Traducción: Adriana Cabrera Velásquez
Después del trágico naufragio en la Nochebuena del 2021 cerca de la isla griega de Paros, Kheiraldin A. de 39 años y Abdallah J. and Mohamad B de 32 fueron arrestados como contrabandistas por pilotear el barco. Habían sido detenidos en la prisión de Chios desde entonces y aún no han visto a sus familiares.
Cuando sus familiares, personas solidarias y observadoras del juicio entraron a la sala de la corte el 5 de mayo, los tres acusados estaban esposados entre sí y sentados en la parte de atrás del recinto. Solo dos familiares, el hermano de Kheiraldin y el tío de Mohamad, tenían los documentos necesarios y los medios económicos para viajar a Grecia a atender el juicio. El día anterior, a los acusados solo se les permitió ver a sus familias por diez minutos y se les prohibió hablar con sus familias por teléfono.
El juicio comenzó a las 9:45am, solo para ser pausado de inmediato por la ausencia tanto de la única persona testigo de la fiscalía, como de un oficial de la policía portuaria y un intérprete. La corte consideró aplazar el juicio, pero decidieron continuar y solicitar un intérprete.
El juicio procedió a las 10:30am con la presencia de una persona traductora, donde les abogades de la defensa solicitaron enmendar los cargos hechos a sus clientes. Fueron entonces juzgados por cargos de “facilitar acceso no autorizado” por haber piloteado el barco, pero además por “asociación criminal” y por “causar un naufragio”, un cargo que les haría responsables de la muerte de 18 personas. A consecuencia, ellos enfrentaban la increíble sentencia de 18 cadenas perpetuas. La defensa exigió que los cargos por asociación criminal y por causar el naufragio fueran retirados y que el cargo por “facilitar acceso no autorizado” se convirtiera de un delito grave a un delito de menor cuantía. Elles enfatizaron que no había evidencia de que las tres personas juzgadas hubieran organizado el viaje con ánimo de lucro. Por el contrario, habían sido forzados a estar en esta situación dada su situación financiera.
Testimonio de otres seis pasajeres del barco se leyeron en voz alta en donde testificaban que eran otras personas, no las acusadas, quienes habían organizado el viaje y recibido el dinero. Les abogados anotaron que los apodos de les contrabandistas mencionados en los testimonios de les testigues también habían aparecido en el juicio.
Después de esto, testificaron las dos personas de la familia presentes en el juicio. Elles reportaron las difíciles condiciones de vida para las personas de Siria en Turquía, las historias individuales de los defendidos y las grandes dificultades financieras que habían afrontado.
El tercer testigo de la defensa, un rescatista marino que testificó basado en su experiencia, confirmó que es una práctica común de las personas refugiadas tener que manejar el barco por sí mismas, pues aquelles que se lucran de estos viajes no quieren ser arrestades ni arriesgar sus vidas viajando en el bote. El también dijo que en los últimos dos años, ha habido un gran incremento en el número de viajes particularmente peligrosos desde Turquía hasta Italia.
Los acusados testificaron que sólo habían accedido a pilotear la nave porque no podían pagar los 7,000 a 10,000 Euros que cuesta el viaje. Los tres tenían la esperanza de escapar de las deterioradas condiciones de vida en Turquía y la creciente amenaza de deportación a Siria, un país del que habían huido para evitar masacres y reclutamiento militar. Kheiraldin, en particular, decidió arriesgar su vida por las necesidades urgentes de su hija por un tratamiento médico que no podía recibir en Turquía. También declararon que antes del viaje los habían tenido detenidos por días en una casa con rejas, custodiada por personas armadas. Cuando vieron la condición del bote y el número de personas que estaban a bordo se rehusaron a dirigir la nave, pero fueron obligados bajo amenaza a ellos y sus familias.
En su declaración de cierre, el fiscal afirmó que, de acuerdo a la ley, los tres defendidos debían ser declarados culpables de “facilitar acceso no autorizado de personas de una tercera nación y arriesgar la vida de otras personas”. Sin embargo, para sorpresa de las personas presentes, él mismo dijo que la ley era problemática, pues no tiene en cuenta casos como el de los defendidos, quienes fueron forzados a transportarse a ellos mismos y a otras personas a otros países sin remuneración alguna. A consecuencia, él dijo que reconocería las circunstancias mitigantes y recomendaría que los acusados fueran eximidos de los cargos de “causar un naufragio” y “asociación criminal.” Los jueces acataron la solicitud. El reconocimiento de las circunstancias mitigantes, los motivos no propios, y la falta de antecedentes penales libró a los defendidos de la cadena perpetua. En casos que involucran la pérdida de vidas durante un naufragio, es raro ver que se retiren esos cargos. Evitando las cadenas perpetuas, los defendidos tendrían una oportunidad más grande de reducir sus sentencias en la apelación. Kheiraldin fue sentenciado a 187 años por ser el “capitán” y Mohamad y Abdallah a 126 años por ser los “asistentes”. Estas sentencias fueron dictaminadas para el “capitán” como: 10 años de sentencia básica por el delito y 3 años extra por cada persona a bordo de la embarcación (59 personas). Así 10+3×59 = 187 años. Para los dos “asistentes” la sentencia se definió así: 8 años de sentencia básica por el delito y 2 años por cada persona a bordo del bote (59 personas). Así 8+2×59 = 126 años.
Ellos apelaron la decisión.
El mismo día del juicio, Mohamad supo que su padre había sido ejecutado por las fuerzas Assad. “Mohamad no sabe qué pensar ahora, su padre y sus hijos,” comentó su tío Abdulsalam B. Cuando personas de la familia los visitaron a los tres después del juicio, no se les permitió tocarlos ni abrazarlos. La mamá de Abdallah en Siria estaba al teléfono pero no se le permitió hablar con su hijo.
Abdallah, Kheiraldin y Mohamad han sido transferidos de vuelta a la prisión de Chios. Allá, no pueden ser visitados ni por sus hijes o esposas que viven en Turquía y Siria y no se les permite viajar a Grecia.
Osama A., hermano de Kheiraldin: “Mi hermano ha intentado tres veces llegar a Grecia por tierra, pero ha sido forzado a regresar cada vez. Así que finalmente decidió tomar un bote y arriesgar su propia vida para salvar a su hija. Hay muchas víctimas como Kheiraldin. Les contrabandistas reales nunca van en barco. Europa necesita abrirle la puerta a las personas refugiadas para que no tengan que entrar de contrabando.”
Abdulsalam B., tío de Mohamad: “Este no fue un juicio justo. Ellos condenaron a las víctimas. La esposa de Mohamad casi se desmaya cuando escuchó las noticias. ¿Quién va a sostener a las familias ahora? La corte ha condenado a las familias.»
Christina Karvouni,Programa ECAP de Solidaridad con migrantes en la Región Egea: “Aunque este juicio tuvo elementos positivos que no se han encontrado en casos similares, como el reconocimiento de que las personas acusadas también son víctimas de los cargos que se les imputan, el problema es la ley misma. Es una más de las muchas leyes que criminaliza la migración con sentencias altísimas y deja impunes a aquellas personas que se lucran del dolor y la necesidad de las personas migrantes. Esta ley debe cambiar inmediatamente, pues continúa destruyendo las vidas de gente inocente”.
Julia Winkler, Frontera-Europa: “Tres refugiados son sentenciados a más de 100 años de prisión, aun cuando la defensa, la fiscalía y les jueces están de acuerdo en que todo lo que hicieron fue dirigir un bote con otras personas refugiadas. Este juicio deja claro que el problema no es abuso mala interpretación de la ley, sino la ley misma, que ha sido creada precisamente para criminalizar a aquellas personas que alega proteger – la población migrante”.
Oda Becker, You Can’t Evict Solidarity: “La sentencia es cruel y desafortunadamente no es un caso aislado. Vemos numerosos casos de personas inocentes buscando protección que son sentenciadas de manera arbitraria a muchos años de cárcel. Esta práctica y las devoluciones ilegales de migrantes que por mucho tiempo han sido parte del régimen inhumano de la frontera de la UE están siendo incrementalmente brutales .El 18 de mayo el juicio del padre cuyo hijo se ahogó tratando de cruzar será en Samos. Él ahora enfrenta una sentencia de hasta 10 años en prisión por poner en peligro la vida de su propio hijo. Estamos en solidaridad con las personas defendidas. ¡La migración no es un crimen!
Sascha Girke, Iuventa: “Mientras nosotres, el equipo de luventa y otres rescatistas marítimos de Europa, llamamos mucho la atención cuando se nos criminaliza por nuestras intervenciones, es una práctica habitual en las cortes europeas que casi no llega a los titulares cuando gente que está cruzando es enviada a prisión por muchos años sólo porque dirigieron un barco en el que se transportaron a sí mismes y a otres a Europa. Esta injusticia legalizada, como la criminalización de la solidaridad, se convierte en el foco de la lucha política.”
Dimitris Choulis, uno de los abogados de Paros3: “¡Tener a tus clientes (inocentes) condenados a un total de 439 años de prisión y considerar esto un triunfo! Esta es la locura de la ley draconiana de la Fortaleza Europa. Aún cuando tengan las mejores intenciones, las cortes continuarán sentenciando personas inocentes a miles de años hasta que la ley cambie. Fortaleza Europa causa muerte y encarcelamiento de las personas más vulnerables. Tenemos que cambiar la legislación. Buscar asilo no es un crimen.”
El Programa ECAP de Solidaridad con migrantes en la Región Egea, Frontera-Europa, You Can’t Evict Solidarity y el equipo Iuventa continuarán apoyando a Kheiraldin, Mohamad y Abdallahy sus familias en el juicio de apelación y mientras éste ocurre.
¡Exigimos la liberación inmediata de prisión, libertad para todas aquellas personas arrestadas por pilotear botes y el final de la criminalización de la migración y el encarcelamiento de las personas en movimiento!
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Los tres padres habían intentado llegar a Italia directamente para evitar territorio griego y las devoluciones violentas e ilegales o para evadir ser atrapados en las Islas Griegas. No siendo capaces de pagar el costoso viaje, los tres hombres accedieron a pilotear el barco con alrededor de 80 personas adicionales a cambio de una tarifa más baja. Cerca de la Isla de Paros, el barco zozobró, llevando a la muerte de 18 personas. En vez de recibir cuidado psicológico después de esta experiencia tan traumática, Kheiraldin, Abdallah y Mohamad fueron arrestados.