Por las personas arrojadas al mar, por las manos que se aferran en la oscuridad, por los pies que no encuentran la costa — Nosotres pronunciamos sus nombres, recordamos su lucha.
Las personas cansadas, las heridas, las errantes — Ellas no desaparecen cuando se les empuja a la noche. Su dignidad no se borra con la indiferencia, su derecho a la seguridad no es negociable.
Desenmascarar las obras de crueldad: Las personas enmascaradas que sabotean los barcos, las políticas que convierten las fronteras en muros, las personas en el liderazgo que claman justicia mientras aplastan a quienes no pueden defenderse.
Que el silencio nunca sea nuestra respuesta. Que quienes se apartan, sientan conmoción para ver. Que quienes ejercen el poder, rindan cuentas. Que quienes buscan justicia, tengan el valor de resistir.
Lesbos es más que una isla — es una prueba de nuestra humanidad. Un lugar donde algunas personas se niegan a mirar hacia otro lado. Donde la resistencia y la solidaridad siguen existiendo. Donde la marea debe cambiar algún día.
Que la conciencia nos guíe y que prevalezca la compasión.