De la “Mayor Prisión al Aire Libre del Mundo” al infierno de la Prisión de Korydallos

El próximo juicio en Lesbos a un joven de Gaza plantea interrogantes sobre la actuación de la Guardia Costera Helena. La impunidad de sus agentes les ha permitido convertir la violencia en un modus operandi.
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The outer wall of a prison

Cuando Ahmed Hana, junto a su familia, salía de la Franja de Gaza en busca de unas bocanadas de libertad, él no podía imaginar los niveles de injusticia y de violencia que le esperaban. En la actualidad, se encuentra detenido en la Prisión de Korydallos, acusado de provocar un naufragio y de transporte ilegal de personas nacionales de terceros países.

Ahmed se había buscado la vida durante tres años y medio en Turquía, pero la clandestinidad en la cual se veía obligado a vivir le dificultaba la vida. Él no podía proporcionar ni siquiera lo básico a su familia. Tuvo que tomar la difícil decisión de dejarles atrás y buscar oportunidades en Europa. Otras personas compatriotas que habían intentado el mismo viaje en el pasado le advirtieron de los peligros que entrañaba, pero él no tenía otra opción.

Desde marzo del 2024, él había intentado cruzar a las islas griegas tres veces, pero en todas las ocasiones había sido víctima de expulsiones ilegales de personas migrantes por parte de la Guardia Costera Helena. El mes pasado, Grecia fue condenada por estas expulsiones de personas migrantes, una forma ilícita de repatriación, por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, que reconoció que las fuerzas de seguridad griegas las utilizan sistemáticamente.

El día 5 de septiembre, su cuarta travesía, quedará grabado para siempre en la mente de Ahmed. Decidido a lograrlo esta vez, él viajó con sus compañeres de viaje en el coche de les traficantes desde Esmirna, donde se alojaban, hasta la costa frente a la isla de Lesbos. No estaba claro cuántas personas embarcaron con él. Ahmed se encontró sentado entre hombres y mujeres, ancianes y niñes en brazos de sus madres y/o padres. La orden de les traficantes era clara. Todas las personas debían permanecer agachadas, bajo una cubierta de plástico que se extendía sobre ellas. Cualquier persona que desobedeciera esta orden sería arrojada al mar. Al cabo de unos 40 minutos, cuando estaban bastante cerca de las playas de Lesbos, apareció un barco de la Guardia Costera y empezó a perseguirles. Les oficiales guardacostas abrieron fuego. Las personas pasajeras gritaban y lloraban, mientras algunas levantaban a les niñes en el aire, mostrándoseles a les oficiales guardacostas y esperando que les perdonaran. Algunas, incluido el conductor de la embarcación, saltaron al agua en un intento de nadar hasta la orilla y escapar. La embarcación siguió sin control hasta que Ahmed saltó para tomar el timón, intentando apagar el acelerador. Para entonces, la lancha de les oficiales guardacostas les había alcanzado, girado y embestido. Los tubos de la pequeña lancha neumática reventaron y de repente todas las personas estaban en el mar, hombres, mujeres y niñes.

Ahmed, quien llevaba un neumático de coche alrededor de la cintura en lugar de un chaleco salvavidas, intentó ayudar a las demás personas a subir a la embarcación de la Guardia Costera, que ahora intentaba rescatarles. Pero cuando le llegó su turno, tres personas enmascaradas integrantes de la tripulación empezaron a golpearlo con porras y un tubo de hierro. También estaban golpeando a los otros hombres que habían subido al barco, pero por alguna razón que entonces no pudo comprender, estaban centrados en él. A pesar de sus gritos, no dejaron de golpearle, hasta el punto de que le manaba sangre del cuerpo y tenía la cara desfigurada. Las 25 personas recogidas del mar fueron trasladadas a otras dos embarcaciones de la Guardia Costera, que las llevaron al Puerto de Mitilene para realizar los trámites legales, mientras que Ahmed, en claro mal estado, fue llevado al hospital para recibir primeros auxilios. Junto a ellas, otras dos personas fueron trasladadas al Centro de Registro e Identificación de Mavrovouni; habían sido detenidas por la policía griega en la costa de la isla y admitieron estar a bordo con las demás personas pasajeras.

En una práctica habitual para las personas migrantes que son víctimas de la violencia de les oficiales guardacostas, Ahmed fue acusado de “traficante”, acusado de provocar el naufragio al intentar embestir la embarcación de les oficiales guardacostas, mucho más grande. Tras sufrir graves heridas por la colisión de las embarcaciones, fue acusado de resistirse a la detención empleando la violencia contra la tripulación de la Guardia Costera. El interrogador del Tribunal de Primera Instancia de Mitilene hizo caso omiso de los testimonios de las demás personas pasajeras que habían confirmado la historia de Ahmed ante el tribunal, incluidas las acciones delictivas de la tripulación del buque PLS 1081. Se ordenó la detención preventiva de Ahmed, que fue trasladado a la Prisión de Korydallos.

La defensa de Ahmed corrió a cargo del Centro Jurídico de Lesbos, ONG activa en las Islas del Egeo contra la criminalización de las personas migrantes, y de la abogada Vicky Angelidou. Cuando nos pusimos en contacto con la organización, elles plantearon serias dudas sobre la credibilidad de las declaraciones de las personas funcionarias portuarias y sobre todo el proceso de interrogatorio que condujo al arresto y detención de Ahmed. Algunas de las cuestiones clave planteadas son:

  • Si bien todas las personas testigos – pasajeras de la embarcación de migrantes – afirman que les tripulantes del PLS 1081 les dispararon, ¿por qué no se menciona en ninguna parte de los testimonios e informes de les oficiales guardacostas?
  • ¿Cómo es posible que las declaraciones de las personas funcionarias de la Guardia Costera sean idénticas e incluso haya frases enteras que son iguales, palabra por palabra?
  • ¿Cómo es posible que el barco de personas migrantes, que transportaba al menos a 27 personas y era mucho más pequeño que el PLS 1081, intentara embestirles? Y si eso ocurrió, ¿cómo es posible que el impacto contra la embarcación PLS 1081 diera en su parte delantera? Vale la pena señalar aquí que el PLS 1081, incorporado a la flota de la Guardia Costera sólo en junio del 2024, es un ‘Viking Hellas’ de última generación, embarcación de patrulla rápida de aproximadamente 12 metros. Está equipado con sistemas electrónicos de última generación, con un motor de 880 caballos de fuerza, que le permite alcanzar velocidades muy altas, muy superiores a las de las lanchas neumáticas que suelen utilizar las personas migrantes para llegar a las Islas del Egeo.
  • ¿Qué hay de las pertenencias de las personas pasajeras? Los testimonios de Ahmed y de otro testigo mencionan que tenían dinero y otros objetos de valor, que fueron incautados tras recogerlos del mar. Pero en los informes de incautación no se menciona ningún objeto ni cantidad de dinero, aparte de un teléfono en posesión de Ahmed. Quienes tienen familiaridad con las travesías de las personas migrantes confirman que esto no es normal, ya que además de las sumas de dinero que llevan para intentar llegar a las islas, para hacer frente a cualquier posible emergencia, todes elles poseen al menos un teléfono móvil para comunicarse con sus familiares.
  • ¿Cómo es posible que, aunque según los testimonios de les oficiales guardacostas Ahmed resultó herido en el mar por la colisión, se resistiera violentamente a ser detenido?
  • Por último – y esta pregunta se plantea repetidamente en los incidentes de colisión entre las embarcaciones de personas migrantes y las de la Guardia Costera Helénica – ¿dónde están los vídeos de la embarcación de la Guardia Costera? La embarcación, que fue adquirida por la Guardia Costera Helénica, cofinanciada por la Unión Europea, dispone, como ya se ha mencionado anteriormente, de sistemas electrónicos de última generación, incluida una cámara de alta definición. Entre las obligaciones de les oficiales guardacostas helenos figura la grabación de sus operaciones. ¿Cómo es posible que esta prueba crucial haya vuelto a desaparecer?

Las organizaciones de derechos humanos han expresado reiteradamente su preocupación por el desarrollo de los interrogatorios y de los juicios en casos relacionados con personas migrantes y víctimas de la violencia estatal. Al mismo tiempo, las operaciones para detener embarcaciones de personas migrantes mediante el uso de munición real o embistiendo las embarcaciones son cada vez más frecuentes, y a menudo han provocado la trágica muerte de decenas de personas, siendo el ejemplo más reciente la muerte de ocho personas migrantes frente a las costas de Rodas, que fueron embestidas por una embarcación de la Guardia Costera y desmembradas en sus hélices. El alcance geográfico del uso de estos métodos, y de la inmunidad concedida a las personas integrantes de las fuerzas de seguridad implicadas en estos incidentes, sugieren que no se trata de incidentes desafortunados y aislados, sino que son el modus operandi de la Guardia Costera.

El juicio de Ahmed Hana tendrá lugar el viernes 6 de febrero en el Tribunal Penal de Apelación del Egeo Septentrional de Mitilene.

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