Fuerzas israelíes niegan a niñez palestina su derecho a la educación

Las celebraciones del Rosh Hashanah resultaron en más abusos contra les palestines. Se le niega a la niñez el acceso a la educación mientras las fuerzas de la ocupación israelí monitorean de cerca y cierran los retenes para el festivo.
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Palestinians queue at a militarized Israeli checkpoint. There are a dozen crammed into a steel tunnel on the right, and a turnstile is visible on the left. There are two red neon X's above each aisle.

Soy una persona interna de Equipos y Comunidades de Acción por la Paz en Palestina y llegué a Al Khalil/Hebrón hace una semana. Ha sido difícil darle sentido a todo lo que he visto en esta semana. Mientras estoy en la oficina del Equipo, me atrae una pegatina en la puerta que dice: “Nadie es libre si otres son oprimides”. Este lema me habla hoy, en el festivo de Rosh Hashanah, la celebración del Año Nuevo judío. La gente alrededor del mundo le da la bienvenida a este día como un tiempo no solo de celebración sino también de reflexión y contrición. Para les palestines que viven en la Antigua Ciudad de Hebrón, una zona altamente militarizada por el ejército israelí, el Rosh Hashanah no se siente como una celebración.

Nosotres comenzamos el día con el patrullaje escolar, donde monitoreamos los retenes israelíes en zonas escolares. Al pasar por los retenes camino a su escuela, les infantes rutinariamente son objeto de trato deshumanizante, requisas, detenciones y arrestos. Pero hoy, ciertos retenes alrededor de los asentamientos israelíes están cerrados debido al Rosh Hashanah, lo que significa que algunes niñes no pueden llegar a sus escuelas a menos que tomen un desvío de 15 minutos en taxi. La asistencia a la escuela disminuye; es solo otra ruptura en la vida de les palestines que viven bajo la ocupación.

Nosotres tomamos el inconveniente desvío a otros retenes via taxi, pues nuestro camino habitual está cerrado para darle vía a los colonos que celebran el Año Nuevo Judío. Nuestro taxi es detenido por soldados israelíes, que dan órdenes bisilábicas a nuestro conductor: “¡Báje!” “¡Llaves!” “¡Baúl!” mientras su inspección se convierte en otra interrupción más. Cuando finalmente llegamos a los retenes a hacer monitoreo del trato que las fuerzas de ocupación israelí le dan a la niñez palestina camino a su escuela, las cosas están en calma. Menos estudiantes lograron llegar hoy, pues más padres y madres tienen miedo de que se repitan los episodios de violencia que los colonos han perpetrado en el pasado durante el Rosh Hashanah. Un niño de 12 años es devuelto en el retén. Él va en bicicleta y le han dicho que no puede pasar en bicicleta durante el Año Nuevo Judío. Él relata lo sucedido a mí y a mi colega palestino, reteniendo sus lágrimas (esta ciertamente no es su peor experiencia bajo la ocupación) pero su cara traiciona su tristeza, pues él simplemente regresará a su casa y perderá otro día de clases. ¡Felíz Año Nuevo!

Nos encontramos a un docente que atravesó el retén. Él perdió a dos de sus primos adolescentes hace unos años. Soldados israelíes les dispararon en el retén durante un festivo similar, mientras huían de un tumulto de gente que atacaba a los colonos israelíes, y por correr, levantaron sospechas. Los soldados abrieron fuego y ambos murieron al instante.

Nosotros completamos el monitoreo en el retén después de una hora (la escuela ya está en sesiones) y tomamos el taxi de regreso a la oficina. El conductor navega por el tráfico caótico mientras mira un video en su celular que muestra a colonos israelíes acosando a personas palestinas en la Mezquita Al Aqsa en Jerusalén. Él también comparte con mi colega palestino una historia de amigos suyos que fueron arrestados recientemente. Nunca se da una explicación sobre su arresto porque nunca parece haber una.

Cuando regresamos a la oficina, siento la necesidad de releer la pegatina: “nadie es libre si otres son oprimides.” Este lema es un recordatorio mordaz de lo lejos que estamos de ese ideal aquí en el centro de Al Khalil/Hebrón. Pero mi desespero me impulsa hacia una visión, a un tiempo y lugar donde los festivos religiosos celebren la liberación y la paz de TODAS las personas. Debemos trabajar cada día por esta realidad. Por eso estoy aquí.


Traducción por Adriana Cabrera Velásquez

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