Desenmascarar la violencia de los colonos

Revelar las realidades sistémicas dentro de Israel
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The Kiryat Arba settlement overlooks Wadi al Hussein in Hebron
The Kiryat Arba settlement overlooks Wadi al Hussein in Hebron

En la noche del viernes 30 de junio se produjo un ataque en Abu Es’efan que perturbó las celebraciones de Eid de las familias palestinas residentes en Wadi al Hussain cerca de los asentamientos de Kiryat Arba en al Khalil/Hebrón. Alrededor de las 8:00pm, unos 100 colonos armados iniciaron su asalto a la casa de Fadi al Ja’bari. A pesar de la resistencia, consiguieron entrar en el patio trasero de Nabeel al Ja’bari donde se llevaba a cabo una celebración de 80 invitados antes de una boda. Se produjeron disparos aleatorios que aterrorizaron a los asistentes, incluidos niños y niñas, y causaron daños materiales.

A pesar de la presencia de más de 22 puestos de control con dotación completa de personal y de varias bases del ejército que rodean esta pequeña zona, el ejército israelí no intervino. En vez, los colonos avanzaron cuesta abajo hacia las casas de Abu Es’efan. La familia se apresuró a proteger a los niños, las niñas y jóvenes y a meterlos adentro, pero los colonos siguieron lanzando piedras y disparando indiscriminadamente. Finalmente, llegó un grupo de militares israelíes, pero centraron su agresión en la familia palestina, impidiéndoles filmar el incidente y ordenando que las mujeres, niños y niñas se metieran adentro de la casa. A los hombres se les ordenó que se reunieran en la carretera.

Cuando la familia empezó a filmar el incidente, Jamal, que trabaja con B’Tselem y documenta con frecuencia este tipo de ataques, salió para filmar y enfrentarse a los colonos. «Normalmente nos quedamos en casa los viernes y sábados, pero era Eid y la gente estaba disfrutando», explicó Jihad, la esposa de Jamal. Las niñas y niños se asustaron por la escalada de los acontecimientos y gritaron de miedo.

Aunque dos soldados llegaron inicialmente, no hicieron nada. Unos 30 minutos después, apareció un grupo de militares israelíes, pero en lugar de detener a los colonos, atacaron inmediatamente a la familia, y les impidieron filmar o salir de sus casas. Los soldados recurrieron a los disparos al aire como estrategia de distracción. «Pidieron a todas las mujeres, niñas y niños que entraran en sus casas. Luego, cada grupo de cinco soldados se situó frente a cada casa, mientras que a los hombres les pidieron que se reunieran en la carretera», recordó Jihad. A pesar de que Jamal mostró su tarjeta de B’Tselem y se identificó como periodista, el agente hizo caso omiso de sus credenciales, descartó la tarjeta e intentó confiscarle el teléfono. Cuando Jamal se negó a entregar el teléfono, un soldado le golpeó con fuerza la mano y lo obligo a soltarlo al suelo.

Jihad relató el intenso miedo que sintió al oír la voz de Jamal. Cada intento de abrir la puerta se enfrentaba con órdenes de soldados y colonos de permanecer adentro. Los colonos llegaron a arrojar piedras desde su tejado, lo que suscitó dudas sobre la autoridad de los propios colonos. «¿Por qué iba a darme una orden un colono? Actuó como si fuera un oficial», se lamentó.

La policía israelí permaneció en el lugar durante un largo tiempo, recogiendo las balas disparadas por los colonos desde los campos. ¿Están recogiendo pruebas de la violencia de los colonos o las están retirando para que no sean utilizadas o recicladas por las personas palestinas? No lo sabemos.

Jihad describió su sentimiento de impotencia, confusión, responsabilidad, miedo y soledad. No era la primera vez que documentaban violaciones israelíes, pero sí fue la primera que lo hacían sin la presencia de Jamal durante el incidente: «Fue extraño y aterrador que él sea ahora el incidente». Hizo hincapié en el vínculo especial que comparte con su marido e imaginó la impotencia que uno sentiría si su ser querido viviera una situación así. Al ver a su marido y a sus tres primos sentados en el suelo, rodeados de colonos y soldados israelíes, Jihad temió lo peor. Le preocupaba que les dispararan o les acusaran falsamente de intentar hacerles daño. Vio que los soldados los esposaban y les tapaban los ojos con una sábana antes de llevárselos. Todos quedaron en libertad una semana después.

las casas de la familia Abu Es'efan son visibles debajo del asentamiento de Kiryat Arba
Las casas de la familia Abu Es’efan se encuentran justo debajo del asentamiento de Kiryat Arba.

La situación ha empeorado desde que la extrema derecha israelí subió al poder. Iamar Ben-Gvir, que ahora es ministro de Seguridad Nacional y vive en los asentamientos de Kiryat Arba’, ha declarado públicamente que «Israel debe ignorar la Autoridad Palestina y que los palestinos de Cisjordania deben volver a vivir bajo la ocupación israelí, sin derecho a tener documentos de identidad israelíes (los carnés azules) ni seguro médico». También insiste en que todo israelí debe ir armado. Como resultado, los colonos ejercen ahora un control total sin posibilidad de conversaciones o negociaciones razonables con los soldados. Pero al mismo tiempo, las familias no sienten tanta diferencia, ya que «al fin y al cabo se trata de una fuerza de ocupación», afirma Jihad.

La aparente coordinación, protección e impunidad que ofrece a los colonos la SHABAK (Agencia de Seguridad de Israel) es motivo de gran preocupación para la comunidad palestina. Los colonos tienen conocimiento de los lugares para atacar y saben cuándo y dónde llevar a cabo sus ataques. Este nivel de coordinación entre colonos y la SHABAK sugiere un profundo conocimiento del panorama operativo, lo que garantiza que los colonos no sufrirán ningún daño durante sus asaltos.

El apoyo y la protección implícitos del SHABAK plantean cuestiones preocupantes sobre la relación entre el Estado y los colonos. Sugiere que el Estado no sólo reconoce las actividades de los colonos, sino que permite y protege activamente sus acciones. El conocimiento preciso por parte de los colonos sobre las zonas seguras, elección del momento oportuno y su confianza en llevar a cabo ataques mientras evitan sufrir daños refuerza aún más la noción de un esfuerzo coordinado entre colonos e instituciones estatales.

El 21 de junio, unos días antes del incidente de Abu Es’efan, hubo otro ataque de colonos en Turmus’ayya en el que murió un hombre palestino por disparos. Días después nos enteramos del ataque a la familia de Abu Es’efan en al Khalil. ¿Por qué cuando los colonos atacan a personas palestinas, el resultado es que una persona palestina es detenida, herida o incluso asesinada, pero ninguna persona israelí resulta lastimada?

Según un informe traducido por Arabi 21 de la fuente original Maariv, se afirma que SHABAK tiene capacidades digitales avanzadas e información detallada sobre todos los colonos. Se dice que incluso tienen una brigada dedicada a prevenir la violencia de los colonos. Sin embargo, parece haber un desacuerdo entre el ex jefe del ejército Aviv Kochavi y el ex ministro de Seguridad Interior Omer Bar Lev sobre quién tiene la autoridad para abordar la cuestión de los colonos que cometen delitos contra las personas palestinas. El informe sugiere que SHABAK, a pesar de contar con los recursos necesarios, no está cumpliendo con sus responsabilidades a la hora de ocuparse eficazmente de estos colonos. La disputa entre Kochavi y Bar Lev gira en torno a la cuestión de qué autoridad de seguridad es finalmente responsable de ocuparse de los delitos relacionados con colonos. Ambas personas han intercambiado acusaciones sobre las funciones concretas que tienen asignadas.

En un artículo compartido por la agencia de noticias israelí Haaretz, titulado «Israel’s Army Chief Is Complicit in Jewish Terror», Avner Gvaryahu, director de Breaking the Silence, expresó su frustración con los altos mandos israelíes que reconocen el terror israelí como terror y, sin embargo, no hacen nada al respecto. Gvaryahu destacó que la realidad se ha hecho patente ante sus ojos y observaciones, y afirmó que las fuerzas del ejército se han transformado efectivamente en una fuerza de seguridad armada, que protege a los infractores de la ley implicados en la perpetración de masacres y que garantiza su regreso seguro a casa.

En un caso como el ataque de los colonos a Huwara el 26 de febrero, ha habido distintas versiones sobre la actuación de los soldados israelíes. CNN hizo referencia a las imágenes retransmitidas en directo por Palestine TV que mostraban a soldados israelíes disparando gas lacrimógeno contra edificios residenciales atacados por colonos, aunque éstos afirmaron que el gas lacrimógeno se utilizó para dispersar a la multitud. Sin embargo, la revisión de vídeo de CNN no reveló disparos directos de los soldados contra los colonos. Las fuerzas de ocupación israelíes declararon su intención de separar a los dos bandos, utilizando gases lacrimógenos, granadas aturdidoras y disparando munición real al aire para dispersar el disturbio.

Aunque CNN también destacó el ataque de los colonos como una respuesta de represalia a anteriores asesinatos de israelíes por personas de palestina, desató la indignación en las comunidades israelíes donde el Times of Israel citó a Halevi, jefe de Estado Mayor de las fuerzas israelíes de ocupación, diciendo: «Las FDI evitan muchos atentados terroristas cada semana. Por desgracia, no hemos podido evitar los últimos. También deberíamos haber evitado lo que ocurrió tras el atentado de Huwara».

Parece que las fuerzas israelíes de ocupación sólo detienen los ataques o «presuntos» ataques de personas palestinas como ocurrió con Iyad Al-Hallaq, un palestino autista que fue asesinado a tiros por un soldado israelí. El soldado afirmó haber confundido el teléfono de Al-Hallaq con un arma y, asombrosamente (o quizás ni siquiera), ¡no ha tenido que rendir cuentas! Imagina que Iyad fuera un colono israelí, ¿seguiría libre el oficial? ¿O habría ocurrido siquiera este incidente? A Iyad le dispararon porque era palestino; si eso no es racismo o apartheid, ¡no sé lo que es!

Cabe destacar que la condena a la violencia de los colonos por parte de los principales medios de comunicación israelíes e internacionales, que perdura desde hace años, recientemente ha recibido una mayor atención durante los periodos relacionados con el gobierno de extrema derecha. Esta mayor atención puede dar la impresión de que el problema se debe principalmente a las acciones de la extrema derecha. Antes, algunos israelíes consideraban a estos colonos mentalmente inestables o acusaban a las personas palestinas de difundir información errónea, lo que provocaba frustración y escepticismo. Sin embargo, ahora hay un cambio ya que se alinea con los intereses de los israelíes de izquierdas y sus protestas contra el gobierno de derechas. Me pregunto, ¿dónde estaban estas voces cuando se atacaba a las personas palestinas antes de que este gobierno actual tomara posesión?

Entre el 30 de mayo y el 4 julio se denunciaron 117 ataques de colonos israelíes contra personas palestinas en Cisjordania. Estos ataques causaron heridas a 36 personas palestinas, tres de las cuales fueron por disparos con munición real. Un palestino perdió la vida el 21 de junio en Turmus’ayya. Los colonos también dañaron propiedades palestinas en 71 ocasiones. Las fuerzas israelíes intervinieron en un incidente, hiriendo a 41 palestinos, entre ellos dos niños. En total, unos 160 palestinos resultaron heridos, y 41 casas y 75 vehículos resultaron completamente dañados o quemados.

Dicho todo esto, y mientras la Autoridad Palestina no tenga poder ni interés en proteger a su pueblo, me pregunto: ¡¿CÓMO DEBEN PROTEGERSE LAS PERSONAS PALESTINAS?!

El Estado israelí se construyó sobre el genocidio, las masacres y la limpieza étnica. Esto no es sólo mi relato como persona palestina, sino que ha sido documentado por los soldados israelíes que cometieron estos crímenes. «Un soldado metió a las personas palestinas en una jaula y las mató, otro cogió el subfusil y les disparó», atestiguó un soldado entrevistado en el documental Tantura.

En 1948 la cobertura de los medios de comunicación era limitada, pero las pruebas permanecen aún en la memoria de los que están presentes. Setenta años después hay aún una campaña para borrar los recuerdos y las pruebas a toda costa. Jihad menciona que las fuerzas israelíes de ocupación se llevaron el teléfono de Jamal para borrar lo que había documentado, e incluso se llevaron el grabador de video digital de su casa para comprobar y borrar todas las películas.

Puede ser abrumador experimentar tal impotencia ya sea de primera mano o al visitar a las familias afectadas. Sin embargo, a pesar de estos retos, aún hay esperanza de que la gente se tome el tiempo de leer, escuchar y comprender. Puedes alzar tu voz con nosotres.

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