Queremos que compartan nuestro DOLOR, el dolor que sentimos al ver el sufrimiento y el abandono que sufre la comunidad de El Guayabo. Queremos que compartan nuestro MIEDO, el miedo al ver cómo la comunidad de El Guayabo lucha contra el hambre, en una batalla que pueden perder. Queremos que compartan nuestra ESPERANZA, la esperanza de la que somos testigos cuando vemos a la comunidad de El Guayabo resistir con amor la violencia y la opresion. Queremos que compartan nuestras ORACIONES, las oraciones que susurramos en los caminos, en las fincas y en las casas de nuestros amigos de El Guayabo.
En el último año y medio, la comunidad de El Guayabo junto a 3.000 familias han sido impactadas por la fuerte oleada invernal que inundó sus tierras destruyendo sus cultivos y su capacidad para sembrar la comida que sostiene sus hogares. El agua también destruyó los pastos del que se alimentan las vacas causandoles la muerte, afectando aún más la capacidad de las personas para sostenerse. El verano no ha sido mucho mejor para la comunidad, ya que ha sido tan fuerte que ha secado la tierra cerrando toda posibilidad a la comunidad de sembrar comida.
Las comunidades han protestado, denunciado y marchado para exigirle al gobierno local acciones que mitiguen el hambre que sufren, de todas las acciones que se han intentado ninguna ha recibido respuesta. El hambre sigue y amenaza con empeorar con el inicio de una nueva oleada invernal que volverá a inundar las tierras de unas comunidades que ya padecen el hambre y el silencio de un estado que parece más complice del invierno que aliado de los y las campesinas.
Oremos con la comunidad de El Guayabo para que gobierno cumpla con su deber constitucional. Oremos también para que los gobiernos hagan creen planes sostenibles para mitigar los efectos de la crisis climática, especialmente en los países del sur global quienes están experimentando la mayoría de los desastres y cambios ambientales causados por países coloniales.