Oremos por Palestina

Esta semana Gaza está sufriendo la violencia implacable de los bombardeos israelíes. Oremos para que se reconozca nuestra humanidad en común y nos unamos en los llamamientos a la liberación.
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the profile of a child's face in shadow with rays of sun visible over their head. Another child is silhouetted in the background

Guerra, una palabra verdaderamente terrible, cargada del dolor que inflige en el corazón y del sufrimiento que acarrea: desplazamiento, hambre, destrucción y devastación para quienes han trabajado incansablemente para asegurarse una existencia digna para elles y sus hijes.

Sin embargo, para las personas en la política, esta palabra puede parecer tan fácil. Con orgullo inician guerras contra personas que no tienen culpa ni poder, indiferentes al sufrimiento que desencadenan, y que soportarán durante años las generaciones futuras.

Lamentablemente, la fuerza dicta a menudo el curso de la guerra, imponiendo su voluntad a las personas vulnerables, mientras las personas poderosas gozan de un apoyo inquebrantable mediante la difusión de mentiras que pregonan al mundo. Mientras tanto, las personas inocentes, impotentes y libres de culpa, sufren las consecuencias sin preocuparse por los sueños que una vez tuvieron. Familias destrozadas, vidas perdidas, sueños rotos.

En Palestina, concretamente en la Franja de Gaza, se libra desde hace una semana una guerra sin cuartel. Israel ha ordenado cortar la electricidad, el agua, el combustible, los alimentos y los suministros médicos de la Franja de Gaza, que ya está sometida a un bloqueo total por tierra, mar y aire desde el 2006. 

En el 2023, 75 años después de la Nakba, seguimos teniendo noticias de familias desplazadas. Hogares enteros han perecido bajo los bombardeos, sus casas reducidas a escombros. Las personas sobrevivientes se quedan en estado de shock y sin habla. Les niñes pierden a sus familias, sus sueños, sus escuelas y sus amistades. Las secuelas de los bombardeos dejan cadáveres esparcidos y personas desesperadas buscan refugio donde pueden. Algunas personas se acercan a los hospitales, aferrándose a la esperanza de salvarse. Vecindarios enteros han sido arrasados y la tragedia se avecina en todo sentido. 

Nos encontramos ante una guerra implacable, un destino que deja a la gente desamparada. Les niñes, que milagrosamente sobreviven a los bombardeos, buscan a sus familias entre los escombros de las casas reducidas a polvo. Niñes sin madre y sin padre, a la deriva, experimentando inseguridad de su futuro, visitan sus casas destruidas al día siguiente, en busca de sus juguetes y libros de texto.

Oremos por cada niñe que ha perdido a su familia. Oremos por cada madre que llora por sus hijes, por el niño y la niña que llora un juguete perdido entre las ruinas. Oremos por los padres y las madres que corren a los hospitales, sintiendo desesperación por encontrar a sus familias o identificar a sus seres queridos entre las víctimas. Oremos por las familias que ya no existen, por las mezquitas e iglesias que han quedado reducidas a escombros. Oremos. Oremos por las almas desplazadas con miedo en los ojos, que buscan seguridad cuando nos sentamos a la mesa. Oremos por las personas que no tienen nada que comer debido a los estragos de la guerra.

Como seres humanos, nos une nuestra humanidad en común, independientemente de nuestra religión, fuerza o color de piel. Unámonos en nuestra humanidad y dediquemos un momento a reconocer que somos humanos, y en esa unidad, oremos por todas las personas.

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