Shams

Shams solo estaba jugando fútbol, pero para los soldados israelíes de la ocupación eso es suficiente para detener, arrestar, golpear y amenazar de muerte a un niño de 11 años.
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soldados se reúnen en la esquina de una calle en la ciudad antigua de Hebrón

Su nombre es Shams, que significa “Sol”. Él tiene once años, está en sexto grado en la escuela, es un niño Palestino que vive en la Antigual Ciudad de  Hebrón. A él le gusta jugar fútbol, leer historias, jugar videojuegos y cuidar a su ave mascota, un regalo de su papá. 

A Shams le gusta encontrarse con sus amigos y jugar fútbol cerca de la famosa mesquita Al-Sunnah. No hay otro lugar para jugar fútbol en la Ciudad Antigua porque las casas están muy pegadas unas con otras. Cerca a la mezquita hay un pequeño lugar para jugar pero detrás de las paredes de la mezquita está el asentamiento de Beit Haddassah y una base militar.

Mientras Shams jugaba fútbol con sus amigos cerca de la mezquita, seis soldados israelíes llegaron al área reclamando que Shams y sus amigos estaban lanzando piedras hacia el asentamiento de Beit Hadassah.

Cuando Shams y sus amigos vieron a los soldados corriendo hacia ellos, se asustaron y se escondieron dentro de la mezquita. Los soldados los siguieron y los detuvieron por treinta minutos al frente de la mezquita. Durante ese tiempo, los soldados también detuvieron a todo infante que pasara por la mezquita, exigiendoles explicación sobre su presencia en el área.

Ellos llevaron a Shams y sus amigos al asentamiento de Beit Hadassah donde los detuvieron por tres horas. Tres horas que Shams sintió como si fueran tres días.

Personas miembras de ECAP fueron a la casa de Shams para encontrarse con él después de ser liberado, y él describió lo que sucedió mientras estuvo detenido. Los soldados golpearon a Shams con un arma en el pecho y lo abofetearon varias veces, golpeándolo en los hombros, cabeza y espalda. Luego pusieron a Shams en un cuarto con otros dos soldados. Un soldado tenía una motosierra y le dijo a Shams que pusiera sus brazos sobre el escritorio. Él luego le preguntó a Shams quién había lanzado piedras al asentamiento, amenazando: “Si no me dices te corto los brazos”. Un soldado prendió la motosierra y trataba de intimidar a Shams mientras el otro soldado intentaba calmar al primero. Era un juego para presionar a Shams para que hablara.

Después de que Shams fue liberado y regresó a casa, tuvo pesadillas con los soldados y no salió de la casa por los siguientes 10 días. Él también le rogó a su padre que no saliera, temiendo que también fuera arrestado. Shams se preocupaba de que los soldados regresaran por él y quería que su padre estuviera a su lado si esto sucedía.

Shams no se siente seguro y no puede dormir solo en su cuarto. El ya no juega con sus amigos. Su padre continúa diciéndole que salga a jugar, pero él se niega a hacerlo. Su padre ha tratado de llevarlo a visitar a la familia pero Shams tiene demasiado miedo.

El trauma es emocional, pero también físico. Shams tiene dolor en el pecho. Su padre lo ha llevado al doctor varias veces, pero el doctor dice que él está padeciendo ansiedad y trauma, y ha sugerido tratamiento de salud mental.

Shams es uno de los muchos infantes en Hebrón que han experimentado esta clase de trauma por parte de los soldados. Las personas locales han reconocido que los soldados atacan cada vez más a la infancia, con la intención de traumatizar a toda una generación.


Traducción por Adriana Cabrera Velásquez

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