Las personas palestinas piensan mucho en la ropa que se ponen. Desafortunadamente, no es para prepararse para un desfile de moda o para crear un conjunto para una tendencia de TikTok antes de ir a rezar a la mezquita. Se trata más bien de comprender lo que las personas palestinas deben considerar cuando se preparan para los rezos en la mezquita, especialmente cuando pasan por un puesto de control fronterizo de la ocupación israelí.
Cuando yo monitoreaba los puestos de control durante los rezos en la Mezquita de Al-Ibrahimi, reflexioné sobre el proceso de pensamiento de las personas musulmanas palestinas cuando se preparan para su viaje a la mezquita, que incluye cruzar varios puestos de control fronterizo. Me acordé del versículo del Sagrado Corán que dice: آدَمَ خُذُوا زِينَتَكُمْ عِندَ كُلِّ مَسْجِدٍ¡Hijos de Adán! Cuida tus adornos en cada momento de la oración (Surah Al-A’raf, 7:31), lo que significa que es preferible vestir las ropas más hermosas cuando asistan a la mezquita para los rezos.
Las personas musulmanas visten sus mejores galas para la oración del viernes, pero para las personas palestinas la experiencia es distinta: no sólo deben tener en cuenta los versículos del Sagrado Corán, sino también cuestiones prácticas sobre su atuendo. Deben asegurarse de que su ropa no contenga metales para no activar los detectores de metales de los puestos de control fronterizo. Un simple pitido del detector podría obligar a las personas soldado a realizar registros invasivos para determinar el origen del sonido, lo que podría causar retrasos o complicaciones a quienes pasan por allí.
Un hombre joven, al pasar por los controles, se encontró al otro lado con su amigo, quien le preguntó por qué había tardado tanto. Él le explicó que había optado por un chándal en lugar de unos pantalones de mezclilla para evitar el ruido del detector de metales. Sin embargo, a pesar de sus precauciones, un soldado activó deliberadamente la alarma, lo que le causó sorpresa. El soldado le pidió entonces que pasara dos veces por el detector. Finalmente, tras una breve carcajada, el soldado le hizo pasar con un despreocupado «vamos, vamos, ‘yalla’».
Cada día, cientos de personas pasan por puestos de control fronterizo donde deben enfrentarse a personas soldado y a detectores de metales, así como a problemas técnicos. El mal funcionamiento de los detectores de metales es un problema habitual, ya que pueden pitar aunque no se lleve nada metálico. Además, encontrarse con una persona soldado de mal humor o aburrida puede ocasionar a que esta quiera jugar juegos. Ellas pueden ver a las personas palestinas que pasan por el puesto de control fronterizo como juguetes, y una forma de jugar es activar repetidamente el detector de metales, lo que puede ser increíblemente frustrante y desorientador.
Un desafío significativo al que se enfrenta el pueblo palestino es ser etiquetado injustamente como terrorista en potencia, sujeto a sospechas y a maltrato constantes en cualquier momento. Incluso mientras ejerce su derecho básico al culto. Cuando las personas palestinas se reúnen para rezar en las mezquitas, un acto sagrado para acercarse a Dios, ellas soportan inspecciones y abusos verbales de las personas soldado de ocupación israelíes por el mero hecho de llevar tarjetas de identificación palestinas. Estos documentos de identidad verdes otorgan a las personas soldado israelíes la autoridad para tratarlas como quieran.
Una mujer residente en la zona de Tel Rumeidah se encontró con una situación perturbante cuando regresaba a casa tras un agotador día de trabajo. Al pasar por el puesto de control fronterizo, se encontró haciendo sonar repetidamente la alarma del detector de metales. Aunque en un principio lo atribuyó a sus pantalones de mezclilla, le negaron el paso. En un intento desesperado por resolver la situación, ella llamó a su hija para que le trajera un par de pantalones que no tuvieran algo metálico. Sin embargo, incluso después de cambiárselos en el puesto de control fronterizo, la alarma continuó activándose. No fue hasta que una mujer soldado realizó un registro minucioso cuando se hizo evidente que la fuente de la alarma era la ropa interior de la mujer palestina.
Como persona palestina, la elección de la ropa va más allá de la mera comodidad; es una consideración estratégica condicionada por la necesidad de atravesar los puestos de control fronterizo impuestos por las fuerzas de la ocupación. Incluso la elección de la ropa interior no está exenta de esta deliberación, ya que cada prenda debe elegirse teniendo en cuenta los retos a que se enfrentan en estos puestos de control fronterizo mientras se hacen esfuerzos para satisfacer las necesidades básicas.
Durante más de 76 años, la ocupación ha tratado implacablemente de degradar y oprimir a las personas palestinas, con el objetivo de desarraigarlas de su tierra y socavar su resistencia. A pesar de estos inmensos desafíos, cada dificultad sirve para fortificar a generaciones con la firme determinación de permanecer con arraigo en su tierra natal—un lugar destinado a que las personas palestinas vivan en paz y seguridad.
Sin embargo, en medio de esta lucha, surge una pregunta acuciante: ¿Hasta cuándo permanecerá el mundo en silencio ante la agresión de la ocupación contra las personas palestinas? ¿Cuánto tiempo más deberán aguantar y luchar para asegurarse una existencia digna? ¿Cómo pueden las personas palestinas mantener la esperanza y la resistencia ante tanta adversidad?
Al final, sigo esperando que algún día las personas palestinas puedan vivir con dignidad, libertad y paz. Espero que tengan un momento para darse cuenta de que este sufrimiento que están soportando no es en vano y que el mundo pueda ver que Palestina es una cuestión global, no exclusiva de las personas palestinas.
Espero la libertad para Palestina, que merece la paz y la vida.