Este mes, nuestros pensamientos y oraciones se dirigen a las personas migrantes que intentan cruzar a Europa en barcos a través del Mar Egeo. Mientras avanzan, se enfrentan a la inhumanidad de las personas que hacen guardia en las fronteras y a la brutalidad de las prácticas griegas y europeas de rechazo de personas migrantes y a su criminalización, que a menudo puede ser mortal. Pedimos que oremos por la libertad de movimiento y el paso seguro para todas las personas en el mundo.
El año pasado, fuimos testiges de un crimen que tuvo lugar en el mar Egeo. Todos los días, innumerables barcos con decenas o cientos de personas a bordo intentan llegar a las costas de las islas griegas orientales. Solo se puede esperar que todas las personas continúen su viaje y alcancen la seguridad.
Pero está sucediendo lo contrario. La gran mayoría de los barcos son detenidos por la fuerza y enviadas de regreso a la costa turca. Las pocas personas que logran llegar a la costa griega se enfrentan a condiciones inseguras e inhumanas, y a menudo son arrestadas por la policía y enviadas de regreso secreta e ilegalmente en botes de goma por la guardia costera.
Al mismo tiempo, somos testiges de constantes intentos de criminalizar la solidaridad por parte de las autoridades griegas. Si alguien trata de ayudar a las personas migrantes recién llegadas, esa persona será acusada de contrabando o trata de personas.
Oramos por el fin del ciclo de violencia contra las personas migrantes perpetuado por las mortales prácticas ilegales de rechazo a las personas migrantes de Europa y Grecia. Oramos también por la solidaridad y la libertad de movimiento para todas las personas.