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19 abril 2018
COLOMBIA Fotoreportaje: El amor por la tierra
De Barrancabermeja al corazón de Las Pavas.
Este foto reportaje resume la experiencia de la delegación de Equipos Cristianos de Acción por la paz (ECAP) de Semana Santa, recoge relatos, historias hechas canciones y memorias que dan cuenta de algunas dinámicas y realidades del Magdalena Medio, en particular de la comunidad de Las Pavas.
Comunidad que asume la vida con esperanza y con la certeza de llegar a ser algún día soberanos de su propia tierra. A pesar de la complejidad y de las dificultades que afrontan abrieron la puerta de sus vidas a la delegación de ECAP para compartir sus historias de resistencia y resiliencia.
Ha sido este un viaje de personas, más que de lugares.
La delegación y todo el equipo de ECAP lideró una acción pública-no violenta con el acompañamiento de otras organizaciones frente a ECOPETROL, en solidaridad con los ex-empleados de dicha empresa: José Melo y Robinson Guerra, quienes se instalaron hace más de dos meses a las afueras de la empresa, reclamando sus derechos laborales y una adecuada indemnización, luego de haber sufrido graves afectaciones a su salud por la sobre-exposición a químicos nocivos.
La empresa, guarda silencio frente a estos casos y justifica su inacción bajo la tercerización como una dinámica de contratación que minimiza su responsabilidad y limita los derechos laborales de los trabajadores.
Ecopetrol, símbolo de prosperidad y crecimiento económico, y una importante fuente de trabajo, es a su vez, causante de grandes daños medio ambientales y motor de diversas dinámicas sociales nocivas. El declive de esta industria abre paso al surgimiento de otra apuesta de crecimiento regional, sobre la cual se centran las expectativas de desarrollo para el Magdalena Medio. Por ejemplo la construcción de un un puerto multipropósito, construido por Impala Terminals que conectará varias ciudades a través del río Magdalena. Su primer impulsor es el transporte de hidrocarburos, pero también se contempla el envío de materias primas y mercancías. Resulta incierto, si la implementación de este nuevo proyecto se traducirá en mejoras sustanciales para la región, o sí replicará el modelo de la industria petrolera junto con sus desaciertos.
El río Magdalena es parte integral de la vida de los habitantes de Buenos Aires en Las Pavas, de él viven y en él gozan, el río también ha sido testigo del conflicto y de sus consecuencias para las comunidades y para su entorno.
Tras siete horas de camino, compartir con la comunidad una zambullida al final de la jornada, fue una experiencia invaluable, en la cual el tiempo parecía estar suspendido, ¡Ese día comprobamos que las cosas sencillas tienen un significado enorme!
Los líderes campesinos cuentan su historia de resistencia pacífica, frente al constante asedio de la empresa palmera Aportes San Isidro, la cual ha invadido sus territorios, sembrando monocultivo de palma de aceite, ante la mirada impávida del Estado, el cual, no ejerce su función de protección en favor de las comunidades campesinas y prioriza el fortalecimiento de los grandes capitales sobre la poblaciones vulnerables que luchan por permanecer y desarrollar sus proyectos de vida en dicha región.
En el rostro de estos campesinos, se denota el gusto y satisfacción al abrirnos las puertas de su casa y al llevarnos a sus parcelas. Nos transmiten el amor por su tierra y nos hacen sentir que la tierra por la que tanto han luchado, es la tierra de todos.
Desde el año 2001, ECAP acompaña, como actor internacional, a comunidades colombianas afectadas por el conflicto armado, salvaguardando la vida, apoyando la restitución de derechos (incluyendo el retorno) e incidiendo en la transformación de las estructuras de dominación en la región del Magdalena Medio. Las comunidades donde ECAP hace presencia reconocen su papel protagónico en el acompañamiento de sus procesos de resistencia y construcción de paz.
El amor por la tierra, mueve a los campesinos de Las Pavas a retornar a ella y a permanecer a pesar de la escasez de agua y comida. La solidaridad y la creatividad permite que sobrevivan a la adversidad del clima, al acoso de los Palmeros y a la negligencia del Estado, que olvida a sus campesinos y aún más, se olvida que el labriego es el que permite que los estantes de comida puedan estar al orden del día en las ciudades.
Efraín se describe como campesino, no como obrero. Dice tener bastantes canas, pero ser de espíritu joven, su canto alegre es muestra de ello. Rememora cómo estas tierras eran un campo de batalla hasta hace poco. Al tiempo que escuchábamos sus relatos, pasaban a nuestro alrededor maquinaria pesada y camiones de la Empresa Aportes San Isidro. Su paso y ruido, recordaba la desdicha de esta comunidad, esta es la intimidación, violencia y el desplazamiento forzado del cual han sido objeto, y el litigio aún sin resolver frente a la titularidad de las tierras que han cultivado hace más de 10 años.
La esperanza de Efraín, y de los otros abuelos líderes del proceso de resistencia, es poder dejar como herencia, una comunidad unida y con fuertes lazos a la tierra. Su sueño, como el de otras 123 familias de esta comunidad, es que a través del cultivo de la tierra puedan vivir con autonomía, libertad y en paz.
Naudis, relata las dificultades a las cuales se enfrenta ella como mujer, esposa, hija, madre de cinco hijos y como campesina arraigada a la tierra, y comprometida con el proceso de resistencia de su comunidad. Su fortaleza es motor para la transformación, su esperanza alimenta los sueños de un futuro más justo y digno. Naudis, mantiene una convicción firme de que por medio de la fe, de la unión y de la educación son posibles los cambios sociales que tanto han esperado.
La delegación escucha atenta los relatos que en forma de canto dan vida a historias y saberes de una generación que se ha mantenido firme ante la adversidad. Su sentido de pertenencia al territorio y a los suyos, les permite conservar la esperanza viva y reafirmarse en el uso de la noviolencia. En este espacio de transmisión de saberes primó el diálogo abierto, la espontaneidad y la franqueza que fue acompañada por los cantos de quienes han encontrado en la música una herramienta de restauración y memoria.
Aunque el conflicto armado en Colombia es una sola tragedia compartida por un mismo pueblo, las historias tienen rostros propios, es así, como a lo largo del territorio colombiano las mujeres se han dado a la tarea de contar sus propias vivencias, de recoger sus memorias, y en este proceso de remembranza, las mujeres de Las Pavas no han sido la excepción.
Este telar, es más que un mero tejido lleno de figuras, colores y formas, es un trabajo colectivo que simboliza e inmortaliza un relato que puntada a puntada narra cronológicamente lo que ha sido su lucha en el territorio y sus formas de resistencia. A la historia en este telar le falta una parte, su desenlace, uno donde ellas sean las protagonistas, y las dueñas de su propia voz. En este desenlace se sueñan una paz integral que traiga consigo condiciones para la vida digna y la acción positiva del Estado, con el cumplimiento de una promesa gubernamental que hasta hoy por hoy, se halla cubierta en el polvo del olvido.
Unidos vamo’ a vencer – Efrain Alvear
Unidos vamos a lograr vencer la guerra que nos hace llorar
De los campos volverá la abundancia, que en todos los pueblos tendremos la paz,
La paz en Colombia va a permanecer y más si se busca en Dios el poder
Y todos los hombres eso vamo’ a hacer, el joven, el niño y también la mujer (bis)
Padecimos injusticias, también intolerancia
Eso fue la noche, ya va a amanecer
En nuestras calles no habrá más violencia
Y que se oiga el grito ¡qué bueno es vencer!
La paz en Colombia va a permanecer y más si se busca en Dios el poder
Como un solo hombre eso vamo’ a hacer, el joven, el niño y también la mujer (bis)
Por eso esforcémonos a doctrinar, que nuestros hijos se sepan unir
De esa manera vamo’ a disfrutar, años de paz en nuestro país
La paz en Colombia va a permanecer y más si se busca en Dios el poder
Y todos los hombres eso vamo’ a hacer, el joven, el niño y también la mujer