La siguiente oración fue escrita por Maggie Hindley, una persona reservista de ECAP Palestina.
Dios, amo este lugar.
Amo sus aromas y sus sabores,
su piedra caliza y sus aceitunas,
Sus días calurosos, su cielo azul, sus puestas de sol;
su idioma y su gente,
su hospitalidad,
su profundo anhelo por la paz que cantaban sus profetas;
paz con justicia,
paz con seguridad,
paz entre los pueblos,
paz duradera,
una paz que nos corresponde construir.
¿Es mía la decisión?
Dios, soy un falsa Trabajadora por la Paz.
Yo llevaba una piedra de miedo en mis entrañas mientras planeaba mi viaje,
mi miedo y el miedo de las demás personas;
una bolsa de piedras mientras me enfrentaba al guardián del opresor.
Me dan miedo las armas, los drones, las cámaras,
los reflectores, las botas y los rostros severos.
Miedo.
No me siento nada tranquila.
Pero, Dios, amo a esta gente.
Amo a les niñes, que sufren tormento a diario en su camino a la escuela,
pero perseverán en sus estudios;
amo a mis amistades, que dejan a un lado sus miedos.
cada día, cada hora,
para modelar la vida
tal y como se podría vivir,
con cortesía, hospitalidad, valentía y paz,
de cara al mal.
Amo a este equipo de personas auténticamente trabajadoras por la paz.
Así que inspiro y espiro,
dejando que las piedras de mi terror se disuelvan.
La paz es real.
La paz es más fuerte que la crueldad
que nace de un terror mayor que el mío,
profundamente arraigada y destructora,
que está asfixiando a quien oprime.
Déjeme alcanzar la paz.
Déjeme cultivarla.
Déjeme vivirla.
En lo más profundo de mi ser.
Aquí.
Ahora.
Déjeme ser una trabajadora por la paz a tiempo completo.