El calcetín detenido

Me agotan los innumerables acuerdos internacionales que prometen “derechos de la niñez”. Las palabras están por todas partes, pero no tienen ningún peso en nuestra realidad. Comparar estas idealistas declaraciones con la vida aquí es desgarrador.
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A shoe, a sock and an edge of a table on a tiled floor

El 13 de octubre, como parte del equipo palestino de ECAP, intentamos entrar en Tel Rumeida, en Al-Jalil/Hebrón—una zona restringida rodeada de numerosos puesto de control fronterizo. Durante años, la entrada a esta zona ha sido difícil, especialmente para las personas que no residen allí.

Estábamos casi seguros de que no nos permitirían la entrada. Las personas soldado israelíes del puesto de control fronterizo poseen los números de identificación de todas las personas residentes y exigen una identificación para permitir el paso. Incluso con una identificación, el puesto de control fronterizo puede cerrarse inesperadamente. Además, cualquier persona que entre se arriesga a sufrir acoso, ataques o detención, todo a discreción de las personas soldado.

Mientras atravesábamos el puesto de control fronterizo, mis compañeros respondieron a las repetidas preguntas de las personas soldado sobre nuestro propósito allí. En un momento de tranquilidad, me fijé en un calcetín pequeño, transparente y con puntos blancos que estaba tirado en el suelo. Disimuladamente le hice una foto, preguntándome qué historia habría detrás, aunque sabía que nunca obtendría respuestas.

¿A qué se enfrentaba esa niña al pasar por este puesto de control fronterizo? ¿Volvía de un acto escolar, de una boda o de casa de una amiga? Fuera lo que fuera, era algo alegre. Pero lo más probable es que esa alegría terminara antes de atravesar este lugar oscuro y fuertemente vigilado. Un lugar donde las personas soldado—rodeadas de cámaras y aisladas de miradas ajenas—ejercen un control absoluto.

¿Por qué tiene que soportar esto un niño o una niña? Esa niña, como muches otres niñes de Palestina, probablemente ha vivido toda su vida dentro de esta realidad de puestos de control fronterizo. ¿Ella sabe cómo es la vida sin ellos?

La infancia en Palestina está plagada de miedo y penurias. Según la ‘Defence for Children International (DCI) Palestine’ [Defensa de Niños y Niñas Internacional (DNI) Palestina]’, en el 2024 hubo 86 niñes que perdieron la vida en Cisjordania, 85 niñes de Palestina en detención administrativa y 242 niñes sufrieron detención por motivos de “seguridad”. Estas cifras siguen aumentando.

Todos los días, cientos de niñes de Palestina pasan por los puestos de control fronterizo, considerando esto como una experiencia en una vida “normal”. Las personas extranjeras preguntan a veces por qué les niñes sonríen o dan la mano a las personas soldado. ¿Cómo explicar a les niñes que esto no es normal, que estas personas soldado no están aquí para protegerles? Estes niñes no conocen otra realidad.

¿Cómo explicamos a un niño o a una niña que su vecindario está bajo vigilancia constante? ¿Qué elles no pueden sostener una bandera palestina en su comunidad? ¿O que quienes les controlan, acosan o detienen protegen a otro grupo que vive cerca y habla otra idioma?

Una historia que nunca podré olvidar es la de Hind Rajab, una niña de seis años de Gaza. Una investigación forense realizada en el Reino Unido descubrió que 335 balas de un tanque israelí impactaron en el coche de Hind, matándola. La investigación concluyó que “no era posible” que les operadores del tanque no vieran a les niñes dentro. Sus últimos momentos me persiguen—el terror de estar sola, rodeada de una familia que ya no podía responder ni consolarla antes de que más balas acabaran con su vida.

¿De qué “infancia” habla el mundo? Los niños y las niñas de Palestina se enfrentan a luchas y a traumas que ningún niñe debería conocer.

Me agotan los innumerables acuerdos internacionales que prometen “derechos de la niñez”. Las palabras están por todas partes, pero no tienen ningún peso en nuestra realidad. Comparar estas idealistas declaraciones con la vida aquí es desgarrador.

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