Por B.S
Les estudiantes en el área H2 de Al-Khalil/Hebrón cruzan cinco puestos de control diariamente cuando van y vienen a sus escuelas en las cercanías de la Mezquita Abraham. Los equipos de ECAP realizan un monitoreo en los puntos de control diariamente de 7:00-8:00 am. A continuación, se muestran algunos ejemplos de lo que presenciamos:
Hassan, un estudiante de 14 años, estaba angustiado. Lloraba mientras corría, llegaba tarde a clase y tenía preocupación de ser castigado por el director. Las personas soldado apostadas entre los puestos de control de Abed y Court lo detuvieron, sospechando que podría estar tramando algo peligroso porque estaba corriendo. Las personas soldado vociferaron y le gritaron que se detuviera, y luego le ordenaron que dejara su bolso en el suelo. Sus gritos sorprendieron a Hassan, quien tiró su bolso al suelo y continuó su camino a la escuela. Todavía estaba preocupado por llegar tarde, y esto fue lo primero que se le ocurrió. Nuestro equipo corrió hacia él para protegerlo de las personas soldado. Intervinimos y tratamos de calmarlo, preguntándole su nombre, pero él no lo recordaba porque estaba en pánico y llorando. Las personas soldado llegaron y le pidieron que se subiera la camisa para asegurarse de que no escondía algo afilado. Entró en pánico y no pudo reaccionar. Nos quedamos con él mientras las personas soldado lo revisaban físicamente y registraban su bolso.
Me pregunté: ¿en qué lugar del mundo un(a) niñe cruza cinco puestos de control de camino a la escuela? ¿Cómo será el resto de su día? ¿Cómo interactuará en el aula de clase y cómo se mantendrá seguro en su vida diaria?
Otro día, alrededor de las 6:45 am, Montaser de 13 años, estaba esperándonos parado en la entrada de la Escuela Ibrahimiyeh. Él estaba llorando. Nos detuvo y nos dijo que se dirigía temprano a la escuela para jugar al fútbol con sus amistades en el patio de la escuela cuando el soldado en el puesto de control lo abofeteó, enrojeciendo su mejilla izquierda. Estaba asustado y no podía hablar después del incidente. Lo calmamos, le dijimos que respirara profundamente y le dimos un poco de agua. Cuando se sintió mejor, le preguntamos su nombre y la razón por la que el soldado lo había abofeteado. Dijo que cuando estaba cruzando el puesto de control, el soldado le gritó y le ordenó que pasara, luego le dijo que se detuviera. Después lo insultó en árabe y le dijo que se fuera de aquí. Montaser le preguntó al soldado la razón por la que lo insultó. Le dijo al soldado que él estaba pasando el puesto de control; ¿Por qué lo estaba tratando con rudeza? El soldado entonces lo abofeteó sin ningún motivo y le ordenó, «ahora lárgate de aquí». Montaser continuó su camino a la escuela cuando llegó el director y lo calmó. Le recomendamos al director que Montaser hablara con la persona en la consejería de la escuela. Además informamos a su familia sobre este incidente.
Me entristece que Montaser estuviera tan lleno de energía ese mismo día para ir a la escuela y jugar al fútbol con sus amistades; pero un soldado de la ocupación le robó esta oportunidad y lo abofeteó sin ningún motivo.