Desde el 20 de marzo del 2020, la administración Trump y ahora la administración Biden aparentemente han hecho cumplir el Título 42 de la Ley de Salud de los EE. UU. que impide que las personas no ciudadanas ingresen a los EE. UU. para frenar la propagación del COVID. Sin embargo, las personas expertas en salud pública “han argumentado repetidamente que no existe una justificación científica para la política y que es posible procesar a las personas en la frontera de manera segura con las precauciones adecuadas”, según Vox. Además de prohibir a las personas ciudadanas extranjeras con visas válidas de los EE. UU., esta política ha permitido que la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de los EE. UU. expulse a más de un millón de personas solicitantes de asilo y migrantes indocumentadas. Estos números informados incluyen a muchas personas que cruzaron varias veces en el último año. Las personas expulsadas son enviadas de regreso a un peligro potencial en las ciudades fronterizas mexicanas o en sus países de origen. En la actualidad, la aplicación del Título 42 sigue vigente.
En noviembre del 2021, los puertos de entrada de los EE. UU. reabrieron a las personas viajeras extranjeras con documentos, pero la Patrulla Fronteriza sigue expulsando a las personas solicitantes de asilo y a otras personas que intentan ingresar por el desierto. De hecho, sin ningún acceso legítimo a la entrada, estas personas están cada vez más a merced e influencia de los cárteles y de otras organizaciones criminales en México. Estas personas migrantes, muchas de las cuales huyen de la violencia, ahora sufren nuevamente secuestros, extorsiones y abusos.
Las estadísticas y las observaciones personales en el Centro de Recursos para Migrantes (CRM, por sus siglas en español) en Agua Prieta, Sonora, al otro lado de la frontera de EE. UU. desde Douglas, Arizona, brindan una imagen localizada del impacto de la aplicación del Título 42. En enero del 2022, 3027 hombres, 727 mujeres y 25 niñes ingresaron al CRM para recibir agua y café, alimentos, calcetines, zapatos, artículos de higiene, primeros auxilios, información y transporte al albergue local. Una noche, una persona migrante que regresaba le dijo a una persona voluntaria: “Se acuerda de mí. Estuve aquí la semana pasada. Estoy tratando de llegar a Phoenix”. En muchas ocasiones, los hombres que claramente no son migrantes intentan — y en ocasiones lo logran— ingresar al CRM para encontrar personas migrantes específicas que estén dispuestas a acompañarlos. Estas actividades han sido relativamente consistentes durante más de un año, lo que demuestra que el Título 42 continúa habilitando a los carteles de tráfico criminal, colocando a las personas migrantes en mayor peligro.
- Oremos para que el gobierno de los EE. UU. detenga la aplicación del Título 42 y vuelva a abrir los puertos a las personas solicitantes de asilo.
- Pidamos seguridad para todas las personas que viajan por el desierto.
- Digamos una oración especial para les niñes.
- Trabajemos por un tiempo en el cual las personas puedan vivir seguras en sus países de origen.
- Solicitemos—tanto para personas migrantes como para personas voluntarias del CRM—protección contra integrantes del crimen organizado.
- Celebremos la generosidad de las personas que han donado de muchas maneras para apoyar al CRM.
- Agradezcamos a las muchas personas voluntarias mexicanas y estadounidenses, que continúan reuniéndose con las personas migrantes que regresan a todas horas del día y de la noche.