ECAP INTERNACIONAL: Luchar, Huir, Congelarse

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19 de octubre 2020

por Mona al Zuhairi

Cuando pienso en la no-violencia, no suelo relacionarlo con los tiburones. Aun así, aquí estaba, viendo un documental sobre tiburones y considerando las complejidades de la filosofía y el privilegio innato que la acompaña.

En comparación con los asesinatos con hacha en la película Tiburón, los tiburones son representativos de cualquier ataque impredecible y potencialmente mortal que podamos enfrentar en nuestras vidas. Los tiburones resaltan nuestros verdaderos colores y nuestras reacciones viscerales que se manifiestan ante el peligro inminente. Cuando un tiburón ataca a una persona en el océano, ¿cuál es la reacción humana normal a este ataque?

En psicología, nuestros cerebros reaccionan de tres maneras: luchar, huir o congelarse. Cuando percibimos una amenaza, nuestros cuerpos dan una respuesta heroica y rápida a esta amenaza. Por lo tanto, algunas veces una reacción no tiene la intención de ser violenta, a veces una persona está lo suficientemente asustada como para no poder racionalizar sus respuestas y su cuerpo se pone en piloto automático.

Este análisis no es en ningún momento, una invitación a utilizar medios violentos; es una invitación a profundizar en el por qué la gente parece actuar contrariamente a su moral de no-violencia. ¿Por qué la gente tiende a cuestionar los medios de resistencia de las poblaciones oprimidas en lugar de cuestionar la opresión sistémica que sufren?

Necesito que usted se haga las siguientes preguntas:

  • – ¿Alguna vez le han acusado de no poder pagar algo caro?
  • – ¿Alguna vez le han seguido en una tienda innecesariamente?
  • – ¿Tiene usted miedo de que la policía le arreste por su color, nacionalidad o religión?
  • – ¿Alguna vez la policía le ha detenido o arrestado sin una razón válida?
  • – ¿Tiene miedo de que le disparen solo por ir a la escuela, ir de compras o trabajar?
  • – ¿Le tiene que enseñar a sus hijes cómo no ser asesinades por la policía?

Si todas las respuestas son negativas, felicidades, usted tiene el privilegio de que su vida haya recibido más valor que otras. Otras personas que se despiertan todos los días oran para que no les maten solo por su apariencia, de dónde vienen o por lo que creen. Otras personas que oran para que sus hijes regresen vives de la escuela.

Algunas personas viven bajo una amenaza continua desde que pueden recordar. Algunas personas no han vivido una vida fuera de la guerra y no conocen nada más que el miedo.

Vivir bajo una amenaza constante provoca varios efectos fisiológicos y psicológicos. Primero, su salud física se ve comprometida, puesto que el miedo debilita nuestro sistema inmunológico y puede causar daño cardiovascular, problemas gastrointestinales, entre otras situaciones. En segundo lugar, su memoria se ve afectada. El miedo puede dañar la formación de recuerdos a largo plazo y dañar ciertas partes del cerebro. Esto puede dificultar la regulación del miedo y puede dejar a una persona ansiosa la mayor parte del tiempo. En tercer lugar, la amenaza constante interrumpe el procesamiento y la reactividad del cerebro. Tener miedo puede reducir su capacidad para regular las emociones, comprender las señales no verbales y otra información, perjudicando nuestro proceso de toma de decisiones y provocando reacciones inapropiadas. Por último, nuestra salud mental sufre. Las consecuencias del miedo a largo plazo pueden incluir fatiga, depresión clínica y ‘PSTD’ (TEPT).

A menos que usted camine en los mismos zapatos que una persona oprimida, usted está hablando de la no-violencia desde un lugar de privilegio y desde el lado de la persona opresora.

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