Enfrentarse a la muerte, ver la esperanza y asumir responsabilidades en las zonas fronterizas

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Border wall

El Muro. El gran y feo muro. Trazado a lo largo de la frontera artificial de 2,000 millas entre Estados Unidos y México, a causa de una guerra librada, en parte, para ampliar el territorio de esclavitud, es casi ridículamente conquistable y escalable incluso en sus puntos más altos. El muro divide a las familias y les niega refugio y oportunidades económicas. Y lo que es más monstruoso, la barrera empuja a las temerosas pero esperanzadas personas migrantes, a los campos de exterminio del desierto—un desierto helado, abrasador y mortal.

La historia de la humanidad es una historia de desplazamientos y asentamientos, de viajes y creación de hogares. Uno de los muchos lugares del mundo donde esta historia se repite una y otra vez es la zona fronteriza entre México y Estados Unidos. Lo que diferencia nuestras experiencias humanas individuales es que algunes de nosotres, disfrutando un privilegio, nos deslizamos con seguridad a través de las fronteras de todo el mundo, mientras que otras personas, nuestres hermanos y hermanas, ven su movilidad duramente restringida y criminalizada.

Como delegación de ECAP–Zona Fronteriza entre EUA-México (9-18 de octubre), visitamos el Muro a ambos lados de la frontera en múltiples lugares para diversas lecciones y reflexiones. En el cementerio de Douglas, Arizona, adyacente al Muro, meditamos y presentamos nuestros respetos a los hombres y las mujeres que murieron tratando de cruzar el desierto, sus nombres desconocidos. Hicimos una corta caminata por terreno desértico de Sonora, deteniéndonos en un barril de agua cerca del muro fronterizo dejado para las personas migrantes que pudieran encontrar allí su camino. Vimos hermosos murales pintados en el Muro frente a Agua Prieta, México, creaciones visuales de artistas de México y colaboradores con el propósito de contrarrestar la fealdad simbólica y literal del Muro. Hicimos varios viajes de ida y vuelta a través del puerto de Douglas-Agua Prieta (y una vez a través de los puestos de control fronterizo de Naco-Naco) para reunirnos con organizaciones asociadas a ECAP y aprender de gente increíble que trabaja a ambos lados de la frontera.

Fueron estas personas las que nos dieron la mayor esperanza y el mayor reto para vivir nuestros valores. Nuestra inspiración surgió de nuestras interacciones, tanto con heroicas personas defensoras de los derechos de las personas migrantes como con organizaciones, algunas de ellas lideradas por mujeres, quienes fomentan la dignidad humana en las zonas fronterizas. En Agua Prieta, conocimos de la mano de Betto la labor del albergue para personas migrantes CAME y de Bridich el trabajo del Centro de Recursos para Migrantes (CRM). Estas organizaciones llevan más de dos décadas dando respuesta a las necesidades básicas de las personas migrantes que han llegado a Agua Prieta, tanto las que desean solicitar su entrada en EUA como las que han regresado o han sido expulsadas a través de este puerto fronterizo. A lo largo de los años, personas dedicadas de CAME y del CRM también han acompañado valientemente a personas vulnerables durante periodos de especial peligro con los poderes locales del crimen organizado.

En Agua Prieta, Naco y Tucson, aprendimos de mujeres que lideran centros de empoderamiento, como Laura, de la casa de rehabilitación de drogas y alcohol CATPSIC; Lupita, del Centro de Bienestar de Naco, que incluye un jardín comunitario realmente impresionante; Rocío, de Casa Cardo, una nueva casa para personas solicitantes de asilo en Tucson; y Matty en la cooperativa de mujeres Douglas Prieta Trabajan que comercia con productos de costura hechos a mano, jardinería y cocina. Adrian también nos habló de la cooperativa Café Justo, propiedad de pequeñes agricultores, de la que consumimos tazas de café en serie y pedimos bolsas de café de comercio justo/directo para compartir con nuestros grupos y congregaciones al regresar a nuestras casas.

Group portrait
Delegación con socies en un barril de agua bajo el Árbol de la Vida en el desierto de Sonora, cerca de la frontera

Como ejemplo del compromiso de Jack y Linda Knox con el trabajo de reconciliación, también nos reunimos con dos personas agente del Servicio de Aduanas y Protección de Fronteras de Estados Unidos (CBP, por sus siglas en inglés), quienes nos informaron sobre las tareas que tienen asignadas—regular el flujo de productos agrícolas y de otro tipo procedentes de México, interceptar el contrabando de armas de Estados Unidos a México, intentar interrumpir el flujo de fentanilo y otras drogas de México al voraz mercado de consumo estadounidense y de esforzarse por reducir el tráfico de menores. Hicimos preguntas sobre el roto e inhumano sistema de inmigración estadounidense y el trabajo de sus colegas de la Patrulla Fronteriza del CBP en las zonas fronterizas alejadas de los puertos de entrada. Les escuchamos educadamente mientras eludían la mayoría de las preguntas.

Hacia el final de nuestra visita, participamos en la ‘Healing Our Borders Vigil’ (Vigilia Sanando Nuestras Fronteras). Desde el año 2000, celebran esta poderosa acción espiritual y política todos los martes por la noche a lo largo de una de las principales vías públicas de Douglas. En la vigilia, pronunciamos más de cien nombres de entre los miles de personas que han muerto intentando cruzar la frontera mientras sosteníamos sus cruces en alto y las colocábamos en los bordillos frente a la carretera.

Durante todo el tiempo que pasamos en la frontera, todas las personas integrantes de nuestra delegación—una de ellas inmigrante, todas ciudadanas estadounidenses—sentimos una profunda gratitud por nuestro inmerecido privilegio de libertad casi total de circulación segura entre estados y países. Al tiempo que renovábamos nuestra gratitud, nos afligía y nos llenaba de rabia que tantos de nuestros hermanos y nuestras hermanas del otro lado del Muro y por todo el mundo son objeto de brutalidad y de riesgo en sus viajes para escapar del peligro y seguir sus necesidades y sueños. Terminamos nuestra delegación con la responsabilidad y la determinación de luchar con ahínco por políticas que otorguen a las demás personas las mismas libertades de las que nosotres disfrutamos, como la de desplazarnos con seguridad y la de establecer nuestros hogares donde queramos.

Por David Leaman para la delegación fronteriza EAU-México

(Personas liderando: Jack Knox, Linda Knox, Weldon Nisly; Participantes: David Blair, Lina Hervas, Pat Lagerwey, David Leaman, Marjorie Linda-James)

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