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27 junio 2015
COLOMBIA: Iglesia construyendo paz
por Jhon Henry
ENCUENTRO ECUMENICO INTERNACIONAL POR LA PAZ |
Entre ellos se encontraban iglesias y organizaciones luteranas, católicas, menonitas, asambleas de Dios, campesinos y líderes de varias partes de Colombia que hoy viven en situaciones de riesgo y que buscan maneras de sobrellevar la pérdida de sus seres queridos y el desarraigo al que han sido sometidos, al mismo tiempo que exigen al estado una respuesta concreta a las víctimas de los más de 50 años de guerra que ha vivido nuestro país.
Cada uno de los expositores hablo de las experiencias de paz desde sus contextos y como Dios les guía por el camino de la verdad a través de su palabra, ellos afirmaron que la Biblia es muy clara en resaltar el compromiso de los y las cristianas en la construcción de la paz y la reconciliación de los unos con los otros; hacían un énfasis en nuestro deber de sanarnos por medio de la reconciliación y romper esas cadenas de violencia que nos han sido impuestas por un contexto en el que asesinar a un hermano o hermana se ha convertido en parte de la vida cotidiana y donde hay excusas para los que cometen estos crímenes.
No es ético que la iglesia se tape los oídos ante los gritos de los inocentes, no es ético que la iglesia cierra sus ojos antes el dolor de las víctimas, no es ético que la iglesia ore y ayune mientras nuestros hermanos y hermanas mueren de hambre y son asesinados y despojados de sus tierras, de sus familias; el llamado a la reconciliación es más que perdonar o ser perdonado, es el compromiso profundo con un Dios que te pregunta todos los días ‘’Caín dónde está tu hermano’’.
¿Qué podemos aprender los unos de los otros? Lo primero, es que no hay recetas para construir la paz. Cada país ha sufrido la inclemencia de la guerra en niveles que nosotros no podemos imaginar. Todos vivieron su propia dinámica de violencia, sus propias lágrimas, perdieron a su gente, y dieron su propia respuesta. Lo que nos une a los unos con los otros es el dolor de la guerra y la esperanza de que Dios en su infinita gracia y sabiduría nos dará la fuerza para romper juntos y juntas las cadenas de la muerte.
Durante el encuentro nos exhortamos los unos a los otros a seguir caminando, a no decaer. A sumar voluntades, a hacer visibles esas alianzas que fomenten la vida, para que todo el mundo sepa que existen iglesias y organizaciones de distintas tradiciones religiosas que se unen para trabajar por la paz y que dicen en el nombre de Dios ‘’no queremos olvido”. Que sea nuestro compromiso como cristianos acompañar a las víctimas de los paramilitares, la guerrilla y el estado a enfrentar su dolor y a exigir justicia en un país como el nuestro donde la ley es dilatoria e inoperante.
Este encuentro deja siempre grandes preguntas sobre los que significa perdón y reconciliación. ¿Quiénes deben pedir perdón? Lo que yo pensaría es que el perdón lo deben pedir los hacedores de maldad, que el perdón no es colectivo sino individual y que la muerte de un ser querido deja una cicatriz tan profunda que es imposible de sanar ¿con quién deben reconciliarse las víctimas si ellas no hicieron nada? Todas estas dudas no podrán ser resueltas hasta que las víctimas sean reconocidas, hasta que se sepa la verdad de lo que pasó y hasta que se deje de hablar de paz en un país que aún está en guerra.
A pesar de todas las dudas, es nuestro deber andar por el camino de la paz y transmitirnos los unos a los otros esa sabiduría que nos fue heredada y con la que hoy contamos qué es la Biblia, debemos llenarnos de fuerza para que como discípulos y discípulas de cristo exijamos al estado verdad, reparación y no repetición.
Al salir del encuentro quedamos todos y todas, tanto iglesias como organizaciones e individuos comprometidos con la tarea que Dios nos dio y es la de construir la paz y construir el reino de Dios aquí en la tierra.
‘’Como parte de una tradición cristiana quiero decir que encuentro en estos espacios el rostro de Dios, ese rostro de mujer, de niño, de niña, de hombre, de campesino, de artesano etc y puedo decir que es hermoso porque llora, porque sufre, porque siente.’’
15 EL SEÑOR DICE:
«SE OYE UNA VOZ EN RAMÁ,
DE ALGUIEN QUE LLORA AMARGAMENTE.
ES RAQUEL, QUE LLORA POR SUS HIJOS,
Y NO QUIERE SER CONSOLADA
PORQUE YA ESTÁN MUERTOS.»
16 PERO EL SEÑOR LE DICE:
«RAQUEL, NO LLORES MÁS;
YA NO DERRAMES TUS LÁGRIMAS,
PUES TUS PENAS TENDRÁN SU RECOMPENSA:
TUS HIJOS VOLVERÁN DEL PAÍS ENEMIGO.
YO, EL SEÑOR, LO AFIRMO.
17 HAY UNA ESPERANZA PARA TU FUTURO:
TUS HIJOS VOLVERÁN A SU PATRIA.
YO, EL SEÑOR, LO AFIRMO.
JEREMIAS 31. 15 – 17