Han pasado siete meses desde que el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) anunciara un alto el fuego unilateral y más de tres meses desde que celebrara una ceremonia simbólica para iniciar el proceso de desarme. Ahora que las negociaciones de paz y los esfuerzos de implementación están entrando en fases más profundas de discusión. Septiembre ha sido el primer mes desde el último proceso de paz en el 2015 sin bombardeos ni ataques por parte de las Fuerzas Armadas Turcas en el Kurdistán Iraquí—continuando la marcada tendencia a la baja observada en julio y agosto, en los que se registró una reducción del 97 % en los ataques. A pesar de estos avances, y aunque los bombardeos y los ataques han disminuido significativamente, la movilización militar de ambas partes ha seguido aumentando.

Entre el 1 de julio (marcado por la simbólica ceremonia de desarme del 11 de julio) y el 30 de septiembre, se documentaron al menos 34 bombardeos y ataques en el Kurdistán Iraquí por parte de las Fuerzas Armadas Turcas—lo que refleja una continuación de la fuerte reducción que comenzó en julio, con una disminución del 97% que culminó con el cese total de los ataques en septiembre. Estos incidentes incluyeron 32 bombardeos de artillería, un ataque con drones y un ataque con helicópteros. Cabe destacar que en septiembre no se registraron ataques ni bombardeos, en comparación con los 16 de agosto y los 18 de julio. Además, el 97 % de los ataques se concentraron en el Distrito de Amedi, y el único ataque con drones se registró en el Distrito de Penjwen. En comparación, del 1 de marzo al 30 de junio, se registraron 1,390 bombardeos y ataques, con un fuerte aumento cada mes hasta julio. Entre ellos se incluyeron 1,157 bombardeos de artillería, 190 ataques aéreos, 40 ataques con helicópteros, dos incidentes con armas pequeñas y un incidente con artefactos explosivos.
A pesar del cese total de los ataques en septiembre, ambos actores han seguido movilizando y ampliando su presencia militar en la zona. Esta militarización continua ha dado lugar a restricciones persistentes a la circulación de la población civil—con algunas zonas que siguen sufriendo una obstrucción total—así como desplazamientos continuos. Por ejemplo, entre el 22 y el 23 de agosto, el Gobierno Regional del Kurdistán (GRK) informó a las personas residentes de siete aldeas de la zona de Nhele, en Amedi, que se les permitía regresar a sus tierras de cultivo y viñedos. Sin embargo, el 23 de agosto, las personas residentes de Guharze que intentaron acceder a sus tierras fueron detenidas por personal militar turco. Fueron liberadas aproximadamente una hora más tarde, pero se les dio instrucciones que abandonaran la zona. Ese mismo día, a las personas residentes de Balava, Barche y otras cuatro aldeas también se les negó el acceso a sus tierras agrícolas. Además, entre el 20 y el 21 de agosto, el Gobierno Regional del Kurdistán (GRK) anunció que las personas residentes desplazadas de 15 aldeas de la zona de Bari Gare—quienes habían sido desplazadas por la fuerza durante casi 14 meses—podrían regresar a sus aldeas entre las 8:00 am y las 5:00 pm horas para dedicarse a la agricultura. El 21 de agosto, las personas repatriadas informaron de que más de 50 viviendas civiles en Mizhe, Kafna Mizhe, Spindare, Girgashe y Derashe habían quedado completamente destruidas como consecuencia de los bombardeos aéreos turcos. Además de la destrucción de propiedades residenciales, también se informó de que instalaciones educativas, un hospital y varias mezquitas habían quedado destruidas o gravemente dañadas.
Turquía, en particular, no ha retirado sus fuerzas, sino que ha ampliado su presencia militar. Por ejemplo, ha reforzado sus bases en la Montaña Matina y ha comenzado a construir nuevas carreteras para conectar su extensa red de bases en las zonas de Zap y Avashin, en Amedi. Además, el 14 de septiembre, Turquía completó la construcción de una nueva carretera militar desde su base en la aldea de Kashan, situada en el Distrito de Batifia. Esto supone un avance significativo, ya que ahora las carreteras se están ampliando directamente desde las bases militares hasta las aldeas kurdas habitadas—algo que también se observó a principios de septiembre en la aldea de Sargale, en el Distrito de Amedi. Además, entre el 15 de septiembre y el 1 de octubre, las fuerzas turcas iniciaron una campaña de deforestación y transporte de árboles talados desde las aldeas bajo su control en la zona de Zap, exportando la madera a Turquía en camiones nacionales. Del mismo modo, el ‘PKK’ y sus grupos afiliados se han centrado en reforzar su capacidad militar ampliando las redes de túneles en sus bases de las regiones montañosas de Qandil, Gara y Asos, al tiempo que conservan sus armas y no participan en ningún proceso de desarme.
En general, el proceso de paz ha llevado al cese de los bombardeos y los ataques; sin embargo, la creciente presencia militar de ambos actores hace que la situación parezca frágil. Los impactos sobre la población civil y los desplazamientos persisten como resultado de la militarización en curso.
Equipos y Comunidades de Acción por la Paz insta tanto a Turquía como al ‘PKK’ a participar plenamente en el proceso de paz y a suspender cualquier nueva movilización y expansión de su presencia militar en el Kurdistán Iraquí. ECAP también hace un llamamiento tanto al Gobierno Federal Iraquí como al Gobierno Regional del Kurdistán (GRK) para que contribuyan al proceso de paz y garanticen que las personas civiles puedan regresar a sus pueblos y a sus tierras de cultivo sin temor a ser objeto de ataques.
 
								 
											

