Estimada persona que está leyendo – sabemos que ECAP cuenta con una base de apoyo diverso con distintos puntos de vista sobre cuestiones de justicia. Creemos que la construcción de paz es un recorrido que hacemos juntes. En las próximas semanas publicaremos artículos de reflexión sobre el tema de la abolición. Le invitamos a leer y a reflexionar con nosotres. Envíenos sus ideas a peacemakers@cpt.org.
Este segundo artículo ha sido escrito por la Red de Solidaridad en Isla Tortuga. Usted puede leer el primer artículo de la serie, ‘My journey towards abolitionism’ (Mi caminar hacia el abolicionismo), aquí.
«Who keeps us safe? We keep us safe! (¿Quién nos mantiene a salvo? ¡Nosotres nos mantenemos a salvo!)». Este cántico resuena en las protestas callejeras de Norteamérica. Es un recordatorio a la gente y a la policía, de que no queremos, confiamos o dependemos de la policía para mantenernos a salvo. Por el contrario, como comunidad que lucha por la liberación, trabajamos para construir comunidades seguras y de confianza. El cántico no es una aspiración abstracta, sino una llamada a la acción: desarrollar estrategias de seguridad alternativas y desmantelar la policía. Es este cántico en la práctica lo que hemos visto crecer y expandirse en Toronto en los últimos dos años.
Brevísima historia de la policía en Canadá
El primer cuerpo de policía federal de Canadá fue la ‘Dominion Police’ (Policía del Dominio), creada en 1868. Aunque su misión era “proteger” a las personas políticas, también tenía profundos vínculos con la ‘Orange Order’ (Orden Naranja), un club de personas protestantes británicas profundamente anticatolico y antiirlandes que se infiltraba en todos los niveles del gobierno. En su raíz, la Policía del Dominio tenía la tarea de custodiar un “orden público” basado en el dominio de las personas protestantes anglosajonas blancas. La Policía del Dominio no existía para la seguridad pública de todas las personas – existía para mantener el poder racial.
¿Usted lo sabía? La Policía del Dominio fue enviada a luchar en la Guerra de los Bóers con las personas británicas. Es a través de la Guerra de los Bóers que surge el modelo de “campo de concentración” con las personas británicas confinando a familias holandesas y negras en campos de concentración.
La Policía Local de Toronto, creada en 1834, era una policía municipal, establecida de forma similar para mantener un “orden público” altamente racista y clasista. También tenían fuertes conexiones con la (Orden Naranja» y tomaron partido en escaramuzas sectarias con los católicos. También tenían fuertes conexiones con la ‘Orange Order’ (Orden Naranja) y tomaron partido en escaramuzas sectarias con las personas católicas. La Policía de Toronto también se encargó de mantener la segregación racial y reprimir la resistencia indígena a la colonización en la Isla de Manitoulin.
Mientras Canadá intentaba colonizar el oeste, un regimiento de orangistas se dirigió a Winnipeg para desplazar y reprimir violentamente a las personas Metis y de las Primeras Naciones, robando tierras a su paso y formando la ‘North West Mounted Police’ (Policía Montada del Noroeste, NWMP, por sus siglas en inglés). En Toronto, la policía protegía la propiedad privada y el statu quo basado en un orden público de capitalismo y supremacía blanca. En las praderas, establecieron violentamente ese orden: la ‘NWMP’ invadió tierras indígenas, obligó a las Primeras Naciones a instalarse en reservas y asesinó a las personas en el liderazgo indígena que se atrevían a resistirse a la colonización.
En 1919, personas trabajadoras de Winnipeg se sublevaron para exigir mejores salarios y mejor trato. El gobierno, temiendo una revolución de izquierdas, envió tanto a la Policía del Dominio como a la ‘NWMP’ para intentar aplastar el movimiento y apoyar a las milicias privadas locales que las empresas habían empleado para atacar a las personas trabajadoras en huelga. Tras la Huelga General de Winnipeg, la Policía del Dominio (protectores del capital) y la ‘NWMP’ (ocupantes y ladrones violentes de tierras indígenas) se fusionaron para formar la ‘Royal Canadian Mounted Police’ (Real Policía Montada de Canadá).
¡Más información!
Escuchar: ‘The Mounties Always Get Their Land’ (La Policía Montada Siempre Consigue sus Tierras)
Leer: ‘Policing Black Lives’ (Vigilancia de las Vidas Negras) por Robyn Maynard
Leer: ‘Stolen City’ (Ciudad Robada) por Owen Toews
Es importante echar un breve vistazo a la historia de la formación de la policía federal y local para comprender su función en la actualidad. Podemos ver que la policía no se estableció para la seguridad y protección de todas las personas. La policía existe para imponer un statu quo: mantener el orden público en un contexto de opresión y de violencia sistémica. La policía, a pesar de sus afirmaciones, no defiende la justicia, sino que, históricamente y en la actualidad, es la encargada de hacer cumplir las leyes que contribuyen a mantener unas condiciones injustas arraigadas en la supremacía blanca.
La ‘RCMP’ llevó a cabo el secuestro de niños y niñas indígenas para obligarles a ingresar en internados. La policía impuso la segregación racial en los centros urbanos, así como el sistema de pases que confinaba a las personas habitantes de las Primeras Naciones en las reservas, y el internamiento de personas japonesas-canadiensas durante la Segunda Guerra Mundial. En el 2000, la policía de Toronto hizo una redada en una casa de baños LGBTQ+, la cual un juez consideró posteriormente una violación “flagrante” de la Carta Canadiense de Derechos y Libertades. La policía no es la proveedora de justicia, sino que a menudo es la fuerza que bloquea los intentos de las comunidades de construir justicia. Un ejemplo de ello es la actuación policial contra el Movimiento de Solidaridad con Palestina.
¿Usted lo sabías? El actual jefe de policía de Toronto formó parte de la “brigada antivicio” que hizo una redada en la casa de baños que un juez posteriormente consideró una violación “flagrante” de los derechos de las personas ciudadanas.
Más de 115 personas han sido detenidas en Toronto desde octubre del 2023 por apoyar a Palestina. Las personas detenidas por acciones de solidaridad con Palestina son investigadas automáticamente por la Unidad de Delitos de Odio de la Policía de Toronto, a pesar de que lo que impulsa sus acciones es un profundo amor por la humanidad, lo que con demasiada frecuencia se traduce en su criminalización. Intentar detener un genocidio es justo. Pero sacude el statu quo, perturba el orden público y amenaza la función del imperialismo y de la supremacía blanca en Canadá. En consecuencia, el Estado, a través del brazo de la policía, intenta aislar el movimiento, deshumanizarlo y limitar su impacto.
La construcción de la comunidad es la abolición
La única manera de lograr la justicia es abolir la policía y desmantelar el enfoque violento y coercitivo de la “seguridad” que representa. Aquí en Toronto, dentro del Movimiento de Solidaridad con Palestina, hemos empezado a hacer de la abolición una realidad dentro de nuestra comunidad. Esto no es excepcional – la mayoría de las comunidades de Toronto no pueden confiar en la policía por su identidad racial o de clase, y se han apoyado mutuamente para construir estructuras alternativas de seguridad comunitaria.
A través de la lucha para poner fin al genocidio, muchas personas que creían estar protegidas por la policía son ahora objetivo de la policía. Para muchas personas integrantes del Movimiento de Solidaridad con Palestina, si antes sentían que podían llamar a la policía para sentirse seguras, ahora ya no pueden. Muchas personas integrantes de nuestro movimiento han recibido amenazas de muerte de parte de personas sionistas. En este entorno, la seguridad es algo que hemos tenido que construir dentro de nuestra comunidad. La policía no nos protege; de hecho, nos ha perjudicado y amenazado.
Mientras las personas vigilantes sionistas envían amenazas de muerte, la policía ataca al Movimiento Palestino. Muchas personas activistas han sido vigiladas y seguidas por diversos niveles de la policía (municipal, provincial y federal) por su apoyo a Palestina. En varias ocasiones en los últimos 18 meses, la policía ha atacado a personas manifestantes, repartiendo contusiones, costillas y narices rotas y ligamentos desgarrados. La policía ha sido la mayor proveedora de violencia contra nosotres. En respuesta, hemos construido nuestras propias comunidades de apoyo y atención. Hemos desarrollado sistemas de ‘check-in’ y nos hemos abierto las puertas de nuestras casas cuando nos amenazan con arrestarnos o atacarnos. Somos una comunidad arraigada en el cuidado y el amor, en la liberación y la descolonización.
La policía no sirve ni protege al pueblo. Más bien, sirve a los intereses de las élites dominantes: protege el capital y la propiedad privada. Esto significa que la policía debe reprimir violentamente cualquier acto que amenace el “orden público” de los sistemas injustos de la sociedad. Sin embargo, gracias a nuestra capacidad para construir comunidades fuertes, podemos seguir resistiendo y construir un mundo más justo. “¿Quién nos mantiene a salvo? ¡Nosotres nos mantenemos a salvo!».