Desmilitarizar los cielos

ECAP hace un llamado a la desmilitarización puesto que los ejércitos del mundo son uno de los mayores contaminadores, lo que afecta negativamente la calidad del aire en las regiones donde ECAP trabaja
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La ansiedad climática es real. El ritmo acelerado en que nuestro mundo natural se está deteriorando es motivo de preocupación. Un titular reciente advirtió que el hielo marino del Ártico podría desaparecer por completo para la década del 2030, una década antes de lo previsto [‘Smithsonian Magazine (Revista Smithsonian)]. Mientras tanto, este verano, las temperaturas récord están secando la vegetación y provocando incendios forestales extremos a lo largo de toda Canadá. En los últimos diez años, los incendios forestales quemaron alrededor de 150,000 km en promedio en el mes de mayo. Este mes de mayo, se han perdido aproximadamente 2.7 millones de hectáreas de bosque [‘The Real News’ (Las Noticias Reales’].

El cambio climático es resultado de la explotación capitalista e imperialista de los recursos naturales. Uno de los mayores contribuyentes a la exacerbación de la crisis climática es el ejército mundial—si fuera un país, ocuparía el 4to lugar en el mundo, después de las emisiones de China, Estados Unidos e India, y se ubicaría por encima de Rusia.

Este año, dado que ECAP se enfoca en la desmilitarización, queremos resaltar las maneras en que las acciones militares afectan el bienestar humano y ambiental en las regiones donde trabajan nuestros equipos. Le invitamos a comprometerse a honrar el aire y declarar su solidaridad con quienes luchan por la justicia climática. 

En la Isla Tortuga, (Estados Unidos y Canadá), las comunidades indígenas resisten la opresión de las industrias extractivas y se enfrentan a una respuesta militarizada del estado, lo que resulta en la contaminación del aire por el uso de gas lacrimógeno y gas pimienta. En el territorio de Wet’suwet’en, las patrullas constantes de la Policía Montada del Canadá (RCMP, por sus siglas en inglés), los camiones de la empresa de seguridad privada y las excavadoras que desmantelan los campamentos de ‘Land Defenders’ (Defensores de la Tierra) liberan polvo y partículas en el aire, lo que provoca problemas respiratorios en las comunidades cercanas.

El ejército en Colombia es responsable de proteger y sostener la industria petrolera. En Barrancabermeja, la refinería más grande del país se encuentra junto a una base militar. ECAP ha presenciado los efectos nocivos de esta asociación entre las fuerzas armadas y la industria petrolera en la comunidad local. La refinería produce una cantidad significativa de humos y gases de escape que causan irritación en los ojos y la garganta de les residentes. Los vecindarios experimentan con frecuencia olores nocivos y les trabajadores petroleros han sufrido daños permanentes a la salud a pesar de que la ciudad afirma que las emisiones químicas están “dentro de los niveles aceptables”.

Los aviones del Estado Turco y de la OTAN están contribuyendo a la contaminación del aire en la Región del Kurdistán Iraquí (KI), liberando contaminantes durante las operaciones militares que queman grandes áreas de tierra y destruyen árboles. El uso de armas de uranio empobrecido (DU, por sus siglas en inglés) por parte del ejército de EE. UU. en Irak también contribuye a la contaminación del aire, lo que podría causar efectos a largo plazo en la salud de las personas civiles. La sed mundial de petróleo deteriora aún más la calidad del aire, donde el fracaso del Gobierno Regional de Kurdistán para reducir la quema de gas aumenta el riesgo de impactos fatales en la población civil. Según la investigación de la NASA, la provincia de Duhok es la peor zona del Medio Oriente en cuanto a las condiciones ambientales, con bombardeos y el creciente número de refinerías de petróleo que causan daños a les residentes. 

El militarismo israelí afecta todos los aspectos de la vida de las personas palestinas de formas visibles e invisibles. Uno de los problemas invisibles más apremiantes en Palestina es la contaminación del aire, y una gran parte de la mala calidad del aire está directamente relacionada con la dominación y expansión militarista de Israel. La máquina de propaganda israelí utiliza el “lavado verde” para promocionar al país como un país respetuoso con el medio ambiente, pero en realidad, Israel se involucra en muchas prácticas de daño ambiental, desde el desvío del tráfico por los puestos de control hasta la tala y el vertido ilegal de desechos, lo que afecta de manera desproporcionada a la población palestina.

Oremos por un mundo sin militares. Oremos por justicia para las comunidades y les socies con quienes nos organizamos y que se ven afectades de manera desproporcionada por la crisis climática. Oremos por firmeza frente a un complejo militar-industrial tan monstruoso.

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