Como dos personas voluntarias a corto plazo que visitaban el programa de ECAP Palestina, se nos ofreció una rica ventana al trabajo diario de ECAP, pero aún más, nos conmovió y nos honró tener acceso a las alegrías y luchas personales de las personas integrantes del equipo. Estas personas valientes, jóvenes adultas, no son solo defensores de la paz en un clima político muy complejo y preocupante. (Nuestra semana con elles abarcó la masacre del jueves de nueve personas palestinas en Jenin, seguida por represalia violenta hacia los colonos israelíes en Jerusalén Este). Aspiran a vivir vidas normales con libertad de movimiento y expresión, y la libertad de perseguir sus sueños.
Si hubo algo que nos inspiró y, a veces, nos hizo llorar, fue la sensación de alegría que emana este grupo—aún más conmovedora en el contexto de problemas e incertidumbre. Bromean mucho y parecen ser les mejores amiges. Al principio, vimos videoclips de un desfile de modas extravagante que tenían en la casa de una persona simpatizante. A menudo tienen dulces palestinos en la mesa principal de su sala de trabajo. Se dan, unas personas a otras y a sus visitantes, sobrenombres cariñosos. Le cantaron Feliz Cumpleaños a Byron, tanto en Inglés como en Árabe.
En sus reuniones de equipo, dedican tiempo a la reflexión y a los ejercicios de construcción de equipos—nombrando sus desafíos y alegrías, dedicando tiempo a la reflexión y regresando a su centro espiritual. Este equipo, como otros en todo el mundo, trata de mantener una base espiritual en todo lo que hace. Nos invitaron a turnarnos para dirigir un tiempo de reflexión, por lo que compartimos versículos del Salmo 27: “El Señor es mi luz…. ¿A quién temeré?”, el cual se volvió significativo para nosotres a raíz de la redada de Yenín y de las reverberaciones en Cisjordania que siguieron. Posteriormente, un círculo de compartir nos confirmó que este trabajo es sagrado, que de alguna manera en la lucha por una paz justa, el amor finalmente ganará.
Llevamos en nuestros corazones y oraciones al equipo de ECAP Palestina, pidiendo a Dios que les conceda
- seguridad, coraje, sabiduría y gracia mientras persisten en el arduo trabajo de la resistencia no-violenta y de la intervención compasiva;
- provisión para las necesidades emocionales y físicas que enfrentan dentro de sus familias y círculos sociales;
- oportunidades para asociarse bien con colegas locales e internacionales en el trabajo de justicia y paz.