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2 septiembre 2014
COLOMBIA: El Guayabo marcha por la justicia
por Cassandra Bangay
En su famoso discurso en el Congreso Mundial Menonita, Ron Sider describe Shalom como “estar en buena relación con Dios, el prójimo y la tierra.” Shalom, dice Sider, “significa no sólo la ausencia de la guerra, sino también una tierra donde fluye leche y miel. Incluye las relaciones económicas justas con el vecino. Significa la división justa de la tierra, para que todas las familias pueden ganar su propio camino. También significa el Jubileo y la liberación de deudas para que los grandes extremos de riqueza y pobreza no se desarrollen entre el pueblo de Dios”.1
Cuando camino por la comunidad de El Guayabo en un día tranquilo, Shalom es lo que veo. Las personas viven juntos, oran juntos, cultivan juntos, y reciben a los forasteros en sus hogares con una hospitalidad cariñosa. Hay comida para todos, es más, alcanza para alimentar a los pueblos vecinos. El reciente intento ilegal de desalojo que violentamente interrumpió la paz en esta comunidad no sólo era inmoral, sino también manchó un estilo de vida que es sagrado, un estilo de vida que creo que es puro y agradable a Dios.
Edinson Garcia hablando durante el acción de la última cosecha. |
En su discurso Sider continúa citando a Isaías, quien dice que el resultado de una justicia – como Shalom – es la paz (32: 16-17). Afirma que “si tratamos a la justicia como independiente a la paz, estamos quebrando lo que Dios ha unido.”
Fue con el espíritu de unir la paz y la justicia que las comunidades de El Guayabo y Bella Unión se reunieron para orar públicamente y exegir transparencia en Puerto Wilches la mañana del lunes 11 de agosto. Utilizaron canciones, versos de la Biblia, discursos, y un acto dramático durante la acción pública que se llevó a cabo para llamar la atención sobre el reciente intento de desalojo ilegal realizado por la policía antidisturbios. Mientras organizaban la acción, Eric, un líder de El Guayabo, dijo a la delegación internacional de Equipos Cristianos de Acción por la Paz que el objetivo de la acción era para crear conciencia sobre el intento de desalojo en Puerto Wilches, la ciudad más grande en su municipio. Después de visitar la oficina Municipal y el Centro de Convivencia superaron esa meta y se les concedió una reunión con el alcalde.
El Alcalde de Puerto Wilches lee en voz alta la petición. |
Cuando llegaron a la alcaldía, los agricultores se arrodillaron, cada uno poniendo un cultivo distinto de la última cosecha en la entrada. ECAPeros luego se acercaron con palmas y las colocaron para que simbólicamente cubrieran los cultivos, mientras un delegado anunciaba las consecuencias perjudiciales que la falta de transparencia tendría para la comunidad. La delegación declaró públicamente su apoyo a la comunidad mientras el alcalde estuvo presente. Al terminar la acción, un líder de la delegación le entregó una petición al alcalde que fue firmado por 180 socios internacionales.
La petición exegía al inspector de policía a que se adhiera al proceso legal del desalojo y que asegure que cada etapa fue claramente documentado. En ese momento, el alcalde invitó a diez personas a reunirse con él en su oficina. Poco dispuesto a ceder por el momento, Eric tomó el micrófono y nombró quejas específicas que la comunidad tenía como por ejemplo, quienes firmaron la orden del desalojo, para que todos pudieran escuchar. Fue genial presenciar a alguien denunciar la verdad ante el poder con tanta confianza.
Entonces, los líderes de las comunidades se reunieron y se seleccionaron dos miembros de cada organización de acompañamiento. Un grupo de diez entró en la oficina. Nos enteramos a través de la discusión que el alcalde no había firmado el documento que permitió a la policía antidisturbios atacar a la comunidad, sino que en realidad había sido una empresa desconocida de aceite de palma.
La comunidad estuvo satisfecha con los avances que habían hecho. Nos separamos después de una ronda de abrazos y agradecimiento. La noticia nos dejó inquieta sin embargo, porque esta no es la primera vez que hemos interactuado con las empresas de aceite de palma. Sabemos que las palmas sacan muchos nutrientes del suelo haciéndolo inútil para la agricultura de subsistencia. La buena noticia es que la comunidad ha vivido en la tierra durante más de 30 años, y no va a renunciar a la lucha. Pedimos oraciones para este proceso.