Vivir entre los ángeles: el Apache Stronghold reza para salvar Oak Flat

El monumento en Old San Carlos recuerda el desplazamiento, la pérdida y la muerte de miles de personas indígenas de Oak Flat, y mira hacia el cielo para sanar nuestro futuro.
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A statue of an Apache horse rider overlooks the San Carlos

Desde el 5 de mayo, la Red ECAP de Solidaridad en Isla Tortuga ha acompañado al Apache Stronghold (baluarte apache) en Oak Flat, Arizona, en los Estados Unidos. Las personas apaches de San Carlos describen Oak Flat (Chi’chil Biłdagoteel) como su lugar sagrado más importante. En medio de un paisaje semiárido de montañas, cañones y matorrales, Oak Flat es un lugar de manantiales sagrados y robles centenarios. Es el lugar donde las personas apaches recolectan plantas medicinales y celebran rituales de mayoría de edad. Es el lugar donde habitan los espíritus Ga’an, guardianes, ángeles o mensajeros de Usen, la deidad creadora. Pinturas rupestres, petroglifos, restos de antiguas viviendas y tumbas son testigos de la presencia de antepasados desde tiempos inmemoriales.

Oak Flat también se encuentra encima de un gran yacimiento de cobre que Resolution Copper ha presionado durante décadas para explotar. En el 2014, la empresa llegó a un acuerdo secreto con los senadores de Arizona John McCain y Jeff Flake. Los senadores redactaron una ley para transferir las tierras a Resolution Copper y fue aprobada en el Congreso de Estados Unidos al añadirla a un proyecto de ley de financiación militar patrocinado por el gobierno. Aunque aún no ha ocurrido la transferencia de tierras, Resolution Copper ya ha comenzado a excavar pozos en los terrenos adyacentes para drenar las aguas subterráneas debajo de Oak Flat y así preparar la explotación minera. El Apache Stronghold está intentando detener el proyecto con una demanda en la que alega que la explotación minera de Oak Flat viola sus derechos de la Primera Enmienda y la Ley de Restauración de la Libertad Religiosa.

En una conversación con miembros de ECAP, el líder del Apache Stronghold el Dr. Wendsler Nosie subrayó que este último acto de robo de tierras debe entenderse dentro del contexto de siglos de genocidio colonial. El 10 de mayo, Wendsler llevó a miembros de ECAP a visitar el monumento en el sitio de Old San Carlos, donde personas apaches y de otros pueblos indígenas fueron confinadas como prisioneras de guerra durante décadas. Explicó con orgullo que los apaches fueron el último pueblo indígena subyugado por colonos invasores de Estados Unidos y que el recuerdo de sus raíces y costumbres tradicionales no está lejano.

A causa de la minería, los colonos desplazaron a las personas apaches de sus tierras alrededor de Oak Flat hace 150 años, y hoy en día lo siguen haciendo. En la década de 1870, cuando se encontró plata y oro cerca de Oak Flat, llegaron colonos en busca de metales preciosos. El gobierno federal había prometido reservar un territorio para las personas apaches en el Tratado de Santa Fe de 1852, pero nunca estableció los límites de dicho territorio. A medida que aumentaba el número de colonos, el gobierno permitió la minería en tierras que anteriormente se consideraba que pertenecían a los apaches y pasó a aplicar una política explícita de genocidio. Tanto colonos como el ejército estadounidense atacaron al pueblo apache con regularidad en los años siguientes; en un momento dado, el general James Carleton ordenó «matar a los hombres apaches dondequiera que se encontraran».

Entre 1871 y 1874, el gobierno de Estados Unidos expulsó de sus tierras tradicionales a 4.000 personas indígenas en el sudeste de Arizona y las reubicó en la reserva Old San Carlos. El gobierno designó a todas estas personas como «la tribu apache de San Carlos» cuando, en realidad, pertenecían a diferentes clanes y pueblos, entre estos yavapais y mojaves como también 15 clanes apaches. Las personas encarceladas en la reserva de Old San Carlos la llamaban «los 40 acres del infierno», una tierra estéril incapaz de sustentar las plantas alimenticias tradicionales.

El sitio de Old San Carlos fue abandonado gradualmente a partir de las décadas de 1910 y 1920 cuando el gobierno estadounidense se dispuso a construir la represa de Coolidge. Como la represa inundó la zona, la gente tuvo que trasladar las tumbas de sus antepasados. Una fosa común con al menos 200 personas apaches está ahora bajo el agua. El agua también cubre las ruinas de la base militar donde los soldados estadounidenses sirvieron como carceleros de las personas apaches.

El monumento de Old San Carlos domina la represa y embalse, y consta de varias esculturas de metal. La figura de un jinete apache, con los brazos levantados hacia el cielo, está delante de cuatro figuras que representan a una familia apache, todos mirando hacia el cielo. Los niños llevan los utensilios de un medio de vida basado en la tierra: el niño, un arco y flechas; la niña, una cesta para la cosecha. Unas placas registran las palabras de miembros de la comunidad que reflexionan sobre la importancia de enfrentarse a la fealdad del pasado para encontrar sanación para el futuro.

Dos personas están paradas debajo de cuatro estatuas que conmemoran el sitio del Viejo San Carlos

Las palabras de un anciano grabadas en el monumento captan el dolor de un modo de vida perdido en el que la espiritualidad se infundía en una estrecha relación con la tierra: «Había inocencia entre la gente que era libre en espíritu, pensamientos, palabra y vida cotidiana. Vivían casi cada momento en la espiritualidad y todo estaba en equilibrio, y eso era armonía».

Las palabras de una joven madre expresan la incertidumbre sobre qué costumbres enseñar a su hijo, las de su pueblo o de la cultura de colonos. «¿Me asimilo? ¿Qué enseño a mi hijo cuando estoy confundida y frustrada?».

Mirando al futuro, las palabras de Naelyn Pike, nieta de Wendsler, que entonces tenía nueve años, transmiten la determinación de preservar la tierra y la cultura: «[Seamos] el pueblo más orgulloso y ayudemos al resto del mundo a comprender todas las creaciones de Usen. Porque debemos salvar el espíritu de la Madre Tierra».

Wendsler explicó como el Apache Stronghold está resistiendo la asimilación y manteniendo vivas las costumbres tradicionales mediante la práctica espiritual. Se lamentó de la desconexión de colonos con la tierra, que debe protegerse para mantener la vida. Wendsler habló de cómo Estados Unidos ha ofrecido al pueblo apache flores, cosas vistosas sin sustancia, mientras les quita el agua. Una y otra vez los prometidos beneficios económicos de la extracción de recursos se quedan en nada, mientras que la destrucción de la tierra amenaza la supervivencia, no sólo de apaches, sino de todos los pueblos.

La minería ha destruido la mayoría de la tierra alrededor de Oak Flat. Las minas han agotado grandes cantidades de aguas subterráneas y los residuos contaminarán la región durante las próximas décadas. «El único lugar verde donde crecen alimentos es Oak Flat», continúa Wendsler. «Por eso el lugar es sagrado. Es porque está vivo. Todo lo que hay alrededor es muerte y quieren matar el último lugar que tiene vida».

Wendsler subrayó que la lucha del Apache Stronghold es espiritual. «Mucha gente practica rituales, pero ha perdido su conexión con Dios», afirmó. Al regresar a Oak Flat, su pueblo está retornando y viviendo en el lugar sagrado donde solían vivir entre los Ga’an, los ángeles.

Las palabras de Naelyn Pike conservadas en el monumento de Old San Carlos resumen maravillosamente la visión de resistencia, sanación y renovación que el Apache Stronghold pretende poner en práctica:

Ya no seré una víctima del desastre que hubo aquí. Sanaré junto con muchos otros, y presionaré para recuperar nuestra identidad y trabajaré para restaurar la religión de nuestro pueblo.

Debemos proteger todas las creaciones de Usen como hicieron nuestros antepasados. Así que hoy les pido a cada uno de ustedes que se unan a nosotros en la sanación para que podamos cambiar el mañana. Ayúdenme a dar… a mis hermanas pequeñas y a las que aún están por nacer, la oportunidad de disfrutar de todo lo creado.

Mientras el Apache Stronghold se enfrenta a la amenaza de la explotación minera bajo Oak Flat, las personas siguen reuniéndose en la tierra para rezar. Todos nosotros y todas nosotras, de todas las tradiciones, estamos invitadas a rezar para salvar este lugar sagrado. A través de nuestra oración, quienes somos colonos en esta tierra podemos comenzar el proceso generacional de reconectar con la deidad Creadora a través de la creación.

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