‘Draw the Line’ (Poniendo Límites) reúne movimientos en favor de las personas, la paz y el planeta

Miles de personas se unieron en Toronto en una manifestación contra las crisis interconectadas.
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People on a demonstration

El sábado 20 de septiembre, las personas integrantes de ECAP se unieron a unas 10,000 personas en el centro de Toronto para trazar una línea en contra de las políticas del Gobierno federal que aumentan la desigualdad económica, recortan los servicios públicos, agravan el colapso climático, amenazan a las personas migrantes, explotan las tierras indígenas y promueven el militarismo. Mientras el primer ministro Mark Carney se prepara para presentar su presupuesto de otoño, ya anunciado como un presupuesto de “austeridad”, los movimientos sociales se han unido para exigir al Gobierno canadiense que dé prioridad a las comunidades frente a las personas multimillonarias. Abuelos y abuelas, madres y padres de familia y personas jóvenes de la Primera Nación de ‘Grassy Narrows’ encabezaron la marcha junto con personas integrantes de la ‘Migrant Workers’ Alliance for Change’ (Alianza de Trabajadores Migrantes por el Cambio).

A lo largo de Canadá, decenas de miles de personas de más de 70 comunidades se reunieron para apoyar cinco exigencias:

  • Anteponer las personas a los beneficios empresariales. Financiar a nuestras familias y comunidades.
  • Rechazar el colonialismo actual. Defender la soberanía indígena.
  • Deja de culpar a las personas migrantes. ¡Ahora exigir la regularización de todas las personas!
  • Acabar con la maquinaria bélica. Defender la justicia y la paz.
  • Acabar con la era de los combustibles fósiles. Proteger a la Madre Tierra.

En Toronto, les defensores indígenas de la tierra y protectores del agua marcharon junto a defensores de los derechos de las personas migrantes, activistas climáticos, activistas por la paz, activistas solidarios con Palestina, personas integrantes de sindicatos, grupos defensores de los derechos de las personas inquilinas y contra la pobreza, grupos socialistas y personas integrantes de una amplia gama de organizaciones comunitarias, llenando las calles durante varias manzanas. A pesar de la fuerte presencia policial que bloqueaba las rutas más directas, la marcha llegó al Parlamento de Ontario en ‘Queen’s Park’ (Parque de la Reina). Chrissy Isaacs, abuela de ‘Grassy Narrows’, denunció el fracaso del Gobierno de Ontario a la hora de abordar 60 años de envenenamiento por mercurio, reivindicó el derecho de las Primeras Naciones al agua potable y exigió el cierre de la fábrica de papel y celulosa que sigue contaminando el sistema fluvial del Rio ‘English-Wabigoon’. Otras personas en el liderazgo indígena, defensores de los derechos de las personas migrantes, defensores de personas palestinas y activistas climáticos condenaron las políticas gubernamentales que perjudican a las personas y al planeta, y proclamaron su compromiso con la resistencia sostenida.

El gobierno de Carney ya ha revertido muchos de los logros que los movimientos sociales han conseguido tras décadas de lucha. Han impulsado el Proyecto de Ley C-5 para acelerar los proyectos industriales sin las evaluaciones ambientales adecuadas ni el consentimiento de las comunidades indígenas, y han nombrado al antiguo director ejecutivo del oleoducto ‘Trans Mountain’ para dirigir una nueva Oficina de Grandes Proyectos. Se han posicionado en contra de las personas trabajadoras en huelga de ‘Air Canada’ y ‘Canada Post’. Han prometido recortes del 15 % en el gasto público durante tres años, lo que pone en peligro decenas de miles de puestos de trabajo en el sector público y programas sociales que salvan y mejoran vidas. Mientras tanto, han capitulado ante las exigencias del presidente Trump a les aliades de la OTAN y han prometido cuadruplicar el presupuesto militar. Han propuesto el Proyecto de Ley C-2, que permitiría al Gobierno cancelar permisos de inmigración de forma masiva, restringir las solicitudes de asilo y ampliar la vigilancia sin orden judicial de todas las personas canadienses.

La jornada de acción ‘Draw the Line’ (Poniendo Límites) demostró la firme solidaridad entre los movimientos sociales que luchan por un futuro mejor. No nos dividirán las tácticas de las personas políticas de buscar chivos expiatorios y sembrar el miedo. Las crisis interconectadas a las que nos enfrentamos – el caos climático, la creciente desigualdad, el deterioro de la cohesión social y el auge del nacionalismo violento – exigen un cambio decisivo para dar prioridad a la vida en la Tierra por encima de los intereses del capital. En palabras de Rachel Small, de ‘World Beyond War’ (Mundo más allá de la guerra): “Exigimos inversiones en alimentos y viviendas, no en bombas; en bienestar y asistencia sanitaria, no en guerras”.

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