De qué lado estamos?

Nosotres estuvimos al lado de aquelles con quienes tenemos algunos desacuerdos, pero con quienes compartimos la convicción de que no deberían existir “campamentos” porque estos “campamentos” son prisiones. Pero también estuvimos al lado de la oposición, aquelles que están en contra de los “campamentos” porque no soportan a las personas que van a encerrar en éstos.
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Una foto de una multitud desde atrás marchando en una manifestación en una calle
Manifestación Mitilene, Lesbos, para detener la deportación masiva de refugiados a Turquía

El 6 de enero de 2022 tuve un déjà vu. Primero en Quíos, y más tarde durante ese mismo día en Lesbos. Nosotres estábamos observando como se reunían grandes multitudes en los puertos para oponerse al desembarco de una maquinaría pesada. Estos equipos se iban a utilizar en la construcción de nuevos “campamentos” en las islas. Estos “campamentos,” Akra Pachy en Quíos y Vastria en Lesbos, están ubicados en lugares remotos, lejos de las ciudades y con muy poca infraestructura que los conecte con la sociedad. Estos “campamentos” cada vez se parecen más a campos de prisioneros.

Este relato tal vez esto les suene familiar. En febrero de 2006 en Lesbos, el Programa de ECAP de Solidaridad con Migrantes en la Región Egea fue testigo de protestas masivas contra la propuesta de construir nuevos “campamentos.” Un gran despliegue de unidades del MAT (escuadrón antidisturbios) llegó al puerto de Mitilene con el objetivo de tomar control del terreno destinado para la construcción del nuevo “campamento” cerrado. La resistencia a estos planes provino de todo el espectro político, por supuesto influenciada por diferentes motivos. Esa noche en Mitilene se respiraba una gran tensión dentro de esta alianza indeseada. Nosotres permanecimos al lado de nuestres amigues, personas que hacen parte de grupos de solidaridad de base con les migrantes. Nosotres estuvimos al lado de aquelles con quienes tenemos algunos desacuerdos, pero con quienes compartimos la convicción de que no deberían existir “campamentos” porque estos “campamentos” son prisiones. Pero también estuvimos al lado de la oposición, aquelles que están en contra de los “campamentos” porque no soportan a las personas que van a encerrar en éstos. Estas personas que estaban al lado de nosotres son las mismas personas que habían estado atacando a les migrantes en las calles durante varias semanas, y atacándonos a nosotres también, tanto ciudadanes griegues como extranjeros bajo sospecha de ayudar a les migrantes. 

Nosotres observamos cuando el barco que traía a las unidades del MAT desde Atenas arribó como una fuerza de ocupación. A un lado del puerto les recolectores de basura habían parqueado sus camiones bloqueando a la Policía. Al otro lado del puerto, un grupo más combativo de hombres habían derribado las rejas del puerto. La situación era muy confusa. La Policía desembarcó en formación y a medida que avanzaban, disparaban gases lacrimógenos. Durante una o dos horas, nosotres hicimos parte de una cacería de gatos y ratones por las calles de Mitilene, esquivando gases lacrimógenos y escapándonos por pequeños callejones. El bloque de extrema derecha permaneció cerca del puerto, donde le propinó una paliza a une reportere extranjere que quedó atrapade en el lugar y la hora incorrecta. Nosotres pasamos el resto de la noche encerrades en un bar, estupefactes y consolándonos con una cerveza.

Durante los dos días siguientes se presentaron batallas campales en un trayecto de la carretera que conducía al nuevo “campamento.” Después del caos de la noche anterior, varies de les extranjeres que viven en Lesbos no sabíamos a dónde podíamos ir. Algunes de nosotres pensábamos que éramos demasiado visibles como extranjeres, y en consecuencia de-facto trabajadores de ONGs, a quienes la extrema derecha culpa de los años de Moria. Adicionalmente, no nos sentíamos muy cómodes con las nuevas alianzas y no hablábamos suficiente griego para comprender quién estaba a nuestro lado. Al final, decidimos que no podíamos hacer nada pero que aún así iríamos. Cuando llegamos vimos hombres arropados con banderas griegas en las colinas peleando entre las rocas con pequeños grupos de la Policía. Entonces arrojaron más gases lacrimógenos y la fuerza de los golpes nos obligó a retirarnos en medio de la trifulca. Sacerdotes ortodoxos subidos en el platón de camionetas animaban a los hombres que emergían y desaparecían entre los arbustos para que pelearan en las colinas.

Durante el segundo día de la batalla, la Policía se retiró de este trayecto de la carretera, rompiendo las ventanas de tantos carros como pudo durante la retirada. La Policía regresó a su base en el puesto militar de Pagani. Esa noche les isleñes atacaron el puesto militar, arrojando cócteles molotov contra la entrada principal. En la mañana, la Policía regresó a Atenas. Les isleñes habían expulsado a la ocupación, ¿pero de quién fue esta victoria, y quién seguía en la línea de fuego?

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En la mañana de la retirada, les pobladores se reunieron con sus banderas en la plaza principal de Mitilene, Plateia Sapphous, para realizar una gran marcha de la victoria. Un amigo me preguntó que pensaba sobre esta escena. Yo respondí que no me sentía muy cómode sin saber quién estaba a mi lado porque muchas de las personas en esa multitud tenían diferentes objetivos. Él respondió que yo estaba muy nerviose, que habíamos alcanzado un punto de inflexión: “la derecha y la izquierda en contra del estado.” Yo no estaba muy convencide. La marcha se realizó tranquilamente, pero cuando regresábamos a casa comenzó a rodar un vídeo por WhatsApp donde se veía a una pandilla de vigilantes de la extrema derecha atacando a les voluntaries que se movilizaban en un vehículo de una ONG. Este fue el comienzo de al menos dos semanas de una violencia temeraria y coordinada, así como el acoso e intimidación por parte de la extrema derecha contra les migrantes, trabajadores de ONGs y personas sospechosas de apoyarles. Después de sentir que habían logrado expulsar a la Policía, la extrema derecha aprovechó el momentum para expulsar a sus otres enemigues.

Ahora, cuando se adelantan las preparaciones para la construcción del nuevo “campamento” en Vastria, las mismas fuerzas se comienzan a movilizar. El 6 de enero de 2022, cuando las multitudes se congregaron para evitar la llegada de la maquinaría de construcción, la extrema derecha hizo clara cual era su posición. Les “Ciudadanes Libres de Mitilene,” un bloque local de gobierno de extrema derecha, nacionalista e islamofóbico declaró en línea: “que no hayan malentendidos, nosotres estamos con les residentes que reaccionan porque no quieren inmigrantes e infraestructuras ilegales. Nosotres no estamos con las personas que reaccionan porque consideran esas estructuras prisiones.”

De nuevo, estamos unides en nuestro objetivo final, pero no en las motivaciones. En los días siguientes hablé con algunes amigues de Lesbos sobre lo que sucedió hace dos años, y acerca de mis sospecha que, aunque no teníamos ninguna opción a unirnos a la movilización en contra del nuevo “campamento”, nosotres estábamos ayudando a cavar nuestra propia tumba. ¿Fue nuestra presencia, como un grupo relativamente pequeño de personas que hacen parte de grupos de base de solidaridad con les migrantes, efectiva más allá de dejar clara cuál es nuestra posición, y lo haríamos nuevamente?

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