ECAP y la lucha para acabar con todas las guerras

Kathy Kelly, cofundadora y activista de Voces para la No-violencia Creativa, reflexiona sobre su colaboración con ECAP la cual abarca décadas, desde Chicago hasta Saint Elen y Bagdad.
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A group gathers around a banner in a public action. A soldier stands in the foreground.

Tuve la fortuna de estar en Chicago durante los primeros años de ECAP y de deleitarme con la amistad de algunas de las personas integrantes del grupo fundador. Recuerdo una visita sorpresa de Gene Stoltzfus en 1994. “¡Kathy Kelly, el Señor te está llamando a ir a Haití!” Me reí y le pregunté cuándo. «Mañana», dijo Gene. En ese momento, EE. UU. estaba intensificando las sanciones económicas contra Haití, y dentro de unos días se prohibirían las transacciones bancarias internacionales. ECAP necesitaba a alguien para que tomara un vuelo, llevara fondos a su equipo allí, antes de que también se prohibieran los cruces fronterizos.

Pasé cerca de tres meses viviendo con el equipo en Jeremie, una provincia del sur de Haití, en un área donde las personas militantes de Ton Ton Macoute atacaban habitualmente a la gente. Eventualmente, supimos que las personas Ton Ton Macoute locales estaban ansiosas por los informes semanales de nuestro equipo por medio de las personas radioaficionadas a les ECAPs en los EE. UU. Aparentemente, estos informes provocaron una disminución de los ataques en medio de rumores de que si el ejército de los EE. UU. invadiera Haití, las personas Ton Ton Macoutes podrían ser el objetivo. El comandante militar local, Rigeau Jean, dijo que estaba “apenado y avergonzado de que se dejara en manos de esas personas “blans” (personas extranjeras) en la colina el preservar la paz y la seguridad de esta región”.

Sin embargo, ECAP no pudo hacer nada para aliviar la terrible pobreza que afligía a las personas vecinas de Saint Elen. Salí de Haití con un recuerdo de por vida de un niño doblado en dos por el hambre, gimiendo, en criollo, “Tengo hambre. Tengo hambre.»

Las personas integrantes de ECAP encontraron nuevamente las consecuencias letales de la guerra económica a través de la participación en delegaciones a Irak, donde las sanciones económicas, impuestas por primera vez en agosto de 1990, contribuyeron directamente a la muerte de más de 500,000 niñes. ECAP y ‘Voices in the Wilderness (VitW, por sus siglas en inglés)’ (Voces en la Naturaleza) colaboraron para desafiar las sanciones económicas lideradas por EE. UU. y el Reino Unido mediante la entrega de medicamentos y suministros médicos a familias y hospitales en ciudades de todo el país.

Después de una década de asedio económico, la infraestructura se había deteriorado. Mantener máquinas y equipos o incluso conseguir neumáticos decentes para los vehículos era casi imposible. En enero del 2002, una delegación de ECAP viajó en un convoy desde Basora a Bagdad. Los conductores habían llevado de forma segura a más de setenta delegaciones a varios lugares, pero en el calor abrasador del sur de Irak, las carreteras se volvían peligrosas porque el pavimento caliente afectaba a los neumáticos de los vehículos. Una de las camionetas que transportaban a integrantes de ECAP se volcó cuando explotó una llanta, matando a un integrante del equipo canadiense, George Weber, y hospitalizando a uno de las personas integrantes estadounidenses, Charlie Jackson. Los conductores fueron encarcelados brevemente y uno de ellos enfrentó serios cargos legales. Recuerdo haberme enterado de la tragedia por Gene Stoltzfus, quien me llamó a la Ciudad de Nueva York, donde yo estaba planeando partir hacia Irak en los próximos días,. Abordé mi vuelo llevando una carta de la viuda de George Weber, a quien las personas en el liderazgo de ECAP le habían pedido respetuosamente que exonerara de culpa a los conductores. La carta, crucial para los conductores llenos de remordimiento, ejemplifica la atención de las personas ECAPs a las relaciones personales afectuosas, incluso en medio de la tragedia.

Al regresar a Irak, me uní a ECAP y ‘VitW’ para vivir junto a las personas iraquíes, mientras todo el país esperaba lo que parecía un bombardeo e invasión inevitable, liderados por Estados Unidos. En Chicago, las oficinas de ECAP y ‘VitW’ trabajaron arduamente para formar y preparar delegaciones que se dirigían a Irak, mientras que activistas en Bagdad buscaban visas para posibles personas viajeras.

Docenas de personas integrantes del equipo estuvieron en Bagdad durante la ‘Operation Shock and Awe’ (Operación Conmoción y Asombro) de marzo del 2003. Día y noche, escuchamos golpes repugnantes, explosiones desgarradoras y estallidos ensordecedores. Sin teléfonos ni electricidad, perdimos el contacto con todas las personas que conocíamos y la comunicación entre las personas integrantes de nuestro equipo, que ocupaban varios hoteles diferentes, se volvió difícil. Finalmente logramos organizar una reunión con una realidad sombría encabezando la agenda. El peligro y el costo de los viajes por carretera fuera del país aumentaban cada día. ¿Qué haríamos si fueran necesarias evacuaciones médicas? Lamentablemente, las autoridades iraquíes detuvieron a la delegación que se alojaba en el Hotel Al Dar, mientras caminaba hacia la reunión prevista, por fotografiar un lugar que había sido bombardeado durante la noche. Las autoridades iraquíes insistieron en que aquellas personas a quienes habían detenido debían irse, inmediatamente. Y así comenzó un peligroso viaje de Bagdad a Amman. Una bomba impactó en la vía por la que circulaba el convoy de ECAP, y un conductor perdió el control de su automóvil. Varias personas integrantes de ECAP resultaron gravemente heridas en el accidente. Cliff Kindy sufrió una herida en la cabeza y sangraba profusamente. Afortunadamente, varias personas iraquíes que habían pasado junto al automóvil volcado arriesgaron sus vidas para ayudar a llevar a las personas pasajeras al hospital. Años más tarde, las personas integrantes del equipo regresaron a Irak, buscando agradecer a todas las personas que les habían ayudado a sobrevivir.

Dos libros: Izquierda: El Evangelio de Rutba; y Derecha: Cautiverio

El Evangelio según Rutba, de Greg Barrett, narra esta fascinante y alentadora historia.

Después del bombardeo de ‘Shock and Awe’ (Conmoción y Asombro), varias personas integrantes de ECAP comenzaron a hacer una vigilia fuera de los centros de detención donde las personas iraquíes, detenidas por las fuerzas militares estadounidenses, habían sido encarceladas. Las familias iraquíes a menudo no tenían idea de qué acusaban a sus seres queridos ni adónde les habían llevado. ECAP decidió acompañar a las familias en sus esfuerzos por seguir a las personas iraquíes encarceladas. Cuidadosa y constantemente, las personas integrantes del equipo se acercaron a los lugares de detención y construyeron relaciones con las personas oficiales militares estadounidenses a cargo. Entrevistaron a docenas de familias, ayudaron a desarrollar redes de apoyo y realizaron un seguimiento de setenta y dos casos de personas iraquíes detenidas en prisiones estadounidenses.

Dos personas Palestinas que habían sido estudiantes en una universidad iraquí visitaron nuestro equipo de ‘VitW’ en Amman, Jordania, poco antes de que nos dirigiéramos a Irak en diciembre del 2003. Estas personas jóvenes hablaron sobre sus angustiosos seis meses como prisioneras en el complejo estadounidense Bucca, al sur de Basora. Habían sido arrestadas como “nacionales de terceros países”, NTP, detenidas porque sus documentos de identidad los identificaban como personas Palestinas. Quizás su habilidad para hablar inglés los ayudó a persuadir a un tribunal de tres jueces para que les liberara. Varias de sus amistades todavía soportaron condiciones deplorables en la prisión improvisada del desierto. Las personas estudiantes nos pidieron que les visitáramos. La base de datos de ECAP identificó al oficial a cargo de la prisión y también nos ayudó a conectarnos con el hermano de uno de los prisioneros. Viajamos con él al Recinto de Bucca y pudimos presenciar la emotiva reunión de los hermanos. También se aprendió de la visita con las tres personas prisioneras sobre las terribles condiciones que estas soportaron. Más tarde supimos que Ali Baghdadi, el fundador de ISIS, había sido encarcelado tanto allí como en Abu Ghraib.

ECAP, a través de entrevistas, ya estaba aprendiendo acerca de las terribles condiciones dentro de Abu Ghraib. El equipo transmitió sus preocupaciones al periodista Seymour Hersh, lo que provocó una eventual condena en todo el mundo, ya que se expuso el escándalo de los abusos de los derechos humanos por parte de Estados Unidos dentro de Abu Ghraib.

Otro encarcelamiento afectó profundamente a todas las personas que estaban involucradas con los Equipos Cristianos de Acción por la Paz durante el caos que siguió a la invasión y ocupación de los Estados Unidos. Cuatro personas integrantes de ECAP fueron tomadas como rehenes en Bagdad el 26 de noviembre del 2005. Tom Fox fue asesinado y las tres personas restantes fueron liberadas, después de 118 días, el 23 de marzo del 2006. Las apasionantes memorias de Jim Loney sobre la terrible experiencia, ‘Captivity’ (Cautividad), es la reflexión más desafiante sobre la guerra y la paz que he leído. “Cada vez que ensuciamos a alguien con violencia”, escribió Jim en un ensayo posterior, “ya sea a través de una guerra, pobreza, racismo o negligencia, invariablemente nos ensuciamos a nosotres mismes. Solo cuando nos alejamos de dominar a las demás personas podemos comenzar a descubrir lo que las escrituras cristianas llaman ‘la gloriosa libertad de los hijes de Dios’”.

El llamado a alejarse verdaderamente de dominar a las demás personas mientras se lucha por terminar con todas las guerras requiere un tremendo empeño para pensar. Debemos lidiar, personal y comunitariamente, con manchas oscuras de colonialismo, racismo y superioridades falsamente supuestas. Al mismo tiempo, debemos reconocer nuestra interconexión fundamental. Con profunda consideración por la resiliencia de ECAP y atesorando el papel que desempeñará en la invención de la no-violencia, recuerdo las palabras de Dag Hammarskjold: “Por todo lo que ha sido – Gracias. Por todo lo que sea – Sí.”


Kathy Kelly co-coordina la campaña ‘Ban Killer Drones’ (Prohibición de Drones Asesinos) que busca un tratado internacional que prohíba los drones armados. En 1996, cofundó ‘Voices in the Wilderness’ (Voces en la Naturaleza), a la que sucedió ‘Voices for Creative Nonviolence’ (Voces para la No-Violencia Creativa) (2005 – 2020).

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