MEDITERRANEO: A la Espera de la Justicia

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redECAP
Octubre
24 de 2014
MEDITERRANEO: A la Espera de la Justicia

Por James Jakob Fehr

[Nota:
El siguiente artículo ha sido adaptado para redECAP. El original se encuentra
disponible
en el blog de ECAP Mediterráneo
]

Estar
de pie en solidaridad con los refugiados es a menudo satisfactorio. Aquí en la
isla griega de Lesbos, estas personas en su mayoría procedentes de Siria y
Afganistán, han escapado a la amenaza de las bombas, los secuestros y el
hambre. Por lo general, se siente muy bien acompañarlos. Por lo general. 

Pero
el lunes fue diferente. Observamos el juicio del niño sirio Rabi’e, quien cumplió
sus dieciocho años en la cárcel. La guardia costera lo detuvo, argumentando que
él había sido el responsable del tráfico ilegal  de veintidós personas en un barco en aguas griegas y por
tratar de hundir ese mismo barco para que pudieran ser rescatados. 

El juicio se retrasó de las 09 a.m. hasta las
12:00p.m., el traductor no se presentó, y otro (mal) traductor fue nombrado.

 
  Rabi’e, esposado a la silla de ruedas al lado de
la ambulancia.  

Foto: © 2014 Ramyar
Hassani, ECAP Mediterráneo 

Debido a que el juicio se
celebró en un tribunal de menores, no se nos permitió asistir al debate.
Esperamos con los demás delante del vidrio mientras observábamos las idas y
venidas dentro del tribunal. Más tarde nos enteramos de que la guardia costera
identificó a Rabi’e como el que rompió un pedazo de papel en el bote con
instrucciones sobre qué hacer en Europa y lo tiró al agua.

Seis meses después del
hecho, en medio de la noche y en el mar, ellos lo podían identificar con
precisión. Dijeron que recuperaron el papel del agua y lo leyeron. Pero ellos
no pudieron probarlo en los tribunales, ya que el agua de mar lo había dañado
totalmente. Después de que la guardia costera habló, a Mahmoud, su hermano, se
le permitió entrar y decirle a los tres jueces lo que presenció. Les dijo que
Rabi’e no podía haber sido responsable de la destrucción de su propio barco,
porque no sabía nadar. Los jueces interrogaron también a Rabi’e, y, finalmente,
el abogado de la defensa resumió del caso.

Nuestra espera continuó,
debido a que los tres jueces no estaban de acuerdo. Ellos se retiraron a una sesión
privada, que elevaron nuestras esperanzas, aunque sabíamos que los tribunales
griegos son despiadados cuando se trata de contrabandistas y por lo general están
del lado de los testigos de la guardia costera.

Después de horas de espera,
los jueces anunciaron que Rabi’e era culpable y condenado a siete años de
prisión. Cuando los guardias lo dejaron salir, vi su rostro pálido. Vi cómo él
luchó por respirar. Y de pronto había confusión. Una ambulancia fue llamada. Se
había desmayado. Más tarde nos enteramos de que se desmayó varias veces en su
celda de la prisión, porque él es diabético y no recibe ningún medicamento.

Los acontecimientos del lunes me hacen dar ganas de
gritar con el antiguo profeta hebreo Habacuc:

Oh Señor, ¿Hasta cuándo, clamaré, y no
oirás? y daré voces a ti a causa de la violencia, y no salvarás? ¿Por qué me
haces ver maldad, y permites la opresión? …… Por lo cual la ley es debilitada,
y el juicio no sale según la verdad. Hab. 1:2-4

Esperamos durante siete
horas, pero Rabi’e debe esperar ahora durante siete años, si la apelación de su caso no se realiza correctamente. Oh Señor, ¿cuánto
tiempo tenemos que esperar?

El trabajo por la paz y la
justicia no es una tarea para los débiles de corazón. Requiere coraje, esperanza
y la capacidad de recuperación frente a la injusticia. Pero no estamos
intimidados. Creemos que habrá una apelación en este caso. Creemos que podemos
aumentar el apoyo a este joven. Y no lo dejaremos solo.

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