Ha pasado otro verano en el que la gente ha viajado a diversas partes del mundo—bosques, mares, montañas y ciudades—con sus seres queridos para descansar y disfrutar de momentos de despreocupación. Comieron, rieron y se divirtieron. Después de sus vacaciones, estas personas regresaron a la comodidad de sus hogares y reanudaron su vida cotidiana. Les niñes fueron a la escuela, se reencontraron con sus compañeres de clase y empezaron el nuevo curso escolar. Volvían con mucha alegría, con deseo de compartir sus experiencias veraniegas, como deben hacer las personas a esa edad. Mientras tanto, las personas adultas volvían al trabajo, recordando sus vacaciones de verano, su tiempo libre y sus momentos de ocio.
Pero, ¿qué les permitía disfrutar de estas experiencias? Un pasaporte deseable. Este pequeño cuadernillo, a menudo rojo, es un privilegio para muchas personas, que nos concede la libertad de viajar adonde y cuando queramos. Sin embargo, no todo el mundo tiene este privilegio. Hay personas en otros países que carecen del deseado pasaporte. En lugar de que todes les niñes puedan ir a la escuela libre y felizmente, algunes niñes en Palestina no pueden asistir a la escuela porque la Fuerza de Ocupación Israelí bombardeó sus escuelas, y elles pueden haber perdido a sus padres y madres, y a sus compañeres de clase. Estes niñes se ven en la obligación de esconderse, valerse por sí mismes en campos de personas refugiadas y emprender un peligroso viaje a Europa, creyendo que allí podrían encontrar seguridad. Sin embargo, pronto descubrirán que Europa tampoco les acogerá.
La discriminación y la guerra no deberían existir. Todes les niñes merecen crecer libremente, con una sonrisa en la cara. Deberían poder estar con quienes aman y perseguir sus sueños sin miedo.
Los veranos no son iguales para todes les niñes. Esperemos un futuro en el cual se desmantelen las fronteras, se erradiquen la opresión y la discriminación, y todes les niñes puedan ser felices y vivir en tranquilidad.