TISN: Un deja vu de nuevo

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25 de septiembre 2020

por Doug Pritchard

Durante la última semana, los pescadores de langosta mi’kmaq en Nueva Escocia han ejercido su derecho inherente, reconocido por los tratados, de pescar langostas comercialmente. Como respuesta, los pescadores de langosta que no pertenecen a los pueblos indígenas están bloqueando el acceso a sus embarcaderos, persiguiendo sus embarcaciones, confiscando sus trampas, intimidando a los compradores de pescado y amenazando con violencia. Los funcionarios del Departamento Federal de Pesca y Océanos (DFO) y la Real Policía Montada de Canadá (RCMP) permanecen al margen mientras invocan el “estado de derecho”.

Esta redundancia me recuerda la famosa cita del jugador de beisbol Yogi Berra cuando dijo, “es como un deja vu de nuevo”. 

Las historias de violencia de colonos que están saliendo de la Primera Nación Sipekne’katik en el centro de Nueva Escocia esta semana reflejan la misma experiencia que tuvieron sus parientes la Primera Nación Esgenoôpetitj (EFN) en Nueva Brunswick hace veinte años. 

En aquel momento los ECAP escribieron: 

“[Nuestro] equipo presenció una negación continua por parte de los funcionarios del gobierno canadiense de los derechos de la Primera Nación Esgenoôpetitj (EFN) de pescar bajo su propia Ley de Pesca. Los pescadores de la EFN fueron hostigados y amenazados. Las trampas y embarcaciones de la EFN fueron confiscadas. Los vehículos, botes y aviones de la RCMP y el DFO con frecuencia estuvieron presentes cerca de la EFN creando una atmosfera de miedo e intimidación. La aplicación de la Ley de Pesca de Canadá, y la invalidación del tratado de pesca de la EFN, fueron con frecuencia acompañados de un excesivo e incluso irresponsable uso de fuerza por parte de los funcionarios canadienses. Durante el conflicto, Canadá pareció no tener voluntad alguna de comprometerse con un dialogo serio con la EFN. 

“los ECAP creen que estas acciones por parte de Canadá violan la obligación que tiene Canadá con el pueblo Esgenoôpetitj bajo los tratados firmados por Gran Bretaña con el pueblo mi’kmaq, bajo convenios internacionales de los cuales Canadá es firmante e incluso bajo las mismas leyes canadienses.  

“En el caso Marshall, la Corte Suprema de Canadá se pronunció a favor de Marshall declarando, “nada menos que eso defendería el honor y la integridad de la Corona en sus negociaciones con el pueblo mi’kmaq para asegurar su paz y amistad”.

[Informe de los ECAP, “Gunboat Diplomacy: Canada’s Abuse of Human Rights at Esgenoôpetitj (Burnt Church, New Brunswick), Feb 2001”]

Parece que nada ha cambiado. Canadá ha fracasado en el intento de mantener la paz y amistad con la Nación Mi’kmaq y continúa violando la soberanía mi’kmaq. Canadá da prioridad a la gran industria pescara que no pertenece a los pueblos indígenas y se rehúsa a reconocer los derechos de las pequeñas pesquerías indígenas como también su autogestión. La Primera Nación Sipekne’katik ha emitido licencias a 7 de sus miembros comparado con las 979 licencias comerciales de pesca de bajura que tienen otros en el área. ¿Cómo sería una parte justa y equitativa de la captura de langostas?

La Asamblea de los jefes mi’kmaq de Nueva Escocia han pedido el cese a la intimidación, el racismo y la violencia dirigida hacia los miembros de su comunidad, piden el regreso de las trampas de langostas robadas y que el gobierno federal declare públicamente el derecho de pesca de la Nación Mi’kmaq para obtener un sustento moderado. Como lo dijo la misma Corte Suprema de Canadá hace más de veinte años, “nada menos que eso defendería el honor y la integridad de la Corona”.

 

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