, empleadores explotadores y una sociedad que con demasiada frecuencia mira hacia otro lado sostienen estas opresiones.
La muerte de Muhammad Kamran Ashiq simboliza algo más que un acto singular de violencia. Es un recordatorio del racismo y de la violencia cotidianos que se normalizan y perpetúan. Las personas migrantes son tratadas como desechables, se les niega la dignidad y son objeto de una violencia que los medios de comunicación suelen ignorar. Este silencio, combinado con la impunidad policial, permite estos horrores continuos.
Nos negamos a permanecer en silencio ante tal inhumanidad. Nos alzaremos contra estas atrocidades de brutalidad policial y contra todo el sistema de racismo y opresión. Nos solidarizaremos con las víctimas de la violencia de Estado y exigiremos justicia y rendición de cuentas. Seguiremos orando y luchando contra la brutalidad policial, ya que esto también es una lucha contra el racismo que la sustenta y contra un sistema que sigue oprimiendo y deshumanizando.