Calles vacías, un cielo incoloro en lo alto,
Di un paseo por la ciudad antigua
Mientras ella se acercaba a mí, ojos marrones como la tierra natal,
Su respiración era entrecortada, su voz temblorosa,
A la sombra de les cazadores en su torre,
Caminamos, sin saber cuándo los disparos romperían el silencio.
Cazadores, esperando, con entusiasmo por una agradable sorpresa,
Pero cuando estalló el escalofriante sonido, examiné,
No tenía sangre en mis manos temblorosas, estaban sin heridas,
Y ella, ilesa de los ecos caóticos.
Las risas llenaban el aire de les cazadores, la suerte nos sonreía,
Les cazadores no nos eligieron como presa.
Volví a casa, a salvo, como ella a sus hijes,
En esta tierra, nosotres continuaremos caminando cada día.
Día a día, historias grabadas en el mar, la tierra y el cielo,
No nos convertiremos en una exposición de museo, borrada por el estado colonial
Ni nos doblegaremos ante la supremacía que pretende dictar nuestras vidas.
Estamos con vida, nosotres existimos.
Bailaremos al canto de los pájaros y pintaremos sueños en las arenas de Gaza,
Celebraremos la cosecha de aceitunas y saborearemos los frutos que da nuestra tierra.
Aquí estamos, resistentes, con una historia por contar,
Negándonos a que sean otras personas quienes definan nuestro camino.
Ante la adversidad, persistiremos y prosperaremos,
Porque aquí estuvimos, y aquí residiremos siempre.