Recordar el coste humano

Mientras el mundo observa cómo se desarrolla la situación en Palestina, es esencial recordar el coste humano de la ocupación, especialmente para las personas más jóvenes y vulnerables.
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A man and a boy walk towards a military checkpoint

Con el comienzo del nuevo curso escolar en Palestina, muches estudiantes se enfrentan a diario al terror y a la incertidumbre. El viaje de ida y vuelta a la escuela está plagado de peligros, ya sea por los ataques de los colonos, las incursiones militares israelíes en las escuelas o la amenaza constante de experimentar una detención mientras viajan a través de los puestos de control fronterizo. Estas experiencias, que son una sombría realidad para muches niñes de Palestina, ponen de relieve las dificultades de cursar estudios bajo la ocupación.

Para las personas estudiantes palestinas, la sensación de miedo está siempre presente, sobre todo en zonas como Hebrón y Masafer Yatta. Estas regiones son conocidas por sus zonas cerradas, donde la presencia militar y la violencia de los colonos forman parte de la vida cotidiana. Las personas estudiantes pasan a menudo por varios puestos de control fronterizo de camino a la escuela, y cada uno de ellos es un posible detonante. Es inimaginable pensar que les niñes, cuya principal preocupación debería ser aprender y jugar con sus amistades, se vean en la obligación de sortear tales obstáculos para asistir a sus clases. Hay que preguntarse: ¿Cómo pueden la mente y el espíritu de un(a) niñe centrarse realmente en el aprendizaje cuando sienten preocupación por el miedo a lo que pueda ocurrir en el próximo puesto de control fronterizo? ¿Cómo pueden concentrarse en sus estudios cuando la amenaza inminente de violencia o arresto ensombrece cada paso de su camino?

Psicológicamente, estas experiencias se cobran un precio inmenso. Muchas personas estudiantes sufren ansiedad y miedo debido a sus encuentros diarios con personas soldado y con colonos israelíes. El simple hecho de viajar a la escuela se convierte en un calvario, ya que a menudo se hace esperar a les niñes y a les adolescentes en los puestos de control fronterizo, se les somete a cacheos humillantes y se les obliga a acatar las órdenes de las personas soldados, que dependiendo de su antojo, pueden negarles o retrasarles el paso. Imagínese la carga emocional que supone estar de pie en un puesto de control fronterizo, sin saber si se le dejará pasar, sabiendo que cualquier vacilación, cualquier paso en falso, puede acarrear consecuencias nefastas. La amenaza constante de violencia y la imprevisibilidad de estas interacciones crean un entorno de inestabilidad y miedo, que inevitablemente obstaculiza la capacidad de aprendizaje y crecimiento de las personas alumnas.

Igualmente angustiosos son los ataques que se producen dentro del recinto escolar. Los colonos, alentados por la protección del ejército israelí, irrumpen con frecuencia en las escuelas, atacando a las personas alumnas y a les profesores por igual. Estas agresiones pueden ir desde palizas físicas hasta tiroteos y, en muchos casos, el ejército israelí apenas interviene, sino que ofrece protección a los colonos armados. Esto crea un terrible desequilibrio de poder: las personas agresoras están fuertemente armadas y protegidas por fuerzas militares, mientras que las personas víctimas—estudiantes y educadores—quedan indefensas. Los mismos lugares destinados a criar y educar a les niñes se convierten en lugares de violencia y miedo, lo que socava aún más el proceso educativo y deja traumatizadas a las personas estudiantes.

La situación en Gaza es aún más trágica. Muchas escuelas de Gaza han quedado total o parcialmente destruidas tras repetidas ofensivas militares. Estos bombardeos, que han tenido como objetivo barrios enteros y zonas residenciales, han causado la muerte de personas alumnas y profesores, mientras que otras se han visto obligadas a huir para salvar sus vidas. En algunos casos, escuelas enteras han quedado reducidas a escombros, sin dejar ningún lugar al que les niñes puedan regresar para cursar sus estudios. Incluso cuando las escuelas siguen en pie, la amenaza constante de los ataques aéreos y el sonido constante de los bombardeos hacen imposible que las personas alumnas se concentren en sus estudios.

La destrucción de la infraestructura educativa en Gaza no es sólo una pérdida física; es también una pérdida de oportunidades. Muchas personas estudiantes de Gaza se han visto completamente privadas del acceso a la educación debido a los bombardeos, ya que las escuelas están demasiado dañadas para funcionar o las carreteras que conducen a ellas son inseguras. Para las personas estudiantes universitarias, la situación es igualmente grave, ya que muchas no pueden continuar sus estudios debido a la destrucción de los campus o a la imposibilidad de desplazarse a clase en medio de la violencia. No se puede exagerar el impacto psicológico de esta perturbación. Para les niñes y personas jóvenes adultas que ya han perdido familiares, amistades y compañeres de clase en los bombardeos, la pérdida de la educación representa un nuevo golpe para su futuro y para su sentido de esperanza.

Los efectos acumulativos de estas experiencias son devastadores. Para muches niñes y estudiantes de Palestina, la perspectiva de una educación regular es un sueño lejano, eclipsado por las realidades cotidianas de la vida bajo la ocupación. El trauma de la violencia de los colonos, las incursiones militares y la destrucción de escuelas deja cicatrices duraderas, tanto físicas como emocionales. Estas personas alumnas no sólo pierden clases de matemáticas o ciencias, sino que se les priva de la sensación básica de seguridad y estabilidad necesaria para que cualquier niñe prospere.

Mientras el mundo observa cómo se desarrolla la situación en Palestina, es esencial recordar el coste humano de la ocupación, especialmente para las personas más jóvenes y vulnerables. La educación es un derecho fundamental; todes les niñes merecen aprender en paz, sin miedo. Sin embargo, a tantes niñes de Palestina se les niega sistemáticamente ese derecho. Dediquemos un momento a pensar en cada estudiante que ha perdido su educación, su familia o sus amistades. Oremos para que cesen el sufrimiento y el miedo que estes niñes padecen a diario y por un futuro en el cual las personas estudiantes palestinas puedan asistir a la escuela sin la sombra amenazadora de la violencia y de la ocupación.

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