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Octubre 31, 2017
COLOMBIA: Celebrando la resistencia.
por Carolina Gouveia
Doña
Fany García, cofundadora de la corporación, mientras siembra en memoria de los
que perdieron sus vidas “Perdonar no es olvidar. Es tratar de que la historia
no se vuelva a repetir.” Foto: Caldwell Manners/CPT
El 17 de septiembre fue
largo. Despertamos temprano y viajamos a Remedios, Antioquía donde encontramos
una caravana de más o menos 30 personas que se preparaba para el largo viaje de
otras 6 horas hasta la vereda de Lejanías. La alegría y la energía eran
palpables durante el viaje. Conversaciones, música e incluso danza. La razón de
la fiesta puede parecer absurda en un primer momento: Cahucopana (Corporación
Acción Humanitaria por la Convivencia y la Paz del Nordeste Antioqueño) fue
reconocida como sujeto de reparación colectiva por la Unidad de Víctimas de
Colombia. Elloxs estaban celebrando el hecho de que el Estado los reconoce como
víctimas. Parece absurdo pero tiene sentido.
El conflicto en Colombia
duró más de 50 años. Muchas personas perdieron sus vidas. Muchos perdieron
hijos e hijas, hermanos y hermanas. Muchos de ellos no saben lo que sucedió con
los miembros de sus familias. De acuerdo con la Unidad de Víctimas, Colombia
cuenta con 8.532.636 víctimas directas e indirectas del conflicto armado. En
2016 el acuerdo de paz entre las FARC y el Gobierno trae la figura de Sistema
Integral de Verdad, Justicia, Reparación y No repetición. Es la garantía que el
Estado da para que lo que sucedió nunca vuelva a suceder. Uno de sus mecanismos
es el reconocimiento de sujetos de reparación del conflicto. Estos individuos y
organizaciones, al ser reconocidos como víctimas, pasarán por un proceso de
reparación que pueden incluir restitución, indemnización, rehabilitación,
satisfacción y garantías de no repetición.
Don
Gerardo Acero, Fanny García, Oscar Macias y Braulio García, fundadores y
fundadoras de la corporación, reciben homenajes. Foto: Caldwell
Manners/CPT
En los días 18 y 19 de
Septiembre, delegados y delegadas de comunidades campesinas del Nordeste
Antioqueño se reunieron para dar lugar al acto de reconocimiento de víctima.
Los miembros de Cahucopana se reunieron en la comunidad de Lejanías, donde,
hace 14 años, en la inminencia de ser desplazados por el Ejército Nacional, la
organización fue fundada. Esta acción militar resultó en 18 asesinatos
extrajudiciales, los llamados “falsos positivos”
(reconocido como crimen de lesa humanidad), además de bombardeos y
desplazamientos forzados. Estos campesinos y campesinas que luchaban para
mantener sus tierras eran llamados guerrilleros, y muchos fueron muertos por
ese motivo. El 18 de septiembre el Estado, a través de sus delegados de la
Unidad de Víctimas, reconoció su responsabilidad por toda la violencia que la
organización sufrió.
Decir que Cahucopana es
víctima es decir que hubo violaciones al derecho de libre circulación de sus
miembros. Las familias tuvieron que salir de sus casas para garantizar su
integridad. Se violaron derechos a la seguridad y el derecho de reunirse
organizadamente. Todos estos derechos son asegurados por la constitución
colombiana.
Cuando escuchamos de los
líderes de la organización todo el sufrimiento y lucha que esas personas
pasaron, tiene sentido toda la celebración. Los puntos más importantes para sus
miembros son la satisfacción y las garantías de no repetición. El Estado
reconoce errores. Reconoce el estigma que campesinos y campesinas sufrieron al
ser llamados guerrilleros y reconocen su historia. No la versión que el Estado
creó, sino la historia que fue vivida por ellos. El evento fue marcado por
momentos de emoción, como cuando en un acto simbólico, semillas fueron
plantadas en homenaje a las víctimas que perdieron sus vidas, o cuando los
líderes fundadores recibieron como regalo retratos de sí mismos, con flores y
palabras de agradecimiento. La alegría de saber que el camino de la
reconciliación está siendo construido nos contagiaba. No celebran su
victimización. Ellos celebran la resistencia. Ellos celebran el perdón.