El martes 8 de febrero, las Fuerzas de Ocupación de Israel (IOF, por sus siglas en inglés) asesinaron a tres jóvenes palestinos, Adham Mabrouk, Mohammad Al Dakheel e Ibrahim Nabulsi, en la norteña ciudad palestina de Naplusa. El ejército afirma que recientemente estuvo involucrado en varios tiroteos contra el Ejército Israelí.
Vivían bajo un gobierno militar ilegal y no fueron juzgados ni acusados. Ellos fueron asesinados a plena luz del dia por fuerzas especiales. En un minuto de tiroteo, las fuerzas israelíes utilizaron 80 balas, acabando con sus vidas.
Cuando diariamente se vive bajo ocupación militar y se está bajo el sometimiento de la injusticia, la resistencia se convierte en un deber. El mundo está observando el sufrimiento de las personas palestinas debido a los crímenes de guerra israelíes cometidos todos los días, pero el mundo no hace nada, dando impunidad al ocupante.
Este poder de inmunidad otorgado a la ocupación les permite hacer lo que quieran. La Ocupación Israelí viola todas las leyes internacionales y humanitarias, aterroriza a la gente, arresta a niñes y ejecuta personas en pleno día.
Resistir la injusticia se ha vuelto cada vez más difícil mientras el mundo apoya al ocupante. Cualquier manera de resistencia utilizada por las personas palestinas se ha vuelto controversial, no porque viole el derecho internacional sino porque va en contra de las narrativas del poder.
Mientras que las personas de alrededor del mundo viven vidas normales y disfrutan de sus derechos humanos fundamentales, las personas palestinas se resisten todos los días, de todas las maneras posibles para tener esos derechos. Cada nuevo crimen cometido contra las personas palestinas genera más y más resistencia.
La ocupación terminará tarde o temprano; a través de la historia hemos aprendido que nada dura para siempre.
Que las almas de Adham, Mohammad e Ibrahim descansen en el poder.