3 de Agosto 2020
Protestas pacíficas que apoyan al Moria 35, una detención masiva, ocurrida en 2017, de emigrantes africanos que protestaron contra las condiciones de vida en Moria. Las personas que apoyaron estas protestas consideraron las detenciones como actos racistas por parte de la policía griega.
La Declaración Universal de los Derechos Humanos, adoptada en 1948, afirma que toda persona “tiene los derechos y libertades proclamados en esta Declaración, sin distinción alguna”. Al mismo tiempo, la ONU declara que “en el pasado, los Estados Unidos y Sudáfrica han usado sistemas de segregación racial. Aunque estas políticas ya han quedado atrás, existen todavía casos aislados de racismo en varios lugares del mundo”. Si abrimos los ojos un poco, si ponemos cuidado al presente, prontamente nos damos cuenta de que esas declaraciones no concuerdan con la realidad de muchas personas. Si enfocamos nuestra atención sobre Lesbos, sin mucho esfuerzo encontramos ejemplos explícitos de comportamiento racista sistemático, racismo institucional y segregación racial. Lesbos es la tercera isla más grande de Grecia, a solo 14 km de Turquía, que desde el 2015 ha quedado en el centro de la crisis migratoria europea. Actualmente, Grecia tiene 21.000 personas que solicitan asilo en esta isla, casi todos en el campamento Moria, un sitio originalmente adecuado para solo 3.500 personas.
Los ejemplos a continuación demuestran como el racismo ocurre en la infraestructura de Mitilene, a través de reglas informales diseñadas para bloquear la participación plena de emigrantes en la vida pública. Estas reglas son parte de un código que no está escrito con el cual los derechos de ciudadanía, acceso al espacio público y necesidades básicas se otorgan solo a europeos. Con frecuencia refuerzan las demandas de la derecha racista de la isla y son frecuentemente ejecutadas por sus grupos justicieros. La naturaleza tácita de estas reglas significa que, aunque existen, se pueden negar oficialmente.
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Oficina de impuestos
Además del procedimiento de solicitud de asilo, todos los aspectos de la vida cotidiana son diferentes para un emigrante. La consabida burocracia griega, que es suficientemente difícil de navegar para un ciudadano griego o europeo, es casi imposible de penetrar como emigrante. Todo está escrito en griego y en casi todos los sectores públicos, el griego es el único lenguaje que se habla. En la isla de Lesbos en particular, el estado griego aplica reglas diferentes a las del resto de Grecia. Por ejemplo, sin un número de impuesto personal, conocido como un AFM, una persona no puede alquilar una casa, obtener un empleo o abrir una cuenta bancaria. En la Isla de Lesbos, la oficina de impuestos comenzó a pedir la dirección de las personas para darles un AFM. El campamento Moria, donde la mayoría de los emigrantes viven, no es una dirección aceptada. Esta regla no aplica en el resto de Grecia. De esta manera, aunque las personas tengan la capacidad económica de alquilar una casa fuera del campamento Moira, les es imposible hacerlo puesto que no pueden obtener ese número. En días pasados, las personas que fueron trasferidas a Atenas y aceptadas en el programa de vivienda “Helios” de la Organización Internacional para las Migraciones tuvieron que regresar a Lesbos porque no tenían el AFM.
Vivienda
Si los emigrantes logran navegar la burocracia del sistema de impuestos, se enfrentan a otro obstáculo cuando buscan vivienda. En el sector de alquileres privados es normal una actitud informal de no aceptar emigrantes. Además, muchos propietarios dicen explícitamente que no alquilarán a nadie que planee acoger emigrantes. Algunos inquilinos fueron desalojados repentinamente cuando los propietarios se dieron cuenta que estaban alojando emigrantes. En el 2018, un grupo de patrulla ciudadana en Gera, Lesbos, fue de puerta en puerta verificando si había emigrantes en las viviendas locales. Ese mismo año, varios individuos y negocios locales iniciaron un proceso judicial contra el campamento de refugiados Pikpa para cerrarlo, alegando que la presencia de los emigrantes en las playas locales era económicamente perjudicial. Y en febrero y marzo del 2020, grupos de patrullas en el pueblo de Moria, cerca al campamento, atacaron los hogares de activistas solidarios con los emigrantes y golpearon a emigrantes que pasaban por allí.
Acceso a dinero
Nueve días tras la imposición de restricciones por el Covid-19 en Lesbos, el gobierno Nueva Democracia anunció que suspendería el programa de asistencia de 90 euros al mes para los habitantes del campamento Moria. El gobierno aplicó esta medida para prevenir que los emigrantes viajaran hasta Mitilene y accedieran a los cajeros automáticos. En los meses previos, el acceso a los cajeros automáticos se había convertido en un símbolo de la perdida de una forma de vida para la derecha de la isla. Los consejeros municipales y el gobernador regional se quejaron de que los locales no tenían acceso a efectivo “por culpa de las colas de emigrantes”; así mismo algunos testigos reportaron a grupos justicieros que establecían un sistema de colas para los cajeros automáticos donde los “locales iban primero”. El gobierno anunció la instalación de un solo cajero dentro del campamento para las 20,000 personas alojadas allí.
El puerto
Uno de los principales problemas que enfrentan los solicitantes de asilo es la movilidad a tierra firme, usualmente a Atenas. Tras un largo tiempo, meses y años, esperando que la Oficina Europea de Apoyo al Asilo valide su traslado, las personas aceptadas deben ir al puerto a tomar un ferry. Una vez llegan al puerto la policía de la Autoridad Portuaria de Mitilene lleva a cabo una selección violenta, injusta y aleatoria. Obligan a los emigrantes a esperar en una cola separada de las demás personas, les gritan, les insultan y les tratan como ganado. En muchas ocasiones la policía utiliza la violencia para controlar y dispersar las multitudes. Han circulado imágenes en los medios sociales de personas con lesiones en la cabeza por los bastones policiales. Después de esta batalla, la discriminación continúa. Primero, su acceso al ferry es a través de una escalera diferente de la que usan los pasajeros griegos u otros internacionales. Una vez en el ferry, cuando han logrado entrar son separados del resto de los pasajeros. El séptimo piso es reservado para los emigrantes mientras que los otros pisos son para los demás pasajeros locales u internacionales.
A comienzos de marzo 2020, el puerto de Mitilene se convirtió en un campamento informal de detención de emigrantes que habían llegado a la isla después de que Grecia suspendiera temporalmente el derecho a solicitar asilo. Estaban encerrados en el área anterior a la de abordaje sin refugio apropiado o electricidad, vigilados por oficiales con el apoyo de grupos justicieros de la extrema derecha. Los justicieros se dieron cuenta de que un grupo de europeos intentaba hablar con los emigrantes a través de la cerca y llamaron a la policía quien los detuvo sin justificación encerrándolos por intentar comunicarse con los emigrantes detenidos.
El supermercado
Para conseguir comida, las personas en el campamento Moria deben hacer colas largas y desesperantes a menudo bajo condiciones climáticas extremas. Sin embargo, como ya mencionamos arriba, más de 20.000 personas viven en un campamento hecho para 3.500, por lo que la comida es considerablemente insuficiente. Para sobrevivir la mayoría debe ir al supermercado. La gente blanca no tiene que identificarse, lavarse las manos o usar una mascara facial. Los emigrantes si tienen que hacerlo. Ahora, con el campamento Moria en cuarentena mientras que la población del resto de la isla puede moverse libremente, los emigrantes en el campamento deben pedir permiso de la policía para poder salir. No pueden entrar al supermercado si no tienen el papel con el permiso, si no traen una máscara y si no se desinfectan primero. Obviamente, solo se les exige a ellos hacer cola, ya que las tiendas limitan su entrada.
El espacio público recreativo
Los espacios públicos son también con frecuencia segregados. Con la llegada del calor de verano y el final de la cuarentena las personas han comenzado a ir a la playa, algunos con mas dificultades que otros. En muchas ocasiones, los locales y la policía expulsan a quienes consideran inapropiados para estos espacios. Mohammadi T, un intérprete afgano que trabaja para una ONG, declara que “estábamos en la playa con mis hijos. De repente llego la policía y nos expulsó. Les pregunté que habíamos hecho y contestaron ‘nada, esta es nuestra playa, no es para ustedes’”.
El acceso a las playas públicas ha estado segregado por años en Mitilene. En junio 2018, la playa de Tsamakia, administrada por la municipalidad de Mitilene, colgó un aviso en sus puertas declarando, “la entrada de ciudadanos de países que no son Schengen solo se permite con el pasaporte”. Y en el 2019, un grupo de locales de extrema derecha, algunos miembros del Partido Movimiento de Ciudadanos Libres, levantaron un crucifijo gigantesco mirando hacia la playa Apelli. Muchos emigrantes usaban la playa y el incidente ocasionó la cancelación de la celebración de Nouruz (el año nuevo persa) que había sido planeada allí.
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De nuevo la Europa racista esta mostrando su mejor cara, atreviéndose a declarar que el racismo quedo en el pasado. De nuevo esconde su propia mano mientras no solo se da cuenta de la segregación racial, pero aprueba y felicita las acciones de sus estados miembros y de sus políticas denigratorias, violentas y criminales. Tolera las acciones policiales que castigan a quienes no tuvieron la oportunidad de nacer aquí.
Deberíamos recordar los errores, la violencia y la opresión del pasado. Pero también deberíamos estar conscientes del presente. Es importante nombrar las estrategias sociales de discriminación, racismo y segregación. Sim embargo, antes de poder resistir esas prácticas, deberíamos reconocer que aún existen. Solo entonces podremos, de una vez por todas, asegurarnos que queden en el pasado.
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