COLOMBIA: ¿Dónde están los asesinos?

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4 septiembre 2020

 

por Jhon Henry Camargo Varela

[Nota: Los títulos son de esta canción: Julio Jaramillo no me toquen ese vals]

Me estoy acostumbrando a no mirarte 

 

Algo irónico y preocupante está pasando con los derechos humanos, con la vida de quienes los defienden y con las muertes que aún esperan un reconocimiento en Colombia. Lxs responsables de todo esto, se culpan unx al(la) otrx, enredándonos y ocultando todo como si eso supusiera una respuesta a las preguntas ¿quién los mató? y ¿ustedes porque no hacen nada?, Nosotrxs preguntando siempre lo mismo y ellxs respondiendo siempre de la misma manera. Y seguimos esperando las respuestas que nunca nos llegarán, mientras contemplamos horrorizados cómo estas preguntas siguen aumentando tan rápido como aumenta el número de líderes(as) sociales asesinadxs en este país. 

Nosotrxs sabemos dónde están lxs asesinxs, aquellxs que matan por omisión, sacando miles de excusas sin sentido para justificar su incapacidad e incompetencia, mientras se desvinculan de su responsabilidad con un país asfixiado por la inequidad que pide a gritos justicia y verdad.

Me estoy acostumbrando a estar sin ti

La historia que el Gobierno nos cuenta sobre el asesinato de lxs defensorxs de Derechos Humanos en Colombia es como aquel hecho, en el que un hombre blanco viene de Europa en barcos repletos de asesinos a los que después tuvimos que agradecerles por obligación y sin ninguna explicación, el habernos saqueado, violado, perseguido y asesinado; es ese tipo de historia que te cuentan por pedazos convenientemente organizados, pero que muy en tu interior, sabes que falta algo, porque sabes que hay algo que no te están contando.

Lo primordial en esta historia, es entender que al gobierno ALGUIEN YA LE HABÍA DICHO de la situación de los territorios, de las múltiples violaciones a los Derechos Humanos en el país y del riesgo que corren lxs defensorxs de Derechos Humanos por exigir justicia, verdad, reparación y Garantías de no repetición, por hechos en los que el mismo Gobierno tiene el 100% de la responsabilidad.

La manipulación por parte del gobierno es evidente, ya que ni siquiera intentan esconderla, si no que por el contrario aparecen en televisión lamentándose por las muertes de los defensores de derechos humanos mientras no hacen nada por detenerlas, son tan mentirosos que incluso han llegado a decir que ellos no sabían nada de esto, como si Colombia no hubiera demostrado ya con creces, que defender los derechos humanos es básicamente el equivalente a entrar en un lago oscuro y profundo con una piedra pesada atada a los pies. 

Al gobierno le conviene mentir, ya que con sus mentiras alimentan la industria de la guerra, una industria que nunca pasa de moda, y que si eres lo suficientemente poderoso, rico e inteligente puedes volverte aún más rico y poderoso, solo basta con sacrificar cientos de miles de vidas para ganar más poder y más riqueza, la clave está en poner a pelear a los pobres entre ellos con la estúpida idea de que el otro es su enemigo. Y así seguir en una guerra en la que parece que para lo único que servimos los colombianos es para ser carne de cañón en el ejercicio legítimo y constitucional de enriquecerse a costa de los cuerpos de los pobres. Mientras a algunxs nos explotan, los demás con una mano y de forma voluntaria nos tapamos los ojos para no ver como asesinan a nuestrxs hermanxs, mientras corremos ciegxs y sordxs de agradecimiento a los pies de aquellxs que nos han condenado a la muerte.

Ahora hablemos de lo que le cuesta a Colombia la pérdida de un defensor(a) de Derechos Humanos, no me refiero al valor económico, sino al valor democrático que significan sus vidas y como todxs perdemos cuando lxs perdemos a ellxs.

Siempre ha sido una estrategia del Gobierno de turno invisibilizar y silenciar las voces de lxs defensorxs de derechos humanos, las estrategias son diversas, van desde el asesinato premeditado hasta el desprestigio, la amenaza o lo que conocemos coloquialmente como “lanzarlx a los lobos”, por ejemplo, llamar a un defensor(a) guerrillerx para que lx maten los paramilitares.

Llevamos años segados por la guerra, una guerra que nos ha hecho arte y parte a todxs lxs Colombianxs, guerra que nos ha llevado a perder de vista el inmenso valor de una vida, el inmenso valor de las diferencias en una sociedad democrática.

Lxs defensorxs de derechos humanos han aceptado muy a su pesar la obligación de velar por la verdad y la justicia, han dejado sus vidas, sus familias y hasta su propia tierra para construir una sociedad digna y justa para todxs, una sociedad en la que todxs importemos, una sociedad en donde el gobierno cumpla con su deber de garantizar y proteger la vida de todxs lxs Colombianxs.

Cuando asesinan a un defensor de derechos humanos perdemos la posibilidad de ser mejores, perdemos la capacidad y el potencial de ser transformados como sociedad, perdemos la capacidad de construir un país donde las voces de todxs cuenten.

No toques ese vals porque te matan

 

“Amado Torres, 49 años, líder social de la vereda La Miranda, en San José de Apartadó (Antioquia). Su cadáver fue trasladado en una hamaca debido a la negativa de la Policía Judicial para hacer el levantamiento. El 29 de febrero, hombres fuertemente armados y vistiendo prendas de uso privativo de las Fuerzas Militares, ingresaron a su vivienda en esa vereda y lo asesinaron” – El espectador.

Lo extraño de esta historia radica en la similitud que tiene este caso con TODOS los demás casos de asesinatos de líderes(as) en el país, y digo lo extraño para referirme a que el modelo de exterminio de líderes(as) sociales es solo una serie de eventos que se repiten una y otra vez, de hecho, no podría llamarse coincidencia, si nunca cambian los involucrados en la situación.

Con lo anterior me refiero a la ya muy denunciada dinámica – líder social denunciaautoridad estigmatizalíder social es asesinado – de hecho, lo trillado de esta historia es que nadie los protege a pesar de que ya todo esto ha pasado una y otra vez.

A las preguntas ¿quién los mató? y ¿ustedes porque no hacen nada? Se le suma la pregunta ¿por qué motivo esto sigue pasando?

Que voy a acostumbrarme a no mirarte

Según el diario El país, el asesinato de líderes(as) sociales ha aumentado un 53% en el primer cuatrimestre del año, es decir que durante la cuarentena no ha hecho más que ir en aumento las cifras de líderes(as) sociales asesinados. En un principio, podríamos exigirle al gobierno ¡una vez más! que responda públicamente por todos estos asesinatos, que son graves y que no pueden pasar desapercibidos. Pero estoy seguro de que recibiremos una de tres respuestas, la primera un silencio cómplice, la segunda un lamento hipócrita o la ya muy celebré ¡estamos investigando!

Después de varios días, meses y años de recibir las mismas respuestas a las denuncias de lxs líderes(as) sociales, ya uno deja de esperar algo diferente del Gobierno Nacional. Para mi todo esto suena a nada más que una estrategia no solo para silenciar a los defensores(as) de derechos humanos si no para ahogar las voces inconformes, las voces que denuncian y las voces que recuerdan. 

Nos quieren habituar a vivir con la ausencia, con la incapacidad de obtener respuestas, nos quieren acostumbrar a vivir con sospechas y con el sentimiento de frustración que trae consigo el no poder esclarecer la verdad.

Podemos concluir que el Gobierno Colombiano, deliberadamente, se intenta desligar del uso ilegal del poder legal, insinuando que es la responsabilidad de lxs defensorxs de Derechos Humanos velar por su propia vida, lo que los hace a ellxs como individuos, directamente responsables de sus propias muertes. Afirmando, y así confirmando, la teoría de que el Gobierno está lavándose las manos al mejor estilo de Poncio Pilato.

Solo queda por decir qué hacemos responsables a lxs Gobernantes de Colombia por las muertes de lxs cientos de defensores(as) de Derechos Humanos, ya que es el Gobierno, por acción u omisión, el directamente responsable por sus muertes, y que es la historia la que se encargará de hacer justicia por todas esas voces que fueron silenciadas por el sonido de las balas.

Que voy a acostumbrarme a estar sin ti

¿quién los mató?  ¿ustedes porque no hacen nada? ¿por qué motivo esto sigue pasando? ¿Acaso no les importa lo que pasó?

Son muchas las preguntas que se hace el país en este momento, son demasiadas las dudas sobre lo que está sucediendo, pero lo más importante, es que nunca, nosotrxs nunca lxs vamos a olvidar.

¡Ellxs siguen aquí y no lxs vamos a olvidar!

 

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