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29 Febrero 2012
COLOMBIA: El Valle de Sombra de Muerte
Incluso cuando en
realidad no los vemos, los paramilitares proyectan una gran sombra.
Cuando estábamos viajando por una carretera en el Nordeste Antioqueño
la semana pasada mi compañera de equipo, Gladys y yo no vimos ningún
paramilitar. Por lo menos no creemos que fue así. No estamos muy seguros
de los dos tipos en una moto que vimos en el camino hacia la región.
Nosotros, junto con unos 15 pasajeros viajábamos en una camioneta cuando
dos hombres en una motocicleta nos adelantaron. Dimos la vuelta y a la
siguiente curva estaban allí esperándonos. El parrillero se había bajado
y estaba mirando a los pasajeros en nuestro vehículo con atención. No
percibimos un arma, pero otros en la camioneta dijeron que la tenía. En
cualquier caso no éramos los únicos que sentimos temor, una mujer que
viajaba con una niña se asustó mucho. Gladys intentó calmarla y le
ofreció un poco de agua.
En el momento del
incidente estábamos en camino hacia el interior del nordeste
Antioqueño, por la invitación de CAHUCOPANA – una organización que
trabaja por los derechos humanos. Nos habían pedido acompañar a algunos
campesinos que querían viajar al municipio de Remedios para denunciar
algunas violaciones de derechos humanos y amenazas ante las autoridades
gubernamentales. Debido a los riesgos que implica que no harían el viaje
de sus hogares hasta Remedios, sin acompañamiento. Nos dijeron que el
riesgo sería mayor en el viaje de regreso, la dirección en que íbamos
en el momento del incidente con la moto.
A
pesar del viaje de cuatro horas con brincos y golpes por la carretera
deteriorada en la camioneta sobrecargada de bienes y personas, el
acompañamiento se realizó sin problemas. Llegamos a Remedios el sábado,
entramos a la zona el domingo y el jueves ya estábamos listos para hacer
el viaje de doce horas de regreso a casa, de Remedios hasta
Barrancabermeja. ¡Alabado sea Dios que esta vez la gran sombra
proyectada por los paramilitares sólo causó temor, pero no causo la
muerte de nadie!
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