En las enseñanzas y la poesía sufíes, el corazón se presenta a menudo en la alegoría del espejo. El corazón espiritual es la única parte del ser humano que realmente puede contemplar y reflejar la naturaleza divina de la unidad de Dios. Si el espejo está sucio, la cualidad reflectante está distorsionada o casi totalmente bloqueada, pero si el corazón ha sido pulido, puede reflejar la guía, la creatividad y la inspiración de lo divino.
He reflexionado mucho sobre ello en los últimos diez años o más, mientras me dedicaba al trabajo por la paz, la solidaridad, la enseñanza y el periodismo. ¿Cómo está hoy mi corazón? ¿Lo he pulido lo suficiente con mis acciones o mi ego lo ha vuelto a oscurecer? A veces, lo olvido por completo. Aunque esas líneas de trabajo a menudo ayudan a pulir el corazón, a veces pueden causar daño. ¿He dejado que la proximidad a los entornos venenosos de la Ocupación y la opresión dañen mi corazón? Encuentro las pistas en picos de celos e ira oculta.
A menudo, aparece una persona guía. En mi caso, suele ser un hombre mayor, a menudo procedente de sociedades más patriarcales, que ha pasado por penurias increíbles relacionadas con la opresión externa. A pesar de sus terribles experiencias, mantienen un aprecio por la vida y la paz tan fuerte que siento que una sensación física de humildad me golpea el estómago. No es casualidad que el estómago sea la sede del ego en muchas tradiciones.
Mi primer maestro fue mi abuelo. Fue secuestrado por personas nazis de su casa en Polonia y, obligado a trabajar y a presenciar horrores en campos de trabajo. Él amaba la vida y miraba a sus matizados opresores con piedad y perdón. Años más tarde, entablé una estrecha amistad en Palestina con un hombre mayor llamado ‘Abu Yad’, quien me recordaba a mi abuelo. ‘Abu Yad’ había sido un luchador palestino por la libertad en las décadas del 70 y del 80 y, más tarde, jefe de policía de Yassar Arafat. Fue capturado y les interrogadores israelíes le arrancaron las uñas. Desde entonces falleció, pero vivió la resistencia (sumud) hasta el final. Se acercaba a todo el mundo, incluso a las personas jóvenes soldado israelíes con dulzura, amabilidad y un corazón abierto. «Las personas judías son nuestros hermanos y nuestras hermanas. Simplemente no queremos a sus personas soldado en nuestros jardines», solía decir. Me gusta pensar que él, como mi abuelo, había ganado: habían derrotado a sus opresores manteniendo la sagrada limpieza de sus corazones, frente a quienes pretendían reducir su humanidad.
Hoy, mis días consisten en investigar e informar acerca de los bombardeos y de la opresión en las actividades de la sociedad civil y de las personas periodistas del Kurdistán Iraquí. Aquí puede ser difícil cuidar el corazón. Dos personas del Kurdistán Iraquí me lo han recordado o enseñado en los últimos meses. Un día, mientras ayudaba a rodar un documental sobre una terrible masacre de 21 personas a causa de un bombardeo en ‘Qaladze’, me fijé en un hombre de la localidad que daba de comer a un gato callejero con tranquilidad y delicadeza. Era el marido de una mujer herida en este bombardeo. Presté cada vez más atención a cómo hablaba y trataba con ternura a la gente, especialmente a su mujer. No recuerdo haber presenciado nunca a un hombre más amable, humilde y considerado. Hablaba con firmeza de paz y solidaridad a pesar de lo que él, su familia y sus amistades habían soportado. El segundo hombre es el padre de un amigo mío de aquí. Él perdió un brazo cuando fue reclutado para luchar durante la guerra entre Irak e Irán en los años 80 y, más tarde, fue encarcelado durante muchos años por el régimen iraní. En la actualidad es un agricultor feliz, lleno de creatividad y de energía para la vida. He sido testigo de cómo cruzaba una ciudad haciendo autostop por amor a su familia.
Al recordar a estas personas, siento una suavidad y ligereza en el pecho. Me recuerdan las partes de mí que más me gustan. Son modelos de corazones lentamente limpiados por sus experiencias y me recuerdan la necesidad de buenas acciones, de bondad y de esfuerzo para seguir puliendo mi corazón. Espero que usted tenga la oportunidad de también conocer a gente así.
Oremos por aquellas personas que hacen brillar la luz sobre las mejores partes de nosotros. Oremos por aquellas personas que nos ayudan a pulir nuestro carácter. Oremos por aquellas personas que mantuvieron su mañana en sus horas más oscuras. Oremos por limpiar los corazones de aquellas personas que dañan a otras pero espiritualmente se dañan más a sí mismas.