Acompañando la lucha en Enbridge Línea 3 en Minnesota, en tierra Anishinaabe

La protección de la Madre Tierra está librando frente a una campaña masiva de contrainsurgencia corporativa que utiliza la policía, el gobierno estatal y que manipula la opinión pública para reprimir la disidencia y atacar a la población indígena.
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Varias personas se sientan en tres canoas en el río, algunas tienen los pies colgando en el río, hay dos personas de pie en el río junto a las canoas. Las canoas están pintadas con lemas como STOP LINE 3. Detrás de la fila de canoas hay una botavara amarilla que cruza el río y más allá se pueden ver las orillas del río y la vegetación verde.
Water Protectors toman medidas en el río Willow contra la perforación del oleoducto de Enbridge.

Por Cliff Kindy, Ken Jones, Melody Shank    

A medida que nuestro equipo ECAP de tres personas se transportaba hacia el oeste desde Duluth, Minnesota el 28 de junio, comenzamos a ver indicios de la construcción del oleoducto como las entradas a la obra, una estación de bombeo y servidumbres. Pronto comenzamos a ver carteles azules en los patios con las consignas: «Minnesota (representado por la silueta del estado) por la Línea 3», «Vamos con la Línea 3». Solo vimos algunos carteles de oposición hechos a mano. Luego supimos que Enbridge Energy, la compañía canadiense que construye el oleoducto, había reunido el apoyo local financiando la campaña y los carteles. Conducimos hasta el Centro de Acogida Detener la Línea 3 justo al norte del pueblo de Palisade, Minnesota. Fue fácil encontrar, ya que había carteles diciendo No a la Línea 3 alineados a lo largo de la carretera a la entrada del campamento.

El campamento está escondido en los hermosos bosques del norte. A un lado de la carretera está el espacio central de reunión donde se sirven las comidas, se gestan los proyectos y se construye la comunidad entre miembros del equipo principal y visitantes de larga y corta duración, quienes se reúnen en torno a las hogueras matutinas y nocturnas. Los miembros de larga duración en el campamento y los líderes indígenas tienen su hogar aquí. Al otro lado de la carretera está el River Camp, situado a la orilla del río Mississippi, donde los visitantes pueden armar sus carpas.

Sabíamos desde antes de llegar que Enbridge está construyendo un largo oleoducto a través del territorio del pueblo anishinaabe y violando directamente los derechos de los acuerdos. Este oleoducto sería mucho más largo que los oleoductos que ya existen y transportaría volúmenes enormes de petróleo de arenas bituminosas desde Alberta hasta el Lago Superior para exportarlos a los mercados extranjeros. Llegábamos a unirnos a la lucha liderada por los indígenas para evitar que esto ocurriera.

Pronto conocimos la magnitud del peligro medioambiental inminente que supone el oleoducto, más allá de alimentar la emergencia climática. Enbridge planea perforar bajo veintidós ríos y cruzar muchos kilómetros de humedales; las previsibles fugas amenazarán la caza, la recolección y el cultivo de arroz silvestre de los que dependen las tribus para su subsistencia. La empresa ya ha profanado lugares sagrados y los campamentos de hombres han amenazado a las mujeres indígenas. La resistencia se enfrenta a una contrainsurgencia corporativa sistemática, donde Enbridge provee financiamiento a la policía local para proteger sus intereses, ofrece recompensas a las naciones indígenas por renunciar a sus derechos y paga una campaña de desinformación para ganar la aprobación de los ciudadanos de Minnesota.

Armamos nuestras carpas cerca al albergue de oración construido sobre terreno público directamente en el camino del oleoducto que construirán. Un tratado firmado en 1855 garantiza este uso del terreno público por el pueblo anishinaabe y los abogados están trabajando para asegurar el cumplimiento de estas garantías. Una orden de suspensión del trabajo del Cuerpo de Ingenieros del Ejército ya estaba funcionando cuando llegamos, mientras que un caso judicial estaba pendiente. A pesar de esto, Enbridge seguía adelante con la excavación y la perforación las 24 horas del día. Tras muchas confrontaciones con la policía y los trabajadores que intentaban eliminar el albergue de oración, el campamento estableció vigilancia las 24 horas para proteger y mantener el espacio. Lo primero que pidieron a nuestro equipo fue ayudar con la vigilancia.

Pero poco después de nuestra llegada, supimos que el subcontratista había terminado de meter la tubería debajo de la carretera, bajo el río Mississippi, y bajo el albergue de oración. Las personas líderes del campamento pensaron que el ruido de la perforación era solo el taladro piloto que proporciona el espacio libre para que los trabajadores puedan halar de la tubería de 36 pulgadas, luego se desanimaron al saber que la tubería ya estaba bajo el río. Habían pensado que aún tenían tiempo. Enbridge estaba trabajando mucho más rápido de lo que los documentos del permiso planteaban.

En nuestras semanas en el campamento, nos unimos a las tareas diarias para mantener el buen funcionamiento de la vida comunitaria del campamento. No es una tarea simple considerando las diarias y frecuentes idas y venidas. Ayudamos con los platos y la comida, con el fuego de leña manteniéndolo encendido al igual que el fuego sagrado en el albergue de oración, hicimos una sesión de formación en desescalada para el campamento y mantuvimos vigilancia en la puerta principal. Participamos en las reuniones y conversaciones regulares. Incluso ayudamos a la comunidad a preparar y llevar a cabo una boda.

Nuestra participación en la vida comunitaria ayudó a forjar relaciones con los miembros del equipo principal en el campamento y fomentó la confianza mutua, lo que condujo a nuestra inclusión en los planes de una acción directa contra el oleoducto. Uno de los miembros de ECAP optó por arriesgarse a ser arrestado al unirse a las mujeres indígenas y locales en canoas en el camino del oleoducto a través del río Willow. Los otros dos miembros de ECAP sirvieron como observadores legales para los activistas que construían dos bloqueos de carreteras para retrasar la llegada de los trabajadores de la construcción al lugar de trabajo. Nuestro acompañamiento de ECAP tomo un nuevo curso.

La acción en canoa resultó ser un evento crítico en la lucha aquí. La perforación piloto bajo el río Willow había causado «frac-out»: el vertido de fluidos procedentes del proceso de perforación horizontal dirigida (HDD) que suben a la superficie. El lodo que vieron los protectores del río era amarillo, espeso y caliente. Las personas que observaban también sospecharon que la excavación había perforado un acuífero. Los fluidos del HDD pueden filtrarse a los acuíferos abiertos, asfixiar las plantas y los animales, y contaminar el agua. Los Protectores del Agua no pudieron evitar preguntarse cuánto tiempo llevaba el derrame en el agua y si no hubieran venido al río ese día, ¿qué hubiera pasado? Recogieron muestras de agua del lodo amarillo y continuaron haciéndolo durante varios días. Sorprendentemente, el trabajo se detuvo durante los cuatro días siguientes y se convirtió en uno de los éxitos de la campaña no violenta. Los bloqueos y las acciones de ese día se saldaron con seis detenciones y una estancia de tres días en la cárcel.

La facilidad con la que se produjeron las acciones provocó la ira y la frustración del Departamento del Sheriff del Condado de Aitkin. Amenazaron con retirar todos los vehículos del campamento de la zona de la zanja a lo largo de la Great River Road entre el Centro de Acogida y el albergue de oración y terminaron incautando tres vehículos que estaban estacionados a lo largo de los caminos de acceso público cercanos a las acciones.

En los siguientes tres días, más de veinte personas del campamento ocuparon pacíficamente el espacio frente al tribunal del condado en una muestra pública de solidaridad con nuestros seis amigos encarcelados.

A medida que se acercaba la hora de nuestra partida, nos reunimos con el equipo principal, quienes expresaron un interés en una presencia de larga duración de ECAP para ayudar a facilitar la seguridad del campamento y la vida en comunidad, fomentar un espíritu de no violencia y ofrecer orientación sobre estrategias de desescalada.

El trabajo no terminará aún si la Línea 3 es completada. Somos parte de una lucha mayor que continua por los derechos indígenas, la protección de la Madre Tierra y la prevención catastrófica del cambio climático. Se está librando frente a una campaña masiva de contrainsurgencia corporativa que utiliza la policía, el gobierno estatal y que manipula la opinión pública para reprimir la disidencia y atacar a la población indígena.

ECAP tiene el honor de haber estado presente en la Línea 3, aprendiendo y caminando junto a los Protectores del Agua. Es el segundo equipo que ECAP ha enviado desde principios de junio. ECAP espera poder enviar más personas de ECAP para solidarizarse con los protectores del Agua de la Línea 3. ¡Síganos en las redes sociales y manténganse al tanto!

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